La historia de los últimos años de los Detroit Pistons es una de las más fascinantes de la historia reciente de la NBA, la mejor liga del mundo. Todo el mundo recuerda aquella temporada 22-23, en la que el equipo de la Conferencia Este comandado por Dwane Casey, alcanzó uno de los peores récords que puede tener un equipo de la NBA. Por desgracia para ellos, estuvieron 28 partidos consecutivos sin conocer la victoria, la más larga de la historia de la liga, terminando aquella temporada con un récord de 14-68.
La temporada la entidad se cansó de ser el peor equipo de la liga y acudieron al mercado para tratar de darle la vuelta a la situación. A través de la agencia libre adquirieron los servicios de Tobias Harris, y también ficharon desde Dallas a Tim Hardaway para apoyar desde el banquillo con su buen tiro de tres. También se hicieron con dos de los rookies más deseados, Ron Holland y Ausar Thompson.
Sin duda, el cambio más grande fue en los banquillos con la adquisición de J.B. Bickerstaff. El entrenador había sido despedido al final de temporada tras conseguir un buen cuarto puesto con los Cavs. Poco tiempo después los Pistons no desaprovecharon la oportunidad y lo firmaron. Las expectativas eran tratar de no hacer el ridículo como el año anterior, pero fue aún mejor que eso.
Con un núcleo joven liderado por el base Cade Cunningham y el pívot Jalen Duren, junto a los nuevos fichajes más veteranos, formaron un conjunto que daba miedo por su gran defensa y capacidad de contraataque. Finalmente, consiguieron meterse en playoffs con un récord de 44-38. Luego, en la postemporada, perdieron con los Knicks 4-2 en primera ronda, pero plantaron cara al equipo de la Gran Manzana con Cunningham destacando como uno de los mejores bases de la liga y un conjunto rocoso al que costaba hacerle puntos.
Esta temporada, la afición esperaba que se alcanzaran los mismos logros que el año pasado, pero sin duda están en un momento idílico. Tras su última victoria ante los Pacers, han conseguido su décima victoria consecutiva, cosa que no conseguían desde la temporada 2007-2008. El pasado lunes, Jalen Duren, que volvía de lesión, se hizo dueño de la pintura con 31 puntos, con 12/13 en tiros de campo y 15 rebotes, acompañado por la gran actuación de Daniss Jenkins que añadió 26 puntos. Ante el peor equipo de la NBA no echaron de menos a los lesionados Cade Cunningham, Tobias Harris y Ausar Thompson, todos ellos piezas importantes.
Ahora mismo, se encuentran liderando la Conferencia Este por encima de equipos como los Cavs, Knicks o los 76ers. Tan solo los actuales campeones, OKC, tienen un récord mejor que el Equipo del Motor. El cambio en tan solo dos años es impresionante: de conseguir uno de los peores récords de la historia, a liderar la tabla con una superioridad aplastante. Sí que es cierto que la conferencia Este tiene menos nivel que la Oeste, pero no se puede desprestigiar el gran nivel del conjunto dirigido por J.B. Bickerstaff.
La explosión de su jugador franquicia, Cade Cunningham, la temporada pasada fue un hecho que permitió creer a la afición que en los próximos años vendrán grandes cosas. Tan solo llevamos 15 partidos de la presente temporada, pero este gran inicio invita a pensar que este puede ser el año en el que los Pistons volverán a la cúspide de la mejor liga del mundo.