La intención de utilizar la inmigración como un arma arrojadiza dentro del debate público empuja a los voceros ultraderechistas, una vez más, a la incongruencia. Los inmigrantes nos quitan el trabajo y a la vez cobran paguitas, todo junto y mientras cometen todos los crímenes del país. La disonancia cognitiva de la derecha xenófoba y racista, capitaneada en España por Partido Popular (PP) y Vox, no solo es delirante, sino que encima no encuentra datos en los que sustentarse. Fedea, un think tank liderado por el presidente de CaixaBank, y la OCDE han expuesto esta situación.

¿Quitan los migrantes el trabajo a los españoles?

"La evidencia empírica sugiere que la inmigración no tiene efectos negativos significativos sobre las oportunidades de empleo ni sobre los salarios de los trabajadores nativos en España” Así lo certifica el estudio de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) publicada este miércoles, que asegura que el alarmismo creado en torno a esta premisa está, "en gran medida, injustificado". Es más, los migrantes suelen desempeñar los trabajos que la mayoría de españoles quiere hacer y cobran de media entre un 30% y un 40% menos.

“El consenso general es que la inmigración puede coexistir con un mercado laboral saludable, aportando beneficios a la economía local”, sentencia el artículo. Entonces, ¿a que se debe el airado discurso racista al respecto? “A pesar del aumento en la visibilidad mediática y el debate público, el análisis sugiere que muchas de las preocupaciones sobre el impacto de la inmigración en el empleo, los salarios y los servicios públicos están influenciadas por percepciones erróneas y desinformación", explica el estudio académico, que no entra a valorar el argumentario xenófobo que avanza en España y Europa.

Es más, los inmigrantes no solo no le quitan el trabajo a los españoles, sino que disfrutan mucho menos de los subsidios laborales que merecen cobrar porque los han generado con sus cotizaciones. Las personas migrantes muestran periodos de desempleo y cobro de paro mucho más cortos que los españoles, indica Fedea, “posiblemente debido a una mayor presión económica para encontrar trabajo rápidamente". Es decir, como suelen ser los trabajadores más pobres y precarizados, se lanzan rápidamente de vuelta al mercado laboral cuando son despedidos.

Normalmente, se emplean en la construcción, la agricultura o la hostelería se hundirían, donde suponen entre el 25 y el 50% de los trabajadores. Tampoco son los principales beneficiados del sistema público, ni mucho menos. Los migrantes aportan anualmente el 10% de todo lo recaudado por la Seguridad Social y tan solo son beneficiarios de un 1% del gasto. Además, tal y como confirman los datos de la Seguridad Social, usan los servicios públicos y las prestaciones sociales un 40% menos que los nacidos en España.

¿Y las paguitas?

A la derecha neoliberal y racista del país quizá le explote la cabeza, pero la mayoría de las paguitas que se dan en España es para los más ricos. Igual entre ellos hay inmigrantes que residen en el barrio madrileño de Salamanca o un fondo buitre con residencia en un país con, casualmente, fiscalidad baja; quién sabe, pero desde luego no van a las personas que llegan en cayuco a las costas, huyendo de la miseria y las guerras.

La propia Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico​ (OCDE) apunta que el 20% más rico de España se lleva el triple de ayudas públicas que el 20% más pobre.El think tank de las economías desarrolladas apunta a que los más ricos reciben el 30% de las paguitas, mientras que los más pobres y vulnerables tan solo el 12%. España se acerca aun pódium cuanto menos vergonzoso, ya que es el cuarto país más regresivo de entre los más ricos del mundo, tan solo por detrás de Italia, Grecia y Luxemburgo.

Sectores como el agrícola, donde nunca se ha visto recogiendo fresa a los que gritan contra la inmigración, son un claro ejemplo del reparto de ayudas. Así, mientras los pequeños propietarios, ni que decir de los trabajadores asalariados del campo (los que con suerte tienen contrato), viven al albur de las contingencias climáticas, el 60% de todas las ayudas de la Política Agraria Común (PAC) engorda los bolsillos de grandes terratenientes, según el informe del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés).

La lista Forbes engrosa sus cifras, la barra libre de ayudas a ricos se extiende por las CCAA españolas y las tasas de pobreza, exclusión y vulnerabilidad, entre ellas la AROPE, crecen. La población trabajadora, en la que se incluyen casi el 100% de los migrantes, se aglutina en los barrios y lo único público que reciben es, en el peor de los casos, una notificación de desahucio. Paguitas, hasta eso es de los ricos.