Cuando la crisis empezaba a asomarse por el horizonte, en 2008, poco antes de la caída de Lehman Brothers que inauguró la crisis mundial, había en España un 23,8% de españoles en situación de pobreza o en riesgo de estarlo. Hoy, diez años después, no bajan del 26,6% Estas circunstancias se miden a través de varios indicadores, como la capacidad de hacer ciertos gastos, como irse de vacaciones, de afrontar imprevistos o la calidad del empleo. de Al grupo de personas en riesgo de pobreza y/o exclusión social según la Estrategia Europa 2020 se les denomina ERPE (personas En Riesgo de Pobreza y/o Exclusión) o, más comunmente, con las siglas en inglés AROPE (At Risk of Poverty and/or Exclusión/).

Mientras los indicadores económicos crecen por encima de la media europea, las personas en situación AROPE disminuyen muy lentamente. Y los datos recopilados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en su encuesta de reflejan que uno de cada cuatro españoles está en situacion de pobreza o la bordea peligrosamente. 

Especialmente graves son las cifras relacionadas con la pobreza infantil, que situan a España, esa economía que crece por encima de la media europea, como el tercer país de la UE en pobreza infantil. Casi uno de cada tres niños en España está en situación de pobreza o en riesgo de exclusión social, poco menos del doble que las personas mayores de 65 años. Sólo Letonia y Rumanía tienen cifras de pobreza infantil parecidas. Lo peor es que esta situación puede ser ser una condena de por vida. El 80% de los niños pobres serán adultos pobres y esta situación de desigualdad condena también al fracaso en los estudios y al abandono escolar prematuro, lo que les priva de la educación, una de las principales herramientas para evitar la pobreza. 

Las rentas de las familias siguen por debajo de los niveles de 2011, en lo que parecía el apogeo de la crisis. En 2017, los ingresos netos familiares eran de 27.588 euros anuales, 2.299 al mes. En 2008, éstos eran de 28.787, cien euros mensuales más. Que los ingresos sigan por debajo de los niveles de hace diez años ha llamado la atención a Bruselas, que ya ha alertado en más de una ocasión a España acerca de sus niveles de paro, pprecaridad, probreza y desigualdad. 

La no recuperación de las ecomías familiares implica, además, más privaciones para éstas, como lo son no poder irse de vacaciones, no poder comprar un ordenador o no poder hacer frente a un imprevisto económico. O peor, no poder comer carne o pescado, no poder pagar la casa y no tener dinero para calentarse en invierno.