La participación del Estado en CaixaBank aumentará de un 16,11% a un 17,3% sin necesidad de adquirir nuevos títulos. Fuentes conocedoras confirman a ElPlural que el aumento de participación se debería únicamente a la amortización de acciones del banco y que tendrá que ser la Autoridad de Resolución Ejecutiva (FROB) la que tenga la última palabra como cualquier otro accionista. No obstante, todo indica que el camino elegido será el de aprovechar la recompra de acciones del banco catalán para aumentar su participación y mejorar la rentabilidad

Desde que la entidad anunciase su plan de recompra de acciones, ya ha desembolsado 1.214 millones de euros, lo que representa un 67% de los 1.800 millones contemplados en su plan estratégico. Con esto, CaixaBank incrementará su autocartera en torno a un 7% de su capital, que posteriormente será amortizado. Será en ese momento en el que los accionistas, entre ellos el FROB, tendrán que decidir si mantiene la participación actualizada o se deshacen de títulos para mantener su porcentaje de participación.

Ventajas para el Estado

Desde el fondo público se percibe un potencial creciente del banco catalán que invita a aceptar el aumento de la participación, más aún teniendo en cuenta la subida de tipos que establecerá el BCE este jueves. Esta es una de las razones por las que el Estado no quiere desprenderse de parte de sus acciones a un precio de en torno a los tres euros, ya que, los analistas esperan que superen los cuatro euros con las nuevas políticas económicas del banco europeo.

Además, de mantener todos sus títulos, el Estado recibiría dividendos superiores a los recibidos por los resultados de 2021 (190 millones). El FROB podría llegar a recibir 900 millones de euros procedentes de las cuentas de 2022, 2023 y 2024, lo que supondría un aumento de unos 60 millones debido al aumento de participación.

Por otro lado, el Gobierno no pretende retirar activos del banco presidido por José Ignacio Goirigolzarri después de las grandes pérdidas provocadas por el rescate a Bankia, del que tan solo a recuperado unos 3.000 millones de euros de un total de 24.000 millones. Teniendo en cuenta que la participación actual en CaixaBank oscila los 4.000 millones, las pérdidas del Estado aún ascienden a los 17.000 millones, el 70% de la inversión. En consecuencia, al Estado le interesa más mantener las acciones con la esperanza de recuperar lo invertido a largo plazo.