La volatilidad en los mercados financieros , desde el de renta variable hasta el de divisas, ha descendido de manera considerable en lo que va de año, una señal de que los inversores están apartándose de la cautela que dominó el año pasado, principalmente en el último trimestre, aun cuando la incertidumbre aún persiste en la economía global.

La medida que refleja y en casos anticipa las turbulencias en los mercados mas comúnmente aceptada es el VIX, esto es un índice cotizado en la cámara de futuros de Chicago cuyo activo subyacente no es mas que la volatilidad de las principales acciones del índice bursátil S&P500.

Cuando los inversores temen por la pérdida de valor de sus carteras acuden al mercado de opciones para cubrirlas y la volatilidad y por tanto el VIX sube , cuando la situación es de optimismo se deshacen estas coberturas y el VIX retrocede. No en vano se le conoce como el índice del miedo.

Pues bien, en lo que llevamos de semana el índice del miedo ha alcanzado su nivel mas bajo desde principios de octubre, colocándolo en el mismo nivel que se encontraba antes del comienzo de las caídas que se produjeron en el último trimestre del año pasado.

VIX

El índice cayó 9.4% esta semana hasta 13.51. Esto marcó su novena semana de pérdidas, la racha más larga de la historia. La medida ha bajado un 47% en 2019.

Estas expectativas de calma suponen un cambio sustancial con respecto al año pasado, cuando la volatilidad, no solo de acciones sino del mercado de renta fija aumentó enormemente. Los comentarios de la Reserva Federal de que cesará  en su política de subidas de tipos de interés ha sido suficiente para frenar de golpe la volatilidad en los mercados y consecuentemente las bolsas , sobretodo las americanas, han experimentado una recuperación sin precedentes.

Ahora, apenas dos meses después, lo que parecía ser un mal presagio en diciembre es visto por algunos como una mera perturbación estadística. Sin embargo, quedan todavía elementos que hacen dudar de la coherencia de este fenomenal movimiento. Las estimaciones del riesgo de una recesión han aumentado.

Se han publicado recientemente estudios de varias de las principales firmas de investigación económica en las que la probabilidad de una recesión aumentaba del 20% al 25% en los EE. UU.  y para el próximo año , uno de los principales bancos americanos, habla de un 40% de probabilidad de recesión. Todo ello  sin olvidar que en Europa ya existen países tan importantes como Italia en recesión técnica y Alemania está en el límite con crecimiento de su Producto Interior Bruto en torno al 0%. Y China sigue con su política de ajuste destinada a reducir el exceso de endeudamiento de su economía doméstica que sin lugar a duda actuará como freno a su expansión económica , freno que se trasladará sin lugar a duda al resto de las economías del planeta.

El efecto desaceleración seguirá por tanto pisando fuerte y los riesgos potenciales del mercado continúan. La disputa comercial entre Estados Unidos y China, aunque en los últimos días se han dado señales muy positivas , aún no se ha resuelto. Se ha conseguido posponer la imposición de penalizaciones a las importaciones chinas de Estados Unidos, pero los puntos mas conflictivos como el de la propiedad intelectual y el trasvase de información de productos de tecnología están todavía lejos de solucionarse.

En Europa, la posibilidad cierta de una prórroga a la salida del Reino Unido de la Unión Europea e incluso de la convocatoria de un nuevo referéndum, propuesta apoyada ya por el Partido Laborista británico, es sin duda un elemento de optimismo pero que en gran parte ya estaba anticipado por el mercado. Sin embargo la presión americana para la imposición de gravámenes de importación a los automóviles europeos se acentúa y no transcurrirá mucho tiempo hasta que seamos testigos de unas duras negociaciones en las que la incertidumbre volverá a aparecer.

Los inversores parecen estar experimentado un respiro de alivio pero éste se sostiene en bases muy poco sólidas. En menos de doces meses hemos presenciado dos explosiones de volatilidad, la primera fue en febrero del año pasado, y esto normalmente no es una coincidencia, sería imprudente por tanto considerar el último gran repunte del índice del miedo de diciembre como un hecho aislado. Y si nos centramos en Europa y mas concretamente en España, la situación es aún menos propicia para una recuperación.

Ya partimos del hecho de que el comportamiento de la bolsa española ha sido negativo desde finales del 2017 sin mostrar ni el menor atisbo de mejora, pero si eso le añadimos otros elementos contrarios como la coyuntura internacional ya mencionada, un banco central que se va a ver obligado a mantener los tipos de interés a niveles mínimos con el efecto negativo que ello conlleva para el sistema financiero (los valores que mas ponderan en el IBEX son los bancos) y la inminente celebración de elecciones generales con riesgo de que irrumpan en el escenario político partidos anti-europeístas, la posibilidad de recuperación es menos que mínima.

IBEX