Los directores Econimics for Energy, Pedro Linares y Xabier Labandeira, presentaron esta mañana el Barómetro de Transición Energética en la sede madrileña de la Fundación de Cajas de Ahorro (FUNCAS). Este Barómetro analiza la evolución de la descarbonización, la asequibilidad de la energía y la seguridad de ésta. Y los resultados son que España ha bajado ligeramente sus emisiones durante 2018, mientras que en 2017 éstas subieron. Sin embargo, advierten los autores, eta bajada se debe, en parte al aumento de lluvias registrado en 2018, que permitió un mayor uso de las centrales hidroeléctricas, frente a las centrales térmicas. 

"Todavía estamos lejos de donde deberíamos estar en cuanto a emisiones", ha explicado Linares. "Deberíamos haber bajado un 20% con respecto a nuestro pico de emisiones en 1990 y aún estamos por encima". Los niveles de emisiones aún están por encima de los objetivos fijados por Europa y de los fijados por el Plan Nacional de Emisiones, un poco más laxo. 

El Barómetro también estudia cómo evolucionan las emisiones con respecto al PIB, para ver si nos podemos descarbonizar sin perder bienestar. En esto se han ido logrando avances, principalmente debido a que los servicios van teniendo más peso que la industria.

Con respecto a la asequibilidad de los precios energéticos, volvemos a estar cerca de los picos de precios de 2010, aunque ahí estamos más o menos en la media europea. Para los autores, los precios están "en un entorno razonable", pese a estar en pleno proceso de transición energética. Y el gasto en energía por PIB disminuye, debido sobre todo a las medidas de ahorro energético. Así, el gasto ha mejorado por encima de los precios. Somos más intensivos en energía que el resto de Europa, aunque nuestro clima es más benigno, pero intervienen otros factores como que dependemos más del transporte por carretera. Nuestro gasto de energía por PIB es cada vez menor, pero nos queda recorrido, que se consigue estimulando el ahorro en todos los sectores. 

Las energías seguras se pagan, las inseguras también

Donde no estamos mejor es en los niveles de seguridad económica. Es decir: que importamos petróleo y gas de países menos seguros, según el índice de riesgo/país del Banco Mundial. Así que las posibilidades de que tengamos cortes de suministro son ligeramente mayores, aunque España tiene sistemas de reserva que permiten prever esas circunstancias. Al depender de fuentes de energía externas y fijadas por mercados internacionales, la volatilidad de los precios es mayor y nuestra economía sufre. 

A medida que abandonamos los combustibles fósiles y nos pasamos a las renovables, "cambiamos un problema de seguridad por otro", señala Linares. Y es el riesgo de que esas fuentes de energía sean variables. Esto se controla mediante el sistema de reservas, las centrales de ciclo combinado que están "de guardia" para suplir a las renovables en caso de un dia sin viento o de sol. El coste de las reservas indica la seguridad de las renovables. Y el coste va descendiendo ligeramente, según aprecian los autores del Barómetro.

En conclusión, hemos tenido una cierta mejora en las emisiones, pero por factores que no controlamos. Lo que sí que empeora es la volatilidad de los precios y la seguridad de las importaciones. 

Las nucleares tienen cero emisiones, pero son mas caras que las renovables

Una alternativa para tener energía estable y sin emisiones de CO2 son las centrales nucleares, que generan mucha energía de manera muy estable y no generan emisiones. Pero es una alternativa cara. "Casi ningún país desarrollado se plantea tener más centrales nucleares, porque sus costes de contrstrucción son mayores que los de las renovables", señala Linares. "Pero si cerramos nuestras nucleares ahora sin construir más renovables, los costes suben y las emisiones suben". Las renovables son un poco más caras que el variable de la nuclear. Sustituir una nuclear por gas sube el recibo al consumidor entre un 5% y un 10%. Y emitiríamos 15 o 30 millones de toneladas más de CO2, aunque esa cantidad no tiene una influencia definitiva en el resultado final.  

Para Xabier Labandeira, la solución viene de una planificación politica con visión de futuro y de medidas redistributivas, como las que ya prevé el plan presentado por el Ministerio de Transicion Ecológica. "Necesitamos ponernos las pilas y priorizar políticas que son urgentes, aunque tardemos tiempo en ver los resultados", ha subrayado el economista. "Y la transición energética ha de ser también redistributiva, de tal manera que no reduzcamos emisiones a costa de ciertos sectores y permitamos a todos que haya una adaptación".