Este martes arrancala ronda de dieciseisavos de la Copa del Rey, una fase que resume como pocas el espíritu del torneo: estadios llenos de ilusión, desplazamientos históricos, duelos en los que David se mide a Goliat... A partir de ahora, además, entran en escena cuatro gigantes que todavía no habían debutado en la competición: Athletic Club, Real Madrid, FC Barcelona y Atlético de Madrid, todos ellos participantes en la próxima Supercopa de España.
Su llegada eleva el foco mediático, pero también reabre un viejo frente que cada temporada genera dudas en los clubes de Primera División: qué se puede y qué no se puede hacer con los canteranos y jugadores del filial para evitar una alineación indebida. Un error que, en Copa, no se corrige: se paga con eliminación directa.
La tentación de la cantera… y el límite reglamentario
Las primeras rondas del torneo del KO suelen ser terreno copado por las rotaciones. Entrenadores de equipos de Primera aprovechan para dar descanso a los titulares y minutos a jugadores menos habituales o procedentes del filial. Athletic, Barça, Madrid y Atlético, con canteras especialmente potentes, no son una excepción.
Pero el reglamento de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) es claro y no deja demasiado margen a la interpretación. Para iniciar un partido, cada equipo debe presentar al menos siete futbolistas con ficha del primer equipo, es decir, que formen parte de la plantilla de la categoría en la que militan. Solo así se considera válida la alineación inicial.
Durante el desarrollo del encuentro, además, el equipo no puede tener en el campo a más de cuatro jugadores que no pertenezcan a la plantilla del primer equipo. Superar ese límite implica alineación indebida… y derrota administrativa.
La excepción que tranquiliza a los entrenadores
La principal novedad reglamentaria de esta temporada introduce un matiz importante. Si un equipo comienza el partido cumpliendo la norma y, posteriormente, una expulsión provoca que se quede con menos de siete jugadores del primer equipo sobre el césped, no se considerará alineación indebida.
Es un cambio relevante que responde a las quejas expresadas en el pasado por varios entrenadores. Uno de los más críticos fue Xavi Hernández en su etapa como técnico del FC Barcelona, cuando llegó a calificar la norma de “estúpida” tras verse obligado a modificar alineaciones por miedo a una roja que pudiera costar la eliminación. Ahora, ese escenario queda cubierto por la excepción, siempre que la situación no sea consecuencia directa de una maniobra voluntaria del club.
El otro gran riesgo: las sanciones arrastradas
Más allá del uso de canteranos, hay otro factor que históricamente ha provocado algunas de las alineaciones indebidas más sonadas de la Copa del Rey: las sanciones pendientes de la temporada anterior.
En Copa, las tarjetas y sanciones no siempre se “borran” de un año para otro, y un futbolista que arrastre una suspensión puede dejar a su equipo fuera del torneo con solo saltar al césped. Es un detalle que obliga a los clubes a revisar actas, resoluciones disciplinarias y antecedentes antes de confeccionar la convocatoria.
El más famoso es el caso Cheryshev. En diciembre de 2015, el Real Madrid alineó al futbolista ruso ante el Cádiz en dieciseisavos pese a que arrastraba una sanción de la edición anterior. El partido se jugó, los goles subieron al marcador… y todo quedó en nada. El Cádiz denunció, la Federación dio la razón al club andaluz y el Madrid fue eliminado administrativamente.
Menos conocido, pero igualmente ilustrativo, es el caso Chumi. En la temporada 2018/19, el FC Barcelona alineó al central del filial ante el Levante en Copa pese a que el jugador había sido sancionado en una competición distinta. El Levante denunció alineación indebida, pero lo hizo fuera de plazo, por lo que el recurso fue desestimado y el resultado se mantuvo. El episodio, sin embargo, volvió a poner de relieve lo fino que es el margen de error.
Un torneo sin red de seguridad
La Copa del Rey no entiende de rectificaciones ni de segundas oportunidades. Un error administrativo pesa lo mismo que una derrota en el campo, y en una eliminatoria a partido único puede resultar letal.
Con los grandes ya en escena y con estadios pequeños soñando con la machada, los focos apuntan al césped… pero los clubes saben que el primer partido también se juega en los despachos. Revisar fichas, sanciones y normativas es tan importante como decidir el once inicial. Porque en la Copa, a veces, la mayor trampa no está en el rival, sino en una alineación mal hecha.
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