BBVA ha negado que el despido de Antonio Béjar, expresidente de Distrito Castellana Norte, haya sido una represalia por su colaboración con la justicia por el caso Villarejo, por el que el exdirectivo ha recibido 1,7 millones de euros para evitar el juicio. A finales de la semana pasada la entidad envió un escrito a la Audiencia Nacional explicando las causas del despido disciplinario.

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Según los medios que han tenido acceso al docmuento, el escrito asegura que “los documentos obtenidos en la investigación interna y ya aportados a este procedimiento acreditan que el despido no fue una medida arbitraria, ni mucho menos una decisión espuria para buscar un chivo expiatorio”.

En la misma línea, el banco desmonta las acusaciones de Antonio Béjar contra BBVA y algunos de sus directivos y exdirectivos, como la no intervención del exdirectivo en los contratos con Cenyt, la sociedad de Villarejo.

En la documentación ofrecida a la Audiencia Nacional, BBVA aporta un correo electrónico de marzo de 2011 de Antonio Béjar a Rafael Redondo, apoderado de las empresas del grupo Cenyt, donde pide que le envíen a Julio Corrochano “un anexo con las modificaciones comentadas”.

A continuación, Redondo envió un correo a Julio Corrochano donde dice: "De acuerdo con lo hablado con Antonio acompaño para tu consideración borrador de anexo al contrato suscrito". Según la entidad, este borrador se corresponde con el texto firmado por Corrochano en nombre del banco.

BBVA también ha ofrecido la transcripción de una conversación entre Béjar y Redondo donde se muestra cómo el primero encarga a Cenyt una investigación sobre una finca de El Escorial. Según BBVA, esta documentación demuestra su intervención “en el cálculo de las primas de éxito de los contratos sobre investigaciones patrimoniales”, con el objetivo de encontrar bienes ocultos de empresarios morosos como Luis del Rivero y Fernando Martín.

La entidad también destaca que el informe forensic encargado a una consultoría externa no ha encontrado indicios de delito entre sus empleados: "No consideramos que ningún empleado o directivo de BBVA haya cometido ninguna infracción delictiva, pero sí nos parece innegable que se incumplieron normas y protocolos internos de la entidad. Así ocurrió en el caso del sr. Béjar, como muestran los documentos adjuntos al informe de PwC”.