Cuando el Gobierno de Mariano Rajoy tuvo que sustituir a José Manuel Vargas al frente de AENA, aprovechó la entrada de Jaime García-Legaz para introducir al exministro de Exteriores de Aznar, Josep Piqué, en el Consejo de Administración de la empresa semipública (el Estado aún conserva el 51% de las acciones de AENA).  ¿Cuál era el problema? Que en ese momento Piqué presidía Air City Madrid Sur, la empresa que quiere construir un aeropuerto privado al sur de Madrid (lo que sería copetencia directa con AENA) y que siguió presidiendo hasta siete meses después de haber sido nombrado consejero de AENA. Y además, era dueño -aún lo es- de Aviation Pasiphae, una consultora especializada en todo lo relativo al transporte aéreo e infraestructuras relacionadas, una labor de consultoría para la cual, sin duda, los conocimientos adquiridos dentro de AENA serán especialmente útiles y a la cual, según el Registro mercantil, aún se dedica Josep Piqué. 

Nada de eso fue tenido en cuenta por parte de la Comisión de Nombramientos y Retribuciones, encargada de darle el visto bueno. Que en su dictamen, al que ha tenido acceso ElPlural.com tras pedirlo al amparo de la Ley de Transparencia -y después de reiteradas negativas a proporcionarlo por parte de AENA-, no comprueba ninguna de estas circunstancias y alaba en los términos más elogiosos al exministro, desde su currículum académico a sus otros cargos de consejero, pasando por su experiencia política. 

También, según ha podido saber ElPlural.com, el informe realizado por la empresa privada Talengo (la cual lleva facturados más de 98.000 euros al gestor aeroportuario por informes similares) sí que advertía de la presencia de Piqué en empresas que pudieran suponer competencia del gestor aeroportuario. AENA también se ha negado oficialmente a proporcionar dicho informe e incluso el nombre de la empresa que lo ha elaborado: Talengo. 

Aunque AENA dijo que estudiaría la posición del exministro en su Consejo después de conocerse estas posibles incompatibilidades, a día de hoy siguen sin haber tomado ninguna decisión, ni han proporcionado ninguna respuesta oficial.