Banco SabadellBanco Sabadell abonará este lunes el segundo dividendo a cuenta de los resultados correspondientes a 2025, con una remuneración de 0,07 euros por título, lo que supone un pago global de aproximadamente 370 millones de euros. Esta distribución se enmarca en la estrategia de retorno al accionista que la entidad viene desarrollando a lo largo del ejercicio.

Este nuevo desembolso se añade al dividendo ya entregado el pasado 29 de agosto, también de 0,07 euros por acción. De este modo, el importe acumulado asciende a 740 millones de euros, una cifra equivalente al 46% del beneficio obtenido por el banco hasta el cierre del mes de septiembre.

La entidad tiene previsto realizar todavía un tercer pago con cargo a los resultados del ejercicio, de acuerdo con la política de remuneración aprobada en la última junta de accionistas, celebrada tras el intento fallido de OPA por parte de BBVA. Ese tercer dividendo está previsto para el periodo comprendido entre marzo y abril de 2026.

El plan de remuneración diseñado por Sabadell para el trienio 2025-2027 contempla un reparto total de 6.300 millones de euros. Este importe se materializará a través de dividendos en efectivo y programas de recompra de acciones, e incluye el compromiso de distribuir el 60% de los beneficios generados durante el periodo, así como la devolución íntegra del capital que supere el umbral del 13%. A ello se suma un dividendo extraordinario de 2.500 millones de euros ligado a la desinversión en TSB.

De forma específica para 2025, el banco prevé destinar cerca de 1.300 millones de euros a la remuneración de sus accionistas entre dividendos y recompras. Para los ejercicios 2026 y 2027, la entidad calcula que el retorno acumulado alcanzará, como mínimo, los 2.500 millones de euros.

La OPA hostil: el Sabadell se ha recompuesto

La entidad bancaria catalana salió victoriosa de un proceso que se extendió por más de un año y que fue un condicionante no solo de sus actividades, sino también de sus perspectivas de futuro. Si bien, el final de este episodio de su historia más reciente no ha dejado en una posición débil a este banco, sino que, pasados unos meses, ha logrado dar solidez a su posición financiera, su autonomía estratégica y su imagen ante el mercado, los clientes y las instituciones.

Ante la ofensiva que planteó el BBVA, la dirección del banco catalán defendió desde el primer momento la viabilidad de un proyecto propio, subrayando que la operación infravaloraba a la entidad y no respondía al interés de sus accionistas ni de la economía productiva a la que da servicio.

Tras el rechazo de los accionistas a la OPA, Sabadell aceleró su estrategia de fortalecimiento interno. El banco consolidó su rentabilidad, mejoró sus ratios de capital y redujo de forma significativa los activos problemáticos heredados de la anterior crisis financiera. Este proceso permitió recuperar la confianza de los mercados y estabilizar la cotización, al tiempo que reforzó su perfil como banco mediano especializado en pymes, empresas y banca de proximidad.

Uno de los factores clave de esta recuperación ha sido el buen desempeño de su filial británica, TSB, que pasó de ser un foco de incertidumbre a convertirse en un activo rentable y estratégico. A ello se sumó una política comercial centrada en el crecimiento orgánico, la fidelización de clientes y la digitalización de servicios, sin renunciar a la capilaridad territorial.

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