El Mundo está eufórico. Cada dos por tres consigue "más datos de cuentas suizas de Pujol y Mas". Ocurre, sin embargo, que a veces -no pocas veces- Pedro J. Ramírez ha demostrado que una cosa es la realidad y otra el amarillismo. Se entusiasma porque sí o por otras razones no siempre, por cierto, transparentes. Su obsesión en torno al 11-M, sin ir más lejos, le ha llevado con frecuencia al ridículo.

Todos sus esfuerzos por complacer a José María Aznar, quien se empeñó en culpar a ETA de la masacre, cuando hasta su amigo Bush le dijo que habían sido los del turbante y no los de la boina, han sido un fracaso. Han transcurrido más de ocho años y sigue, Ramírez erre que erre, yendo por un camino que va a ninguna parte.

El director de El Mundo se jacta siempre de haber destapado la autoría de los GAL, pero no movió un dedo para investigar que los llamados crímenes de Estado no se los inventó el PSOE, sino también la UCD y, por supuesto, la dictadura franquista. Hundió a Felipe González y a Barrionuevo. Pero logró así conducir al líder del PP  a la Moncloa.

Ahora le has tocado  a Pujol y Mas ser objeto de una persecución periodística que, más allá de filias y fobias, podría ser letal para ambos, salvo que no sea verdad lo que destapa El Mundo. Dejando de lado, no obstante, las cacerías que organiza Ramírez, hay que reconocer que este polémico periodista ha logrado romper en las recientes elecciones catalanas un cierto tabú protector de CiU, que se arrastraba desde hace muchos años, desde aquel tenebroso asunto de Banca Catalana. La habilidad de CiU en estos menesteres acostumbra a ser eficaz para los intereses de los nacionalistas catalanes.

Hoy la portada del periódico citado es un huracán peligroso para los acusados desde la órbita del periodismo. El editorial es un bombazo dirigido además al diario El País, aunque sin mencionarlo explícitamente. "Quienes han tenido la frivolidad de titular en su portada que el borrador de la Udef publicado por El Mundo era un "montaje" y su contenido una serie de "bulos" van a tener que tragarse sus palabras". El País, desde luego, ha desdeñado informar a fondo sobre los dineros suizos de Jordi Pujol, expresidente de la Generalitat, y del actual presidente, Mas.



Hoy El País sostiene, en una columna de escaso relieve, que "Interior vuelve a enredar con el borrador contra Mas". Es muy posible que así sea. Es posible también que el Gobierno intente deshacerse de los promotores del independentismo. Y no hay que olvidar que la presunción de inocencia continúa estando vigente. Pero un diario como El País no debería quedarse al margen, o parecerlo, de una cuestión tan importante como ésta.