La economía española continúa con su buena marcha de crecimiento, lo que ha obligado a muchos organismos a corregir sus previsiones a lo largo del año. Este lunes ha sido el turno de la Comisión Europea, que eleva en tres décimas sus estimaciones anteriores y sitúa el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) para 2023 en el 2,2%. España continúa ocupando las primeras posiciones de entre los Veintisiete y se distancia del 0,8% de media que se espera para la Unión Europea y la zona euro. 

Además, la economía española aventaja en gran medida al resto de grandes economías del viejo continente. La mejor colocada tras España es Francia, que crecerá un 1%, más de un punto por debajo del dato español. Italia (0,9%), Países Bajos y Polonia (ambas con un 0,5%) muestran progresiones de su PIB positivas, dejando a Alemania como única economía que verá retroceder su economía, un 0,4%.

No obstante, Bruselas advierte de que los datos se moderarán de forma generalizada durante la última parte de 2023 y los inicios de 2024. “Los indicadores apuntan a una desaceleración de la actividad económica en el verano y los meses venideros, con una continua debilidad en la industria y un debilitamiento del impulso en los servicios, a pesar de una fuerte temporada turística en muchas partes de Europa”, sostiene el Ejecutivo europeo.

Por este motivo, las previsiones de España para el curso 2024 se han visto reducidas, aunque tan solo en una décima. Así, se espera el PIB español progrese al 1,9% el próximo año, dato que sigue estando por encima de la media esperada para la UE (1,4%), que ha caído tres décimas, y para la zona euro, que pasa del 1,6% estimado en primavera al 1,3% revisado. "La Comisión Europea ha revisado al alza las previsiones de crecimiento económico para España este año y confirma que seremos el país que registre el mayor crecimiento de la UE”, han celebrado desde el Ministerio de Asuntos Económicos.

Las grandes economías se mantendrán por debajo del progreso español también durante 2024, siendo Francia la más cercana con un 1,2%, siete décimas por debajo de España. Bruselas prevé que el dato en Países Bajos se sitúe para el próximo curso en el 1%. Mientras, Italia, ya por debajo del punto porcentual, verá avanzar su PIB un 0,8% en 2024, valor similar al concedido a Polonia (0,7%). Por último, Alemania, que cerrará 2023 en negativo según las estimaciones, rebotará el año que viene hasta el 1,1%, dato inferior al 1,4% pronosticado en primavera.

En general, se espera que el impulso de crecimiento más débil en la UE se extienda hasta 2024, y el impacto de la política monetaria restrictiva desarrollada por el Banco Central Europeo (BCE) seguirá restringiendo la actividad económica. No obstante, desde la Comisión Europea se trasla confianza a futurio gracias al esperado "leve repunte del crecimiento el próximo año, a medida que la inflación siga disminuyendo, el mercado laboral se mantenga sólido y los ingresos reales se recuperen gradualmente".

Inflación por debajo de la media

El Ejecutivo comunitario también ha dado buenas noticias a España en materia de inflación. Desde Bruselas se prevé que la inflación cierre 2023 con un 3,6% de media, cuatro décimas menos de lo pronosticado en mayo. Para 2024 ha elevado el dato, situándolo en el 2,9%. En este aspecto, España también se destaca del resto de países, que marcan valores del precio de la vida mucho más avanzados.

La media de inflación esperada para el conjunto de la UE alcanza el 6,5%, a pesar de reducirse dos décimas con respecto a la estimación anterior. Bruselas espera que el dato conjunto de los Veintisiete cierre 2024 en el 3,2%, la mitad del dato esperado para 2023, pero aún algo más de un punto por encima del objetivo marcado por el BCE (2%). En lo que respecta a la eurozona, la inflación se ha revisado a la baja para 2023 con respecto a la primavera, pasando del 5,8% al 5,6% para 2023, pero aumenta una décima y sube al 2,9% para 2024.

Esta desaceleración se espera a pesar del aumento de la presión propiciado por la desaparición gradual de las medidas gubernamentales aplicadas para mitigar el impacto de los elevados precios de la energía. El descenso será más gradual para la inflación subyacente -aquella que descuenta la influencia de la energía y los alimentos- pues la repercusión de los elevados precios persistirá durante el primer semestre de 2023.