La multinacional cervecera Heineken ha anunciado que dejará el mercado ruso de manera definitiva, por lo que se verá obligada a transferir su negocio a un nuevo propietario. La decisión hará mella en las cuentas de la cervecera holandesa y las pérdidas podrían ascender a los 400 millones de euros.

Esta decisión, motivada por la guerra de Ucrania, responde a diferentes causas logísticas y la empresa no ha querido ir más allá en sus explicaciones, pero ha señalado que "tras la revisión estratégica de nuestras operaciones, hemos concluido que la propiedad del negocio de Heineken en Rusia ya no es sostenible ni viable en el entorno actual. Como resultado, hemos decidido dejar Rusia".

Para ello, Heineken ha señalado que llevará a cabo un “transferencia ordenada” del negocio a un nuevo propietario, de acuerdo con la normativa internacional y local, pero continuando con las operaciones durante el periodo de transición para evitar la nacionalización y garantizar la seguridad y el bienestar de los empleados.

En lo referido a los salarios y a la situación laboral en la que se encontrarán los trabajadores de la empresa en Rusia, Heineken ha garantizado que se hará cargo de pagar los salarios de sus 1.800 trabajadores en el país hasta que finalice el año. Además, ha querido dejar claro que no obtendrá ningún beneficio de la transferencia de la propiedad a pesar de que pronostica una caída económica de unos 400 millones de euros, aproximadamente, más los costes no monetarios asociados.

A principios de marzo, la multinacional ya había decidido interrumpir la producción, publicidad y venta de la marca Heineken en Rusia, pero no lo ha hecho oficial hasta ahora porque la multinacional estaba analizando la situación estratégica y las condiciones futuras de sus operaciones en el país. Previamente, ya había cancelado nuevas inversiones y exportaciones destinadas al gigante euroasiático.