El pasado jueves, Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, anunciaba el acuerdo alcanzado con el presidente de la República francesa, Emmanuel Macron, y el primer ministro portugués, Antonio Costa, para construir un corredor verde (BarMar) que una la península ibérica con Francia y, en definitiva, con la totalidad del continente. Así, las tensiones despertadas en torno al MidCat, debido a la negativa francesa a su finalización, parecían difuminarse con el nuevo proyecto para unir Barcelona con Marsella. Sin embargo, esto ha sido simplemente un espejismo y las discusiones han vuelto entre los países vecinos por los plazos de construcción y finalización del corredor submarino.

Las pretensiones españolas buscan la celeridad en la construcción, destacando la necesidad de reforzar la independencia energética de Europa. Teresa Ribera, vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, aseguraba este domingo que, tras contrastar los datos con Enagás, compañía de transporte y gestora del sistema gasista español, el proyecto podría estar finalizado en un plazo de entre cuatro y cinco años. De hecho, desde el Ejecutivo se confirmaba que los detalles se pulirían en Alicante entre el 8 y el 9 de noviembre, en la cumbre Med9. Es en este momento cuando el Gobierno de Sánchez espera contar ya con un proyecto sólido que posibilite el inicio de los trabajos de construcción, algo con lo que su homólogo francés no parece estar tan de acuerdo.

Lo confirman los medios de comunicación franceses, que se hacen eco de las previsiones del Gobierno de la República: “como muy pronto estará construido en 2030”. Tajante el Ejecutivo de Macron, que se apoya en la baja producción y consumo de hidrógeno verde que, a estas alturas, llega a los hogares. Además, el proyecto debe definirse primero, lo que supone detallar los aspectos técnicos, adquirir los permisos ambientales y especificar la financiación con la que contará el corredor verde.

¿Cuáles son los detalles del BarMar?

El nuevo corredor verde ha recibido el nombre de BarMar por las dos ciudades que unirá, Barcelona y Marsella. Más allá de la poca originalidad de su denominación, el gasoducto tendrá una longitud estimada de 360 kilómetros, teniendo en cuenta que la distancia que separa la ciudad condal del destino francés es de 337,89 kilómetros, vía submarina. El nuevo tubo, evidentemente, transportará gas, pero en esta ocasión se pretende que sea ecológico en su amplia mayoría.

BarMar

El ojo está puesto en el hidrógeno verde, pero también en otras energía limpias y renovables. No obstante, también se contempla que pueda transportar gas natural, aunque solo en ocasiones de crisis que lo requieran de forma transitoria y temporal. Esta característica, garantizaba el Gobierno en el momento del debate, ya la cumplía el sentenciado MidCat, que ha sido descartado, de igual manera que su alternativa inicial que contemplaba conectar Barcelona con Livorno (Italia).

Además, la construcción del BarMar traerá aparejada el desarrollo de otro gasoducto entre la población portuguesa de Celourico da Beira y Zamora, un conducto que tendrá por nombre CelZa y que completará la unión gasística de los tres países. Con esto, la conexión de la península con Europa será definitiva, convirtiendo a España y Portugal en el nuevo hub del transporte energético europeo, beneficiando a ambos países.