La vicepresidenta del Gobierno y ministra de Economía, Elena Salgado, ha insistido hoy en que la economía española no corre peligro por la decisión del país vecino de solicitar ayuda ante Bruselas. El Consejo de Ministros de Finanzas que se inicia mañana bajo la presidencia húngara analizará la petición, anunciada ayer y concretada esta mañana. De hecho, los expertos de la Unión ya han empezado a analizarla.

Pendientes del BCE
El mercado en España, que ya había descontado la eventualidad del rescate, parece más pendiente de la decisión del Banco Central Europeo (BCE) sobre los tipos de interés y de la subasta de letras a tres años, que ha resultado un éxito al bajar su rentabilidad en plena crisis portuguesa. A primera hora, la prima de riesgo española se mantenía por debajo de los 180 puntos básicos en relación al bono alemán a 10 años, que es el que se toma como referencia. La prima está en mínimos desde hace cinco meses. Un analista ha señalado a ELPLURAL.COM, que "parece claro que los PIG han perdido la S". PIGS es la denominación que popularizó Financial Times para referirse a los países periféricos de la Unión Europea (Portugal, Irlanda (también Italia), Grecia y España (Spain).

Una situación peor de lo previsto
Portugal ha intentado aguantar, pero la presión recibida, la inestabilidad política y el aumento del coste de la deuda, han hecho la situación insostenible. El primer ministro, José Sócrates, culpó ayer al rechazo parlamentario a las medidas de austeridad de la situación, pero durante los últimos días se había puesto de manifiesto que la situación de las finanzas del país era peor de lo que se había mostrado a la Unión Europea.

El Banco de España ha cifrado la exposición de los bancos españoles a la deuda soberana portuguesa en unos 3.500 millones de euros, pero según los últimos datos publicados por el Banco Internacional de Pagos (Bisf por sus siglas en inglés), la banca española controla casi 70.000 millones del crédito privado en Portugal.

Recortes en la deuda soberana
Los contínuos recortes de rating por parte de las agencias de calificación de riesgos, que rebajaron la nota de la deuda soberana y la de las emisiones de los bancos, han dado el golpe de gracia a Portugal, que se convierte en el tercer país de la zona euro que pide rescate en menos de un año, tras Grecia e Irlanda. Algunos medios apuntaban esta semana que los bancos portugues estaban exigiendo que se tomara esa medida, bajo la amenaza de no acudir a la compra de deuda soberana. El problema más acuciante es que Portugal tiene que pagar a finales de abril 4.300 millones de euros y otros 4.900 millones en junio. La rentabilidad que tenía que pagar por sus títulos superó el 7% en febrero y el 8% en marzo. En la última subasta, el tipo de interés llegó hasta el 10%, cifra inasumible para la salud económica portuguesa.