UGT denuncia una vez más la dramática lacra del bajo nivel de competencias digitales básicas de los trabajadores y trabajadoras españolas, una realidad que reflejan seis nuevos informes de carácter internacional y nacional que confirman las dificultades que tiene nuestro país para atraer, retener o mejorar nuestros ratios de talento digital, lo que repercute de forma muy negativa en cualquier proceso de transformación tecnológica.

Así, mientras el Foro Económico Mundial, en su documento The Global Human Capital Report 2017, afirma que España desperdicia el 34,4% de su talento nacional, la OCDE considera que nuestro país infrautiliza el 41,3% de su mano de obra (OECD Employment Outlook 2018) para situar a nuestro mercado de trabajo en la posición 32 en la lista de los países más competitivos del mundo a la hora de atraer talento, según el Ranking de Talento Mundial 2017 de IMD.

Asimismo, el estudio The Digital Talent Gap, confeccionado por Capgemini y LinkedIn coloca a España a la cola de todos los países estudiados en talento digital, con una media de 42 trabajadores de cada 10.000 con este perfil (Reino Unido asciende a 95 y Francia a 56). A estas decepcionantes e inadmisibles cifras, hay que sumar otras ya conocidas, como el hecho de que la mitad de los españoles no dispone de competencias digitales básicas, según estudios de la Comisión Europea.

Retraso en la modernización del tejido productivo

Estas cifras tienen consecuencias en la modernización de nuestra economía retrasando de forma muy evidente el desarrollo tecnológico de nuestro tejido productivo. El anterior Gobierno, en las conclusiones a su propuesta de Estrategia Digital, ya destacó que la principal barrera para la transformación digital de las PYMES era la “escasa formación de los empleados”. Lo mismo opinan la empresa de software B-Talent, que afirma que la principal dificultad que encuentran las empresas para afrontar este proceso es la “falta de personal que lidere la transformación digital” y la escuela ISDI, que califica la “falta de talento y conocimiento digital” como el freno más habitual a hora de llevar a cabo cualquier proceso de digitalización empresarial. Pero estas carencias no sólo afectan a las plantillas: B-Talent también detectó que el 32% de los mandos intermedios y el 34% de la alta dirección tenían un “nivel digital bajo”.

Las empresas no forman a sus empleados

Según el INE, el 77% de las empresas españolas no proporcionan actividades formativas en competencias digitales a sus empleados y únicamente el 4% de las PYMES da formación a sus trabajadores, algo que también confirma la empresa B-Talend al suscribir que “la formación que reciben los profesionales en temas digitales es inferior al 50%”. Es más, según datos de Capgemini y LinkedIn, “cerca del 50% de los empleados invierte por su cuenta, con su propio dinero y en su tiempo libre, en el desarrollo de sus capacidades digitales”, como consecuencia de que “los presupuestos para formación en capacidades digitales se mantienen o se reducen en más de la mitad (52%) de las organizaciones (el 48% en España); y un 50% reconoce que no dejan de hablar de la carencia de las competencias digitales, pero que no hacen mucho para reducirla”.

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UGT considera que España no se puede permitir volver a perder el tren de otra revolución, sea industrial o digital. Nuestra economía no puede quedarse al margen de las transformaciones que están haciendo nuestros competidores, ganando en competitividad hasta el punto de dejar a nuestras empresas y a nuestra economía en meros comparsas.

El sindicato reclama el inicio de un profundo proceso de recualificación digital a nuestra mano de obra activa y que los poderes públicos y privados tomen conciencia de esta deficiencia, para elaborar y negociar con las Representación Social, con la máxima prioridad posible, un plan exhaustivo y con alta dotación presupuestaria para formar digitalmente a los trabajadores de nuestro país.

El principal objetivo de las políticas activas de empleo, así como de cualquier plan de formación liderado por cualquier AAPP o empresa debe ser la alfabetización y la inclusión digital de los trabajadores y trabajadoras. El futuro de nuestra economía depende de ello.

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