Bajo la batuta de Joseph Oughourlian, presidente de PRISA y fundador del fondo Amber Capital, el principal grupo mediático español vive una sacudida sin precedentes. En el último mes, Oughourlian ha emprendido una profunda reorganización en sus buques insignia –la Cadena SER y el diario El País– que ha provocado inestabilidad interna y un visible viraje editorial. Fuentes del sector describen un clima de incertidumbre entre periodistas y directivos, ante una línea informativa ahora más acomodaticia con el poder y un control empresarial crecientemente centralizado.
El cambio de rumbo se evidenció con directrices expresas de Oughourlian a sus principales comunicadores. Según fuentes de la SER, el máximo accionista de PRISA transmitió esta semana a varias de sus estrellas radiofónicas la orden de “hacer menos seguidismo del Gobierno” –es decir, reducir la sintonía con las tesis del Ejecutivo– acompañada de otra indicación igual de significativa: “No tiene sentido hablar tanto del novio de Ayuso”.
Con este mandato, Oughourlian instaba a restar protagonismo a las causas judiciales que implican a Alberto González Amador, empresario investigado (y pareja de la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso), a pesar de la relevancia informativa del caso. La instrucción no fue casual: llegó justo en una semana crítica para González Amador, cuando el Tribunal Supremo recibía el testimonio de su exabogado –confirmando que el imputado autorizó un pacto de conformidad con la Fiscalía– y, además, el alto tribunal desestimaba una demanda del propio González contra la ministra María Jesús Montero, quien lo había tildado de “defraudador confeso.
Un mes de cambios vertiginosos en la cúpula de PRISA
Las órdenes editoriales de Oughourlian son solo la punta del iceberg de una cadena de cambios fulminantes en la estructura de PRISA. En pocas semanas, el inversor francoarmenio ha acometido una purga silenciosa de altos cargos y el nombramiento de nuevos directivos afines a su proyecto. A mediados de mayo, tras una dividida junta de accionistas, Pilar Gil –hasta entonces directora financiera del grupo– fue promovida a consejera delegada de PRISA Media, consolidándose como la “mano derecha” de Oughourlian. Este movimiento supuso la salida de Carlos Núñez, que encabezaba la división de medios, y representó el inicio de una renovación integral de la cúpula.
Poco después, la Cadena SER –líder en radio informativa– también vio sacudida su dirección. El director general, Ignacio Soto, fue destituido y reemplazado por Jaume Serra, mientras que la veterana periodista Montserrat Domínguez dejó la jefatura de contenidos, cargo que recayó en Fran Llorente, exdirector de informativos de TVE. Estas sustituciones supusieron la salida de figuras históricas de PRISA, como el propio Carlos Núñez y José Miguel Contreras (quien había sido fichado meses atrás como responsable de contenidos estratégicos), en favor de perfiles de bajo perfil público pero leales al nuevo rumbo empresarial. La intención declarada de Oughourlian con estos relevos es reducir el peso de los nombres tradicionales y fomentar una gestión más vertical y controlada de los medios del grupo.
El colofón de esta oleada de cambios llegó a principios de junio, cuando Pepa Bueno fue destituida como directora del diario 'El País', casi cuatro años después de asumir el puesto. En su lugar, el consejo de PRISA –presidido por el propio Oughourlian– propuso a Jan Martínez Ahrens, hasta ahora responsable de El País América, como nuevo director. La salida de Bueno, una periodista de reconocida trayectoria, se produjo apenas dos semanas después de la remodelación en la SER, reforzando la sensación de que en PRISA se estaba viviendo un auténtico “mes de los diez cambios”. Estos relevos en cascada han sacudido tanto las redacciones como los altos despachos, generando un terremoto interno y la percepción de que ninguna posición era segura ante la determinación del accionista mayoritario por redibujar el organigrama.
Amber Capital toma el control: centralización y pérdida de autonomía
La transformación de PRISA responde a la estrategia de Amber Capital, el fondo liderado por Joseph Oughourlian, para consolidar su control sobre el grupo. Tras resistir un intento fallido de sectores próximos al Gobierno por desplazarlo de la presidencia, Oughourlian ha reforzado su posición con una ampliación de capital de 40 millones de euros y una refinanciación de la deuda hasta 2029. Estas medidas, aprobadas pese a la oposición de consejeros independientes, han propiciado una reconfiguración del Consejo de Administración y la salida de perfiles críticos como Isabel Sánchez y Pepita Marín. En paralelo, se ha dado paso a una nueva cúpula directiva alineada con los intereses del fondo.
Bajo el argumento de modernizar el grupo y garantizar su viabilidad financiera, Oughourlian ha centralizado el poder y remodelado la línea editorial de medios como El País y la Cadena SER. Aunque públicamente se insiste en una independencia crítica ajena al Gobierno, el giro editorial se traduce en una actitud más complaciente con determinados poderes y un menor énfasis en el periodismo de denuncia. Analistas advierten de una pérdida de pluralidad y autonomía informativa, con un modelo cada vez más regido por criterios financieros y de control interno. El alcance de este cambio estructural y su impacto en la credibilidad del grupo aún está por medirse.