Las entidades financieras italianas están faltas de capital y necesitan equilibrar y limpiar sus balances. El Ejecutivo de Matteo Renzi mantiene contactos con Bruselas para buscar una solución legal para rescatar a sus bancos, pero al mercado le preocupa que las pérdidas recaigan sobre los accionistas, lo que ha provocado que la banca italiana se desangrara en bolsa durante la jornada de ayer.

El Monte dei Peschi, el banco más antiguo del mundo y el tercero mayor de Italia, se desplomó un 14% tras hacerse público que el Banco Central Europeo (BCE) le ha requerido que recorte en 10.000 millones su cartera de créditos morosos. La inquietud del mercado se incrementa, máxime cuando ayer el Monte dei Peschi fue suspendido de cotización en bolsa tras una información emitida por La Repubblica: el BCE exigía a la entidad un nuevo plan de saneamiento en un lapso de tres años.

Pero esta no ha sido la única entidad en caer, la suspensión también afectó a Unicredit -el primer banco del país- Banca Popolare Emilia Romagna y UBI Banca.

La situación es sumamente comprometida y Matteo Renzi ya está tomando cartas en el asunto. El primer ministro italiano busca, junto con la Comisión Europea y el BCE, una solución que se ajuste a la legalidad para rescatar a sus bancos. Renzi pretende presentar las medidas tomadas como un saneamiento de la banca, evitando aludir a un rescate.

Renzi está dispuesto a intervenir la banca e inyectar miles de millones de fondos públicos, pero prestará sumo cuidado a la gramática empleada. No se mencionará la palabra rescate para evitar que aumente la inquietud de los mercados y, mucho menos, permitirá que los ‘hombres de negro’ de Bruselas se dejen ver por Italia.

El portavoz comunitario de Competencia, Ricardo Cardoso, confirmó que “estamos en contacto con autoridades italianas” y recalca que “basándonos en los precedentes, hay varias soluciones que pueden aplicarse y que cumplirían completamente con las reglas europeas” sin que “tenga efectos negativos en los inversores minoristas”.

Los accionistas, preocupados

Tras los rescates financieros de 2008 y 2009 provocados por la crisis económica y la quiebra de Lehman Brothers, Europa decidió que se debían terminar los rescates a entidades bancarias con dinero público sin que, en primera instancia, los accionistas y acreedores sufrieran parte de las pérdidas. Este hecho es el que despierta la inquietud de los mercados ante la situación que debe afrontar la banca italiana