El Tesoro Público prevé cerrar el año con una emisión neta de 35.000 millones de euros, 5.000 millones menos respecto a los 40.000 millones previstos y 10.000 millones de euros por debajo respecto a los 45.031 millones de cierre del año pasado, por los mayores ingresos tributarios y las menores necesidades de financiación, y prevé un ahorro de 1.500 millones de euros en carga financiera.

Así lo ha detallado el secretario general del Tesoro y Financiación Internacional, Carlos San Basilio, en un encuentro con medios de comunicación para hacer balance del Programa de Emisiones del Tesoro en 2018, ejercicio para el que prevé una emisión neta de 35.000 millones de euros, un 12,5% menos respecto a lo previsto y un 22,3% menos que el cierre de 2017.

San Basilio ha explicado que la reducción de la emisión neta se debe a una gestión más eficiente de la Tesorería que pretende no acumular saldos innecesarios en la cuenta del BCE, y por las menores necesidades de financiación y de aportaciones a instrumentos como el FLA, que se ha reducido por las menores necesidades de déficit en algunas CCAA y por el hecho de que algunas han acudido a mercado para complementar el fondo de liquidez, como el caso de Andalucía y Baleares.

Asimismo, ha destacado que ha sido un año "relativamente cómodo" para el Tesoro en el que se han reducido las necesidades de financiación, y en consecuencia se están reduciendo las emisiones. De hecho, el Tesoro tiene previsto no convocar la emisión de deuda a largo plazo prevista para el 13 de diciembre, al haberse cubierto ya los objetivos de financiación para todo el año.

A su vez, ha cuantificado en 1.500 millones de euros en términos de caja (2.000 millones de euros en Contabilidad Nacional) el ahorro en carga financiera gracias a la menor necesidad de endeudamiento y los bajos tipos de interés.

Devoluciones anticipadas del 'rescate' de Bruselas

Durante el presente ejercicio hay que destacar las tres amortizaciones anticipadas que se han realizado del préstamo del Mecanismo Europeo de Estabildad (MEDE) para la recapitalización del sistema financiero, lo que se conoce como el 'rescate' que Rajoy tuvo que solicitar a Europa. En estos momentos el Tesoro español es capaz de financiarse en mejores condiciones que las implícitas en el préstamo europeo, lo que ha permitido que en 2018 se hayan realizado amortizaciones por un importe global de 8.000 millones.

Esta es la mayor cantidad amortizada en un único ejercicio y es prácticamente idéntica a la suma de los desembolsos realizados en el conjunto de los últimos cuatro años (9.000 millones). Estas amortizaciones han permitido reducir la deuda pendiente hasta 23.721 millones de euros, el 57,4% de los 41.333 millones de euros prestados.

Asimismo, ha aumentado la aportación del Tesoro a la Seguridad Social, que ha pasado de 10.192 millones de euros en 2017 a 13.833 millones este año.

Sin problemas para prestar a la Seguridad Social

La reducción de la emisión neta en 10.000 millones respecto al año pasado se producirá a pesar del aumento de la aportación a la Seguridad Social, que ha pasado de 10.192 millones en 2017 a 13.833 millones en 2018. El organismo no descarta tener que realizar más préstamos a la Seguridad Social el próximo año, según ha apuntado San Basilio, que ha matizado que el anuncio queda sujeto a las necesidades finales de la Seguridad Social.

San Basilio ha valorado que los costes de financiación a medio y largo plazo han sido muy bajos, por lo que confía en que se sigan reduciendo las necesidades de financiación futura en un entorno "previsible" de aumento "gradual" de los tipos de interés.

El coste medio de la deuda en circulación se sitúa en mínimos

Hasta la fecha, el Tesoro público ha colocado títulos por 131.485 millones de euros, lo que representa el 97,5% de las emisiones previstas a medio y largo plazo. En 2018 se han mantenido unas buenas condiciones de financiación. El coste medio de la deuda en circulación ha seguido reduciéndose, hasta situarse en 2,39%, constituyendo un mínimo histórico. Asimismo, el coste medio de las nuevas emisiones se ha mantenido también en una cifra similar a los últimos años, situándose en el 0,67%.

El Tesoro ha seguido en 2018 con su objetivo de alargar la vida media de la deuda en circulación que se sitúa en 7,52 años, frente a los 7,13 del pasado ejercicio.

Finalmente, hay que señalar la diversificación de la base inversora y la progresiva recuperación de inversores que los últimos años no participaban en las compras de deuda pública, lo que pone de manifiesto la confianza en la economía española. En este sentido, hay que destacar la participación de inversores asiáticos en la emisión sindicada realizada en junio, la mayor desde 2012.