El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, acudió este jueves a Bruselas con motivo del Consejo Europeo que reúne a todos los líderes de la Unión Europea (UE). Entre las materias debatidas se encontraban la reiteración del apoyo a Ucrania, el refuerzo de la seguridad y defensa comunitarias y las relaciones exteriores y la vecindad de los Veintisiete, todas ellas afrontadas con una posición común que comparten los diferentes Estados. Sin embargo, el orden del día reflejaba un punto de fricción que lleva varios meses enfrentados a dos bloques de países: el tope al precio del gas.

Los dos bloques claramente diferenciados, más aún después del fracaso del encuentro mantenido entre los responsables de energía de los diferentes países, no consiguieron alcanzar un acuerdo el pasado martes. Por un lado, el liderado por España y encabezado por Teresa Ribera, vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, que defienden establecer un tope al precio del gas útil y que auxilie a las familias, inspirado en la excepción ibérica. Por el otro, los países que se muestran preocupados por la afectación que esto puede tener al tejido empresarial y a la seguridad del suministro, liderados, como no podía ser de otra manera, por Alemania y Países Bajos. La propuesta de estos últimos: un irrisorio e inoperante tope establecido en 200 euros/MWh calificado por Ribera como “broma de mal gusto”.

Sánchez, claramente decepcionado con la situación, pero optimista de cara a la nueva reunión de ministros de Energía del próximo lunes, ha querido poner fin a la deriva de los países inmovilistas. “Hoy, casi dos meses después, tras la falta de resultados del Consejo Extraordinario de Energía del pasado martes, no podíamos seguir dando vueltas a esta misma discusión, que llevamos desde hace muchos meses liderando desde España”, señalaba en la rueda de prensa posterior al Consejo Europeo. 

La urgencia por aprobar un mecanismo que abarate la factura de la luz de las familias antes de la llegada del invierno ya ha caducado, pues la estación fría ya se ha insertado en el interior de los hogares. Sin embargo, Berlín y La Haya tienen ahora en sus manos conseguir un acuerdo antes de que termine el año y lleguen las navidades. La península ibérica tiene garantizado el suministro de gas para todo el invierno, con las reservas desbordas incluso exportando a Francia, y cuenta con una fórmula que regula su precio (300 euros/MWh menos que en el resto de Europa). Por el contrario, los países con los precios más altos y las menores garantías paralizan el acuerdo, haciendo pagar al resto de socios europeos su decisión.

Comparativa europea

“Hemos mandatado a nuestros ministros de Energía para que el próximo lunes alcancemos un acuerdo definitivo en esta cuestión. Si logramos aprobar los tres reglamentos, habremos logrado un importante éxito político para Europa y España”, apuntaba el presidente. Este optimismo, aseguraba, se debe a las conversaciones mantenidas con el resto de líderes, que le han llevado a dilucidar que “estamos más cerca que nunca”.

No obstante, mientras se mantiene el bloqueo, el Gobierno español no se mantiene impasible. Por el momento, España mantiene también bloqueados, como respuesta, los dos reglamentos referidos a las compras de gas conjuntas y la aceleración de los permisos a renovables, los cuales Ribera quiere incluir en un paquete conjunto con el tope y pretende paralizar hasta que así sea. La que parece la última oportunidad antes de que se acabe el año se celebrará en próximo lunes 19, momento en el que los responsables de energía se verán de nuevo las caras en Bruselas.