Se acerca el final de año y, con él, la fecha de fin del paquete de medidas contra la inflación derivada de la guerra en Ucrania. El 31 de diciembre caduca este primer paquete antinflacionario y el nuevo plan contra la principal preocupación económica que acucia a Europa debe estar listo el 1 de enero. En este sentido, una de las medidas que suscita más interés, y también complejidad en su aplicación, es el descuento de 20 céntimos por litro de carburante. La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, ha admitido cierta falta de flexibilidad en la medida, dada su dificultad para adecuarla a los distintos niveles de renta y la posibilidad de que beneficie a todo el que tenga coche, pero no especialmente a las rentas más vulnerables.

La responsable económica del Gobierno sí ha adelantado que una de las opciones de esta medida es centrarla “en los sectores que se pueden ver más afectados”, entre los que ha mencionado el transporte, la agricultura, la ganadería y la pesca. Por lo tanto, la idea es que el ahorro en la readaptación del bono al carburante, que actualmente llega a 7.000 millones al incluir a los conductores particulares, pero supondría aproximadamente 1.500 millones si se aplica solo a profesionales, se utilice para financiar ayudas dirigidas a las familias.

En concreto, para aliviar el alza de precios de los alimentos, ya que son un 15,3% más caros que hace un año. De hecho, según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), en 2022 un hogar medio afronta un sobrecoste anual de 830 euros solo en alimentación. Por esta razón, Calviño ya adelantaba el viernes que contrarrestar la subida del precio de los alimentos será uno de los grandes objetivos de las medidas. El Ejecutivo se plantea ahora cómo paliar esa situación que enfrentan las familias para adquirir las tan necesitadas cosas del comer.

El camino para bajar el precio de las cosas del comer

Tras el parón estival, desde Unidas Podemos iniciaron conversaciones con grandes distribuidoras de alimentación para bajar el precio de estos bienes, pero estas no han llegado aún a cuajar, un hecho que aprovechó Carrefour para coger la delantera y sacar una cesta de bienes básicos por 30 euros. Esta iniciativa de la cadena francesa no convenció a los morados por la falta de determinados bienes que consideraban de primera necesidad, como los productos frescos. Por su parte, los socialistas no se mostraron convencidos de este tope a los precios de alimentos, ya que, tal y como afirmaron desde Agricultura, las intervenciones de los precios pueden tener efectos contraproducentes, como subidas en otros productos compensar pérdidas, falta de suministro o llegar a provocar una situación insostenible para las pymes.

Ahora, las propuestas que están adquiriendo más peso son dos. Mientras que en Unidas Podemos proponen una ayuda directa basada en un cheque de 300 euros destinado a aliviar el coste de la cesta de la compra, desde Hacienda recuerdan lo bien que han funcionado las rebajas realizadas al IVA del gas y de la luz. En concreto, la ministra de Hacienda y Función Pública, María Jesús Montero, se ha mostrado favorable a combinar medidas dirigidas a los colectivos vulnerables con iniciativas “para el conjunto de la clase media y trabajadora”. Por lo tanto, el Ejecutivo podría llegar a aplicar ambas medidas combinadas, los cheques y la rebaja del IVA. Sea como fuere, apenas quedan dos semanas para el final del año y para poder conocer cuál será el camino elegido para aliviar a las familias a la hora de hacer la compra.