Imagínese que en los tiempos que vivimos de nula rentabilidad, le ofrecen la posibilidad de obtener un 4%, 5%, 6% e, incluso, un 7% de ganancia por su ahorro. Le resultará prácticamente imposible de creer, pero no.

Estos altos porcentajes corresponden a la rentabilidad por dividendo que ofrecían este mismo lunes muchas empresas cotizadas en la Bolsa española. El dividendo es la parte del beneficio empresarial que se destina a pagar a los accionistas y que las compañías reparten normalmente dos veces al año. Si compra una acción que en ese día cueste 100 euros y esta acción reparte un dividendo anual de 7 euros, el inversor consigue una rentabilidad del 7%. Así de sencillo.

Este mismo lunes, la acción de Naturgy (antigua Gas Natural Fenosa)  ofrece una rentabilidad por dividendo del 7,7% que la destaca del resto. Pero son otros muchos valores del índice bursátil Ibex 35 los que superan el 5% de ganancia por este concepto como Santander, Caixabank, Telefónica, Mapfre, Enagás, Repsol o Endesa. Bankia, Iberdrola, BBVA, Aena o Bankinter dan más del 4% por estos pagos a sus accionistas.

Para aquellos que la Bolsa les provoca cierto rechazo, la rentabilidad por dividendo puede ser un argumento para acercarse al mercado con la confianza de que, al menos, podrá obtener una buena ganancia por este concepto. Eso sí, no le exime de pérdidas. El dividendo se pagará normalmente pero el valor de la acción en el mercado puede fluctuar y, por tanto, es posible tanto ganar más vía precio de la acción o también perder dinero si ésta cae.

Como indica el subdirector del servicio de estudios de BME, Javier Garrido, normalmente las acciones con elevada rentabilidad por dividendo tienen un colchón que les hace menos vulnerables a las caídas, aunque no hay que olvidar que nos hemos metido en la Bolsa. También en momentos de pánico del mercado estos valores suelen recuperarse más rápidamente. La explicación es sencilla, ya que al bajar el precio de la acción y mantener el dividendo, la rentabilidad por este concepto sube y sube y atrae a nuevos inversores, provocando la subida de la acción.

Además, muchas compañías presentan planes muy específicos para elevar o mantener sus pagos al accionista. Tres buenos ejemplos son Naturgy, Enagás o la propia Repsol cuyos planes estratégicos a dos o tres años vista contemplan el incremento de estos pagos. Esto da más seguridad al accionista que sabe de antemano lo que cobrará en años venideros por el dividendo y el crecimiento que experimentará.

Por eso, para meterse en esta aventura del cobro de dividendo que como hemos dicho no está exenta de riesgo es necesario conocer estos planes de pagos que muchas compañías anuncian en sus Juntas de Accionistas, así como saber de la solidez del valor. Interesa entrar en empresas que sean muy sólidas y, como dicen los analistas, que tengan una buena generación de caja anual que les permite atender a estos pagos. En no pocas ocasiones, sobre todo en empresas más ligadas al ciclo económico, el dividendo se acaba recortando o termina desapareciendo si llegan las pérdidas a las compañías.

Para aquellos que gusten más de invertir a través de fondos de inversión, los hay especializados en invertir con este criterio del dividendo. Son fondos de Bolsa pero que llevan el apellido del dividendo y que pueden resultar convenientes sobre todo por el tratamiento fiscal más favorable para los fondos de inversión que para las acciones.

Una alternativa, pues, a los tipos cero de los depósitos y cuentas corrientes de los bancos, así como a la de la renta fija a corto plazo que ofrece tipos negativos. Pero no hay que olvidar que tiene riesgo y que es obligado buscar empresas muy sólidas y que puedan atender en el futuro inmediato estos compromisos.