La WWE ha vivido una de las veladas más emotivas de su historia reciente. John Cena se ha despedido definitivamente de los cuadriláteros en un evento que ha quedado grabado en la memoria de los aficionados. Tras más de dos décadas siendo una de las caras visibles de la compañía, el luchador estadounidense ha dicho adiós en un combate cargado de simbolismo.

El adiós no ha llegado con victoria, pero sí con un reconocimiento absoluto del público. Cena ha caído derrotado, pero el resultado ha pasado a un segundo plano ante la magnitud del momento y la trascendencia de su figura en la historia de la lucha libre profesional.

Derrota final, respeto eterno

El combate de despedida ha enfrentado a Cena con un rival de primer nivel, en una lucha intensa que ha mantenido la tensión hasta el último segundo. Finalmente, el estadounidense ha sido superado, cerrando su carrera deportiva con una derrota que ha sido entendida como parte del relato épico de su trayectoria.

Lejos de generar decepción, el resultado ha sido recibido con una ovación unánime. El público ha reconocido que la grandeza de John Cena no se mide por una victoria final, sino por todo lo que ha representado durante años dentro y fuera del ring. 

Tras finalizar el combate, Cena ha permanecido varios minutos en el ring, visiblemente emocionado. Ha agradecido al público su apoyo incondicional durante tantos años y ha reconocido que la WWE le ha dado “todo lo que es” como profesional y como persona. Las gradas han respondido con cánticos y aplausos interminables. Compañeros de vestuario, leyendas de la empresa y miembros del staff han seguido el momento desde backstage, conscientes de que se estaba cerrando una etapa irrepetible en la historia de la compañía.

Un legado irrepetible en la lucha libre

La salida de John Cena ha simbolizado el final de una era dorada para la WWE. Pocos luchadores han tenido una influencia tan profunda en el negocio, tanto a nivel deportivo como mediático. Su compromiso con causas solidarias y su imagen pública han reforzado su estatus como referente. La WWE ha rendido homenaje a uno de sus mayores iconos, consciente de que su legado seguirá vivo en los aficionados y en las nuevas generaciones de luchadores que han crecido viéndole triunfar.

John Cena ha sido mucho más que un campeón. A lo largo de su carrera, ha conquistado 16 campeonatos mundiales, igualando el récord histórico de Ric Flair, y se ha convertido en el rostro de la WWE durante una de sus etapas más exitosas.

Su carisma, su conexión con el público y su capacidad para reinventarse le han permitido trascender generaciones. Ha sido héroe para muchos, villano para otros, pero siempre una figura central del espectáculo. Su famosa frase “You can’t see me” ha quedado grabada en la cultura popular.

John Cena se ha marchado como vivió su carrera: con honestidad, entrega y respeto. No ha necesitado una victoria para cerrar su historia, porque su huella ya estaba escrita desde hace tiempo. El wrestling ha perdido a uno de sus grandes nombres, pero ha ganado una leyenda eterna. La noche de su despedida ha confirmado que John Cena no solo ha sido un campeón, sino un símbolo de toda una época.

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