Alberto Núñez Feijóo continúa sacando reuniones de debajo de las piedras para hacer tiempo hasta el debate sobre su investidura, que se celebrará los días 26 y 27 de septiembre. El presidente del Partido Popular (PP) no cuenta con los apoyos parlamentarios suficientes, pero aun así ha decidido asumir el encargo y dilatar los tiempos. Sin partidos con los que reunirse, el líder de la oposición ha acudido a los agentes sociales. El lunes se citó con Antonio Garamendi y Gerardo Cuerva, presidentes de la CEOE y de Cepyme, respectivamente. Este martes hizo lo propio con Pepe Álvarez, secretario general de UGT.

El último en la ronda de contactos ha sido CCOO, con cuyo líder ha mantenido este miércoles un encuentro. Así, Feijóo y Unai Sordo se han visto las caras, momento en el que no sabemos si habrán podido hablar de los planes de Feijóo con respecto a la reforma laboral, la reforma de las pensiones o las subidas del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), medidas todas apoyadas por los sindicatos y a las que el PP votó en contra. O si han considerado la cita un buen momento para que el político gallego explique si seguirá persiguiendo a las organizaciones sindicales en aquellas Comunidades Autónomas donde gobierna con Vox.

Persecución a los sindicatos

Feijóo busca el apoyo de los agentes sociales, no se sabe muy bien por qué, de cara a la investidura. Sin embargo, allí donde el partido que dirige ha conformado un Gobierno de extrema derecha con Vox, los sindicatos están siendo perseguidos. El territorio que inició este hostigamiento fue Castilla y León, gobernado por Alfonso Fernández Mañueco y su segundo de abordo, Juan García-Gallardo. En este territorio, ambos partidos han decidido eliminar el Servicio Regional de Relaciones Laborales de Castilla y León (SERLA) y recortar en 20 millones las ayudas que los agentes sociales reciben.

“Parásitos” y “comegambas” llamaron los representantes castellanoleoneses a los miembros de los sindicatos. Los servicios públicos unidos al empleo y los sindicatos, como la prevención de riesgos, la formación laboral o el asesoramiento ya han sufrido la guillotina del PP y Vox. Un recorte total que desde CCOO estiman que ha supuesto 42 millones de euros y que ha obligado al propio sindicato a realizar un ERE. El Ejecutivo de Castilla y León tampoco ha abonado la subvención de 1,3 millones correspondiente a la financiación de UGT y CCOO en 2023. Posteriormente, intentaron comprar el silencio sindical con una subvención opaca y fraudulenta que estos denunciaron.

Otras regiones

Esta realidad no es única de Castilla y León. La muestra por adelantado aportada por el Ejecutivo castellanoleonés solo responde a las diferencias del calendario electoral, que posibilitó que la coalición de PP y Vox se formase en 2022. Sin embargo, en el resto de comunidades, de donde emanaron gobiernos muy similares el pasado 28 de mayo, la ofensiva contra los sindicatos ya se está preparando. La Región de Murcia, última donde se ha constituido el Gobierno de coalición derechista, recoge una alusión a los sindicatos en el documento firmado entre los partidos.

Modificaremos la Ley de Participación Institucional para promover el método de concurrencia competitiva en la concesión de subvenciones, frente al modelo de subvención directa, garantizando así un uso más eficiente de los fondos públicos”, reza lo acordado. Los sindicatos, conociendo lo que ha pasado en Castilla y León y habiendo escuchado las palabras de los candidatos murcianos de Vox, no tienen duda de que esta es una clara referencia hacia ellos y su financiación.

No obstante, existen otras Comunidades Autónomas donde los acuerdos PP y Vox son más explícitos. En el caso de Extremadura, la moderada María Guardiola ha firmado un documento que contempla un “reducción considerable de las subvenciones a la patronal y a los sindicatos respecto a los percibido en el año 2022”. En Aragón, el papel firmado para hacer presidente a Jorge Azcón contempla la “racionalización de las subvenciones a los agentes sociales y las ayudas al desarrollo”. Por último, en la Comunidad Valencia está empezando a aumentar la tensión entre los sindicatos y el Gobierno, con lo que ello podría suponer.

Con esta tesitura, Feijóo ha decidido reunirse con los líderes de los dos máximos sindicatos nacionales en busca de su apoyo. De igual manera que cuando se reúne con el PNV o con Junts mientras negocia con sus socios de extrema derecha la disolución de las Comunidades Autónomas, el presidente del Partido Popular ha conseguido oportuno acudir a los sindicatos mientras su mano dura los castiga a lo largo del territorio español. Sin apoyos, pero sin vergüenza.