El diccionario del fútbol cuenta con varias frases que han trascendido más allá del deporte. Entre todas ellas, existe una que ocupa un lugar especial y que simboliza la irrupción de lo imprevisto en cualquier ámbito de la vida. Un grito futbolístico que se ha transformado en una fórmula lingüística, en una metáfora cultural que se emplea cuando un acontecimiento rompe pronósticos y se desbarata la lógica establecida: “¡Salta la sorpresa en Las Gaunas!”

El origen de esta frase está íntimamente ligado al CD Logroñés, un club que, desde la humildad, marcó una época en la Primera División española durante los años 80 y 90. En su estadio, Las Gaunas, el equipo riojano protagonizó gestas que parecían imposibles como victorias y empates ante Real Madrid o Barcelona que alimentaron la idea de que allí siempre podía pasar algo inesperado. Ese espíritu de resistencia y capacidad para desafiar a los grandes dio sentido a la expresión, que con el tiempo se convirtió en un emblema cultural.

Un estadio con mística

El Estadio de Las Gaunas, hogar histórico del CD Logroñés, fue durante décadas el epicentro del fútbol en Logroño. Inaugurado en 1924, el antiguo estadio albergó innumerables partidos memorables, desde los días de la Segunda División hasta las gestas en Primera. En 2002, se inauguró el nuevo campo con el mismo nombre enfrente del anterior y su moderna estructura de más de 16.000 localidades conserva el peso emocional de la historia.

Sin embargo, actualmente, Las Gaunas también encierra una problemática particular: el hecho de que tres equipos compartan el mismo estadio, UD Logroñés, SD Logroñés y DUX Logroño (en fútbol femenino), genera tensiones en la gestión, el mantenimiento y la disponibilidad del campo. La convivencia de diferentes proyectos deportivos en un único escenario implica un uso intensivo que desgasta el césped, multiplica los conflictos de horarios y complica la identidad del estadio como “casa” exclusiva de un club. Así, lo que en su origen fue un símbolo de unidad, hoy se convierte en un terreno compartido que refleja tanto la riqueza como las divisiones del fútbol logroñés contemporáneo.

La historia del CD Logroñés

El Club Deportivo Logroñés nació en 1940, fruto de la fusión de varios equipos locales que buscaban consolidar el fútbol en La Rioja. Durante décadas se movió entre categorías modestas, sin llamar demasiado la atención en el panorama nacional. Sin embargo, su identidad fue creciendo al calor de Las Gaunas, un estadio que pronto se convirtió en símbolo de pertenencia para la ciudad. Allí se forjó una afición fiel y apasionada, que acompañó al equipo en los momentos de anonimato y que sería testigo de sus gestas más recordadas.

El gran salto llegó en los años 80, cuando el CD Logroñés logró ascender a Primera División por primera vez en su historia, en 1987. A partir de entonces, el club vivió su época dorada, consolidándose varias temporadas en la élite y protagonizando aquellas sorpresas que darían origen a la célebre frase. Sus partidos contra los grandes equipos de España eran más que encuentros deportivos: eran episodios de resistencia, orgullo y superación para una ciudad pequeña que desafiaba a colosos.

Durante aquella etapa, destacaron nombres como el de Julen Lopetegui, Quique Setién, Miguel Ángel Lotina o el Tato Abadía en el terreno de juego e Irureta, Paunovic, Aimar o David Vidal en los banquillos. No obstante, el sueño no fue eterno. A finales de los 90 y principios de los 2000, los problemas económicos e institucionales precipitaron el declive del club, que acabó desapareciendo en 2009 tras años de crisis.

Dos clubes para una misma ciudad

Del vacío que dejó la desaparición del club nacieron varios proyectos distintos fundados ese mismo año entre los que destacaron dos: la Unión Deportiva Logroñés, con una gestión más profesionalizada, que logró estabilizarse en el fútbol nacional y alcanzar en 2020 el sueño de debutar en Segunda División, devolviendo a la ciudad a categorías de prestigio tras décadas de ausencia; y la Sociedad Deportiva Logroñés, fundada por aficionados y de carácter más asociativo. Esta busca preservar el espíritu popular y cercano del antiguo CD Logroñés.

Así, la desaparición de un símbolo dio lugar a una dualidad futbolística en Logroño, donde dos clubes distintos, con filosofías complementarias, mantienen viva la memoria del CD Logroñés y ofrecen a la afición nuevas páginas de historia. Actualmente, ambos militan en la Segunda RFEF del fútbol español, es decir, la cuarta categoría, donde competirán en el Grupo 2 de la misma.

El Logroñés, pese a sus altibajos y posteriores dificultades institucionales, sigue siendo recordado como el origen de una metáfora que trasciende el deporte y conecta con la épica de lo improbable y, pese a su desaparición, toda la afición de Logroño mantiene viva la esperanza de que vuelva a ‘saltar la sorpresa en Las Gaunas’ en un partido de Primera División.

Súmate a El Plural

Apoya nuestro trabajo. Navega sin publicidad. Entra a todos los contenidos.

hazte socio