España se ha visto golpeada por una depresión económica sin parangón que hizo crecer las tasas de paro por encima de las cinco millones de personas en 2013. Una recesión que obligó a nuestro país a hipotecarse con sus acreedores a niveles sumamente elevados, alcanzando cerca del 100% del PIB, y llegando a pagar 90 millones de euros diarios por los intereses de la deuda pública.

Los conceptos macroeconómicos inmovilizaron la capacidad de acción del Ejecutivo estatal en muchos momentos, el miedo se instaló entre los economistas y la recuperación, todavía hoy, se vislumbra lejana. Sin embargo, los ciudadanos han conseguido voltear la situación y reducir los datos de desempleo en cerca de dos millones de personas. Pero, más allá de los datos crudos e imperfectos, son muchos los que todavía piden que se mejoren la calidad de los contratos, las condiciones y los salarios.

Gracias a un acuerdo entre el PSOE y Unidas Podemos, el Salario Mínimo Interprofesional ascendió desde los 736 euros hasta los 900. Ahora bien, ¿cuál es el salario medio? ¿Y el más frecuente? Las condiciones en España distan mucho de ser las ideales, aunque algunos gurús empiecen a predecir un aumento de la calidad de vida en nuestra ciudadanía. La brecha salarial sigue siendo una realidad palmaria, hay una disparidad de sueldos entre las comunidades evidente y los datos de hogares en riesgo de pobreza hablan por sí mismos.

El salario medio anual ha subido cerca de 1.300 euros desde 2008. Sin embargo, la media suele ser muy fluctuante teniendo en cuenta los extremos. Es decir, las rentas más elevadas aumentan la cifra sin que se ajuste a la realidad de los ciudadanos. Para ello, vamos a fijarnos en los datos que proporciona el Instituto Nacional de Estadística en referencia al salario mediano y al más frecuente. Mientras que el salario medio se sitúa en los 23.156 euros, el sueldo más frecuente que perciben los españoles (sin tener en cuenta la diferencia entre hombres y mujeres) es de 17.482. Cerca de 6.000 euros menos que se agravan si tenemos en cuenta la diferencia en la retribución por sexos, ya que las mujeres perciben (datos de 2016) como sueldo más común una cantidad de 13.500 euros. Un 22,85% menos que refleja la situación actual y evidencia el desequilibrio existente. 

Además de ello, si hacemos retrospectiva, podemos observar cómo el montante entre los hombres se ha elevado en cerca de 1.000 euros desde 2009 (últimos datos que proporciona el INE), mientras que las mujeres han sufrido una caída, pasando de los 14.490 euros a los 13.500 actuales.

Si la lupa se pone sobre el mapa, podemos ver diferencias significativas. El País Vasco reina en esta escala con un salario medio bruto anual de 27.480 euros, seguido de Madrid (26.630) y Navarra (25.468). Con 8.000 euros de desventaja encontramos a Extremadura (19.475) y las Islas Canarias (19.749). 

Las rentas de las familias siguen por debajo de los niveles de 2008, en lo que parecía el apogeo de la crisis. En 2017, los ingresos netos familiares eran de 27.588 euros anuales, 2.299 al mes. En 2008, éstos eran de 28.787, cerca de mil euros anuales más. Que los ingresos sigan por debajo de los niveles de hace diez años ha llamado la atención a Bruselas, que ya ha alertado en más de una ocasión a España acerca de sus niveles de paro, precaridad, probreza y desigualdad. 

La no recuperación de las ecomías familiares implica, además, más privaciones para éstas, como lo son no poder irse de vacaciones, no poder comprar un ordenador o no poder hacer frente a un imprevisto económico. O peor, no poder comer carne o pescado, no poder pagar la casa y no tener dinero para calentarse en invierno. 

Con muchos analistas presagiando una nueva depresión global, España trata de capear el temporal mediante políticas sociales que eviten un nuevo retroceso (más si cabe) en la calidad de vida de su ciudadanía. Limitar los precios del alquiler, conseguir contratos de carácter indefinido y acabar con los problemas de la estacionalidad en pro de una mayor estabilidad son algunos de los retos del futuro que los diferentes Ejecutivos habrán de afrontar.