El Banco de España ha emitido este martes su último informe del año, en el que se contemplan las previsiones para el cierre de 2023 y los próximos años. Una vez más, el organismo ha desinflado el globo del gobierno con unas estimaciones que reducen el avance del Producto Interior Bruto (PIB) y elevan las previsiones de déficit y deuda pública. Si bien el informe reconoce que la economía española crecerá un 2,4% este año, una décima más que en su previsión anterior, reduce al 1,6% la marca de 2024, dos décimas por debajo del 1,8% planteado en septiembre.

De cara a 2025, el organismo liderado por Pablo Hernández de Cos también ha rebajado, del 2% al 1,9%, el PIB esperado y ha apuntado a un 1,7% en 2026. No obstante, Ángel Gavilán, director general de Economía y Estadística del Banco de España, ha asegurado que las perspectivas a futuro son "relativamente favorables y sólidas", más en comparación con el resto de economías europeas. Los principales riesgos para abordar “con ambición” para evitar problemas endémicos del país la baja productividad, la elevada tasa de paro o el considerable desequilibrio fiscal.

Las cifras del Banco de España, como ya ha sucedido en otras ocasiones, son menos ambiciosas que las presentadas por el Gobierno a Bruselas, que a su vez ha avalado los números. El Plan Presupuestario remitido a la Comisión Europea establece que la economía española crecerá un 2,4% este año y se situará en el 2% el siguiente. El Ejecutivo confía en el dinamismo del empleo, la pujanza del comercio exterior y la resistencia de la demanda interna como motores de las finanzas del país.

Déficit y deuda

En materia de déficit y deuda pública, el Banco de España también ha emporado sus previsiones. El organismo estima que el déficit cerrará 2023 en el 3,8%, una décima por encima de lo adelantado en septiembre, y lo mantiene en el 3,4% de cara a 2024. La proyección positiva la reconoce en 2025, para cuando proyecta en el 3,6% (frente al 4,1% de la estimación anterior). No obstante, estas cifras se alejan mucho de las del Gobierno, que espera alcanzar el 3% ya el año que viene, dando cumplimiento al compromiso con Europa.

En materia de deuda, las estimaciones para 2023 son del 107,3%, mejores respecto al 108,8% anterior; del 106,3% en 2024, frente al 106,9% pasado, y del 107,2% en 2025 (frente al 107,9%). El Banco de España ha alertado de que, de cara a 2026, se elevará al 108,4%. Por su parte, el Ejecutivo espera reducir la ratio deuda sobre el PIB hasta el 108,1% en 2023 y ya ha conseguido el objetivo de situarla por debajo del 110%. El próximo año continuará reduciéndose hasta el 106,3%, lo que supondría una reducción de 14 puntos respecto a su valor en 2020.

Baja el paro y la inflación

Respecto al mercado laboral, el Banco de España estima que el empleo moderará su dinamismo a lo largo del horizonte de proyección, en línea con la evolución prevista de la actividad y con el supuesto de una cierta recuperación de la productividad. Como resultado de todo ello, el Banco de España prevé una tasa de paro del 12,1% en 2023; del 11,7% en 2024; del 11,4% en 2025 y del 11,3% en 2026, que estaría por debajo del promedio histórico observado en las últimas cuatro décadas (16,8%), pero por encima del mínimo histórico alcanzado en 2007 (8,2%).

En materia de inflación, el organismo estima que la inflación general se situará en el 3,4% en el promedio de 2023 y se reducirá hasta el 3,3%, el 2% y el 1,9% en 2024, 2025 y 2026, respectivamente. En comparación con las proyecciones de septiembre, la tasa de inflación general se revisa a la baja en dos décimas en 2023, debido a las sorpresas registradas en el componente energético en los meses más recientes. Asimismo, las nuevas proyecciones incorporan una revisión a la baja de un punto porcentual para 2024 y al alza de dos décimas para 2025.

Además, el Banco de España ha trasladado al Gobierno que, de mantenerse las reducciones del IVA a la electricidad y el gas, la inflación bajaría el próximo año un punto más, hasta el 2,3%, y el PIB crecería dos décimas más, al 1,8%. Atendiendo a los datos observados y recogidos en el informe, se espera que no se produzcan efectos de segunda vuelta significativos vía salarios o márgenes empresariales que puedan desencadenar procesos de retroalimentación de las actuales presiones inflacionistas.