Así define nuestro entrevistado su trabajo: “Vendo palabras para ganarme la vida” y las vende sobre una variedad amplia de temas: “como periodista, como autor, como locutor, como orador, como guionista; sobre política, guerras, gastronomía, deporte, tragedia, comedia, tragicomedia y, no pocas veces, farsa”. Es John Carlin, periodista nacido en Londres, con nacionalidad también española, residente en Barcelona y que ha vivido en más de medio mundo. Y lo ha hecho de la mejor forma en que se puede vivir, siendo testigo de la historia y extrayéndole momentos que luego narra. Además los vivió y seguirá viviendo, conociendo y entrevistando a grandes figuras de finales del siglo XX y de este XXI.

A sus sinceras y contundentes opiniones une una seriedad gestual trufada de inteligente ironía y un sarcasmo que atrae y engancha. Esa severidad de su rictus provoca que sus esporádicas sonrisas sean invasivas y creíbles. Su espíritu libre me retrotrae a los versos de Henley que sirvieron a Nelson Mandela para sobrellevar su encarcelamiento: "Soy el amo de mi destino: soy el capitán de mi alma."

Resumiendo a la enésima expresión un extracto de su vida y obra, su trayecto vital comienza en Londres en un natal 12 de mayo de 1956. Hijo de un miembro del cuerpo diplomático británico y de madre española sin “ser llamado a consultas” se ve en Buenos Aires con solo tres años (creció bilingüe). Con diez, regresó al Reino Unido. Tras sus estudios universitarios volvió a Buenos Aires, donde “sobrevivió” enseñando inglés hasta finales de 1981, momento en que, “sin quererlo”, se embarcó en la nave llamada periodismo. Se inició escribiendo sobre películas, fútbol y las atrocidades del régimen militar (entonces en el poder) en el Buenos Aires Herald. Luego seis años en México y América Central escribiendo para The Times y Sunday Times, el Toronto Star, la BBC, la CBC y la radio americana ABC. Es fichado por The Independent para su lanzamiento en 1986 viviendo en Ciudad de México, San Salvador y Managua. Fue su corresponsal en Sudáfrica de 1989 a 1995, destacando su cobertura de la liberación de Nelson Mandela y el fin del apartheid. La relación entre Mandela y John Carlin llegó a ser de amistad profunda y admiración recíproca pues gran parte de su obra la ha dedicado a la política de Sudáfrica. Hasta tal punto fue la conexión que Mandela dijo sobre nuestro entrevistado que "lo que tú escribiste y la forma de desempeñar tus labores en este país fueron absolutamente magníficas, era absolutamente inspirador. Has sido muy valiente diciendo cosas que muchos periodistas nunca hubieran dicho”. Su libro, El factor humano, sirvió de base para la película Invictus.

Nelson Mandela y John Carlin

De 1995 a 1998 fue corresponsal de The Independent on Sunday en EEUU con base en Washington. En 1998 se incorporó a El País, donde trabajó como escritor internacional senior hasta 2017, desde Barcelona y Londres.
Si queremos ahora “chutes” de vitaminas de néctar periodístico basta con leer su columna semanal para La Vanguardia y El argentino Clarín. Está casi recién llegado de EEUU, donde ha sido testigo de la campaña electoral y de la derrota de Trump y victoria demócrata.

En su amplio recorrido profesional ha escrito libros y artículos en New York Times, Wall Street Journal, Financial Times, The Observer, New Republic, New Statesman, Wired, entre muchos otros. Impartido conferencias en todos continentes e implicado en varios documentales cinematográficos como “Esto es fútbol”, una serie de seis capítulos en Amazon Prime. Su último trabajo, “La vida y las pruebas de Oscar Pistorius”. Bueno, en realidad hablando de Carlin no se puede decir “el último trabajo” nunca, en todo caso sería más correcto denominarlo como el antepenúltimo del penúltimo de una etapa concreta que precede a otra.

PREGUNTA: El pasado domingo publicó en La Vanguardia un artículo que nos sube el ánimo: “Razones para estar felices”. A partir de la lectura de “La humanidad: una historia esperanzadora” de Rutger Bregman, usted deriva en motivos para ser optimista cuando concluya la pandemia al creer que la humanidad, ahora, se encuentra en mejores niveles de bienestar que antes y que seguirá haciéndolo. Por ello expresa que la lectura del libro le hizo sentirse culpable de ser periodista, supongo que por las malas noticias que replicamos y el pesimismo que transmitimos ¿Hay motivos para el optimismo en el mundo?


RESPUESTA: Lo que dice este libro y otras publicaciones como la de Steve Pinker que va por el mismo camino, es recordarnos que pese a todo, vivimos una época de la humanidad que es, de lejos, la mejor época vivida desde el nacimiento del primer homo sapiens. Hoy en el mundo hay mucha menos pobreza que hace 50 años, incluso 20. Aún estando inmersos en la época del coronavirus las enfermedades afligen a muchísimas menos personas que hace 50 años, ni hablar de lo que sucedía hace 200 años. Hace dos siglos las posibilidades de morir de manera violenta eran enormemente más altas que hoy. Es bueno detenerse y distanciarse de la situación actual para ver la realidad con perspectiva. Esto que digo y baso en libros leídos son hechos irrefutables. Bregman propone una idea radical que consiste en que pese a todo lo que leemos en los diarios y todo lo que nos cuentan la historia, las religiones y las ideologías, a pesar de eso, la gran mayoría de la gente es bastante decente y volviendo al tema del periodismo, yo que he escrito miles de artículos, una gran parte resaltan los aspectos más negativos de los seres humanos como la crueldad, la miseria o la avaricia. Escribo esto porque es lo que nos exige el protocolo periodístico. Se han hecho experimentos de gente que ha lanzado diarios que solo cuentan noticias positivas y no han durado ni tres días. No es que esto sea culpa solo de nosotros los periodistas, se trata de un fenómeno eterno, universal y humano.
Un diario que no te cuenta las malas noticias cae en la bancarrota en nada, así que estamos respondiendo a lo que pide el mercado. Pero yo que he cubierto tantos horrores, actos violentos y terroristas pues la verdad, me iba a un lugar como Belfast en tiempos de máximo conflicto entre el IRA y los grupos paramilitares protestantes y era una zona reducida de la ciudad donde ocurría toda la violencia, la mayor parte de Belfast seguía tan tranquila como Málaga o Barcelona en tiempos normales y esto no lo contamos. En el Beirut que asociamos siempre a caos, anarquía o muerte, seguramente para la mayor parte de la gente de allí la vida siga igual: se levantan, se lavan los dientes, desayunan, va a trabajar y vuelven a sus casas sin que pase nada. Así que hay un punto de mea culpa en mi artículo pero al mismo tiempo ¿¡qué le voy a hacer!? Soy periodista, lo que los lectores quieren leer son noticias malas pero con el sentido, siempre implícito, de que uno cuenta lo malo de la humanidad con el propósito de fondo de querer mejorar o denunciar injusticias, no es puramente morbo. Quizás en el mundo en general y en el corto plazo en las relaciones de persona haya más justicia que injusticia y más decencia que indecencia.


PR: La gestión, en mi opinión nefasta, del Brexit y de la pandemia por parte de Boris Johnson parece que ha sido un duro golpe con la realidad. Le está creando problemas internos y externos y podría estar perdiendo su importante respaldo electoral ¿Qué análisis hace del Boris Johnson actual y qué futuro augura en relación al Brexit?

R: Primero voy a cuestionar tu premisa. Calificas de “nefasta” la gestión del coronavirus de Boris Johnson. Lo ha gestionado mal en cuanto percepciones, no ha habido claridad y cambia literalmente de semana a semana su punto de vista pero si te fijas en el número de infectados o de muertes por el virus, es más o menos igual que el de los españoles cuando aquí, aparentemente, se ha hecho con más claridad o cordura sin embargo los resultados no han sido peores en Reino Unido que en España. Si vemos Estados Unidos donde Trump lo ha dejado todo a la deriva y no ha hecho nada, si vuelves a los números de contagiados y fallecidos, España y EEUU están equilibrados. Y si analizamos que aquí hemos tenido los confinamientos y restricciones más severas de Europa, pues cuestiono esa premisa. El virus es, entre otras cosas, una gran lección de humildad para los científicos, gobiernos y para los seres humanos. Hay un factor que no entendemos, llámalo suerte o llámalo misterio, y es que pese a las diferentes respuestas que los gobiernos han tenido los números no mienten.

En cuanto al Brexit, no va a cambiar, se va a hacer y la única cuestión es si saldrá con o sin acuerdo. Si sale sin acuerdo será un quilombo como decimos en Argentina y les complicará la vida a los británicos y también a los europeos. Imagínate la cantidad de gente en Europa que exportan productos a Reino Unido, empezando por ahí no muy lejos de Málaga, cerca en la zona de Almería, frutas, verduras… todo se va a complicar y todos van a salir perdiendo por el Brexit pero particularmente los británicos y seguramente y de manera especial, la gente con menos recursos de Reino Unido.

PR: En octubre de 2017 escribía en un artículo para EL PAÍS, que a la postre provocó dejar el periódico, Me encanta España, así que estoy contra la independencia catalana, pero nunca he amado la política española, especialmente la peligrosa cepa autoritaria representada por la gente en el poder hoy y compartida por gran parte de la clase política madrileña”. En el artículo además reflexionaba lo siguiente: “No creo que sea un accidente que no haya traducción en español de la palabra inglesa “compromise”. El concepto de “cedo un poco y tú cedes un poco para que ambos acabemos ganando” es ajeno a la mente política española. Esa definición parece cierto augurio acertado de lo que ocurre ahora en España ¿Tiene vigencia en plena crisis pandémica que no exista el “compromise” y sí la crispación política?


R: Mira, cuando escribí ese artículo después me escribieron personas mucho más expertas en lengua española que yo y me dijeron que ese concepto existe en el español con la palabra “compromiso” pero yo trataba de una definición más matizada que apuntaba más en lo que la palabra inglesa “compromise” implica, que es, como tú dices, buscar un punto de encuentro después de haber cedido algo ambos lados en sus posiciones. Ese puede ser el matiz pero la verdad es que en el uso cotidiano de compromiso no significa lo mismo que compromise y el concepto este, por ejemplo, fue absolutamente esencial en el éxito de Mandela para evitar una guerra civil, acabar con el apartheid y lograr la paz . Que no estuviera este concepto de los españoles, o gente de habla castellana, me pareció en su momento un dato revelador. Dicho esto, pues lo escribí hace tres o cuatro años y no me anticipaba a esta especie de locura que vemos ahora en un país de habla inglesa como EEUU donde el concepto no existe para nada en la mente de Donald Trump. Creo que es interesante ese dato lingüístico porque pone una cierta luz en lo poco acostumbrado que está el mundo político español a oír los argumentos de los otros, esa costumbre tan absolutista de pensamiento que yo he detectado aquí, igual me equivoco.

PR: En La lucha por Cataluña”, el nuevo libro de nuestro común amigo, el corresponsal del New York Times en España, Raphael Minder, acaba con la siguiente nota que usted ha destacado: “Los pueblos de España no se unirán mientras la clase política de Madrid no haga ningún esfuerzo por comprender los sentimientos expresados ​​por cientos de miles de personas en las calles de Barcelona” ¿Piensa que la solución al problema catalán pasa por la convocatoria de un referéndum o por el acercamiento y diálogo entre Gobierno central y las fuerzas independentistas catalanas?
 

R: Como punto de partida recomendaría que los partidos políticos de Madrid imitaran el ejemplo de la que fue hasta no hace mucho la líder del Partido Conservador en Escocia, el equivalente del Partido Popular en Escocia, absolutamente antiindependencia y totalmente prounión. Ella dijo que lucharía durante toda su vida en contra de la independencia de Escocia pero que tampoco nunca dejaría de considerar que la causa independentista es una causa honorable. Es muy difícil que se oiga algo así de un representante del Partido Popular en España. Esa es mi posición también. Yo no estoy a favor de la independencia de Cataluña, para empezar no soy catalán, quedaría algo ridículo, yo no hablo catalán, no voy a asumir esta causa, soy de madre madrileña y me gusta mucho España y creo que por qué no compartir un patrimonio histórico y cultural de Andalucía, por ejemplo, tan maravilloso. Yo no estoy de acuerdo pero no considero que ser independentista significa ser Satanás que es la visión que parece que tiene mucha gente, no solo los políticos, en el resto de España. Creo que una vez que uno “desdemoniza” la causa, ya ahí se puede empezar a vislumbrar la posibilidad de tener un diálogo racional e intentar entender. Y si tu objetivo es neutralizar el independentismo es justo lo que tienes que hacer, debes de tratar a la gente con ese mismo respeto que utiliza la líder del Partido Conservador en Escocia hacia el independentismo, con el que no está a favor, y no echar leña al fuego que es lo que hizo el gobierno de Mariano Rajoy todos los días faltándole el respeto, no solo a los independentistas, sino a los catalanes en general. Esa es una receta que te va a explotar en la cara ni es un arma útil. Recomendaría un actitud de mucho más diálogo y respetuosa de cambiar la música ambiental y que creo que Pedro Sánchez lo ha hecho comparado con los tiempos de Rajoy. Si cambias la música ambiental se generan muchas más posibilidades de llegar a un acuerdo y de neutralizar -si eso es lo que se busca- el movimiento independentista. No albergo ninguna duda de que si Mandela hubiese estado en el puesto de Rajoy en 2012 cuando todo esto comenzó a aflorar, hubiera neutralizado el independentismo en cuestión de semanas o meses ya que en vez de echarle leña al fuego le hubiera echado agua.


PR: Donald Trump dio la nota de cómo ha sido su presidencia con 22.000 mentiras contabilizadas por The Washington Post en menos de cuatro años. Podrían decir ahora los republicanos que “Trump ha muerto, Viva el Trumpismo? ¿Se disolverá como un azucarillo al no detentar el poder o el trumpismo estará ahí con fuerza para amargarle la legislatura a Biden y buscar la reválida, la segunda vuelta en cuatro años? ¿Cree que como decía Antonio Machado de España, en EEUU coexisten dos Américas con almas distintas y cainitas?
 

R: Sí, exacto, esta es la gran verdad. Durante la campaña estuve dos semanas recorriendo el Estado de Pensilvania aunque también estuve en Boston y en Nueva York y se reforzó la conclusión a la que yo que había llegado hace más de 20 años. Yo estuve de corresponsal en Washington cuatro años en el 90 y me fui pensando que allí coexisten dos especies. Conviven dos formas radicalmente distintas de pensar y de ver el mundo. Esto que lo vi hace 20 años, se ha acentuado mucho, creo que en parte gracias a las redes sociales y gracias al “fenómeno Trump” que no hubiera sido posible sin estas mismas redes sociales. Biden ya ha dicho que su gran misión va a ser intentar unificar el país y convencer a la gente que votó por Trump de que él los va a representar también. Estoy absolutamente convencido, y lamento ser tan pesimista, de que es una misión imposible porque viven en mundos paralelos. Son como los protestantes y católicos en el siglo XVI, bueno, exagero un poco pues no creo que se llegue a ese extremo de violencia, pero es tan notable la diferencia entre las dos formas de pensar, la diferencia entre esas dos Américas, como dices tú. Hay la mitad o un poco más de la mitad que comparte mi visión de Trump de que es un payaso, un loco, un niño en la edad emocional de ocho años, que es grotesco que este señor haya ocupado la Casa Blanca durante una sola hora -ni hablar durante cuatro años- pero también hay otra gente que considera que Trump no solo ha sido un gran presidente sino que es una especie de Dios, de un líder religioso, supone un culto a la personalidad, como una secta religiosa. Entonces la razón no entra en juego y no hay una conversación posible.

 

PR: Desde Europa hay gente que se pregunta cómo puede haber esa América profunda, inculta o que ve a Trump como a Dios o como a una secta religiosa. Esa es una pregunta que me hago y que yo le formulo ¿Cómo puede suceder esto en el gran país de la tecnología, de los avances científicos y el gran territorio del desarrollo económico que además es, de momento, la primera potencia mundial?

R: Esa es la gran pregunta a la que nadie ha dado del todo con la respuesta. Lo cierto es que hay un fenómeno urbano y otro rural, entre las ciudades y el campo, una visión muy diferente. Pero es que como siempre he dicho, en Estados Unidos todo es a lo bestia, todo es a lo grande, los coches son enormes, la gente es enorme, el 36 por ciento de la población es obesa. Recuerdo que el primer día que estuve de corresponsal en Washington estaba en la oficina y bajé a tomar un café. Pedí una taza y me dan no una taza sino ¡un cubo de café, un cubo! Y es que todo es a lo bestia. Por ejemplo, algo que me ha ocupado mucho de mi pensamiento en los últimos años es el tema del Brexit. Yo estoy absolutamente en contra del Brexit y soy mitad español, he vivido en muchos países, no soy una persona insular pero tengo amigos que votaron a favor y son personas perfectamente inteligentes y racionales. Aunque pienso que están equivocados, no me parecen seres ajenos ni que pertenezcan a otras especies. Puedo hablar con ellos, nos podemos reír, reírnos ellos de mí y yo de ellos, podemos conversar. En Estados Unidos ¿se compara el Brexit con el tema Trump? ¡Noo! ¿Se compara Boris Johnson con Donald Trump? ¡Noo! Es otro orden de división e incomprensión total.
Darte la respuesta clara y contundente del por qué es ¡pufff, no sé!… porque para mí y para muchos americanos la mitad de los estadounidenses son prácticamente extraterrestres pero solo por su forma de pensar políticamente. Porque como dije en ese artículo que has mencionado en La Vanguardia un americano que vota por Trump puede ser a nivel personal igual de generoso y de decente que otro que vota por Biden. Ocurre que cuando entra el tema político, el tema tribal, entramos en un territorio irracional ¿por qué uno es del Barca o del Madrid? ¿Por qué para unos es tan importante que gane el Barca o el Madrid o el Boca o el River? Entramos en un terreno que supera la lógica y, por igual motivo, no te puedo dar una respuesta lógica a tu pregunta.

PR: Opina usted que mientras pasan cosas graves en el mundo, mientras esta crisis acontece "Facebook, Twitter y compañía" ahí seguirán, ganando dinero, haciendo lo que la tecnología permite para manipular, incitar y enredar al mundo entero. ¿Percibe las redes sociales como un peligro más que como un avance tecnológico y una apertura socializadora de la comunicación global?
 

R: Recuerdo que cuando comenzó Internet y el fenómeno de las redes sociales que hubo mucho optimismo porque se pensaba que iba a fomentar la comprensión entre la gente. Se ha visto que ha tenido un efecto contrario y polarizador. Cada uno elige su tribu y se mete en la suya, sea Facebook, Twitter u otra y escucha o lee lo que quiere escuchar o leer y que confirme sus prejuicios tribales. Esto es lo que se ha demostrado. Por tanto yo hablaría no tanto de redes sociales como de redes antisociales. Yo estuve en Facebook y me pareció una pérdida de tiempo total y un ejercicio de vanidad ridículo y lo dejé después de un par de meses. Cometí el error de estar en Twitter más tiempo, unos dos años. Lo dejé hace cuatro o cinco y cada vez que pienso que estuve dos años ¡me quiero morir! El tiempo es lo más sagrado y valioso que tenemos y haber perdido el tiempo ahí, discutiendo con gente que ni siquiera sé quiénes son, si es un hombre o una mujer, si es un joven o una persona mayor o incluso si es un robot o un perro. Uno se mete en estas discusiones inútiles, estériles y, al final, ridículas que lo único que consiguen es fomentar la incomprensión y las divisiones que vemos cada vez más marcada. Discusiones políticas principalmente pero también culturales en todas las sociedades. Antes de Internet tú o yo opinábamos algo en un bar, una salvajada, que sé yo, como por ejemplo “Pedro Sánchez es un psicópata” y ahí se quedaba en el bar, alguna gente estaba de acuerdo y otros te decían ¿¡pero qué estás diciendo!? Ahora lo dices en Twitter y de repente 20 millones de personas lo ven y están totalmente en contra o están visceralmente de acuerdo y se genera este colosal ruido. La diferencia entre ahora y los tiempos “prerredes” sociales es que el volumen es mucho más alto, el griterío es mayor y la diferencia entre la gente se amplifica.

PR: En su trayectoria profesional cuenta con grandes entrevistas a enormes personajes: De Nelson Mandela a Desmond Tutu, de Gerry Adams a Leo Messi, de Violeta Chamorro a Michael Jordan o de Bill Gates a Clint Eastwood pasando por Norman Mailer, Kofi Annan o Muhammad Yunus… y así sucesivamente hasta una lista interminable de entrevistados en un abanico inmenso de importantísimas figuras del siglo XX y XXI. ¿Cuál es el secreto para llegar a estos personajes y que accedan a ser entrevistados?

R: Primero te digo que sí, que es verdad que he entrevistado a gente muy célebre y famosa pero las entrevistas que más satisfacción me han dado han sido con gente desconocida. Te da un “chute” quizás momentáneo de vanidad haber logrado entrevistas a Bill Gates o a quien sea pero al final no me han dejado mucho la mayoría de ellas.
En cuanto a cómo conseguirlas obviamente el medio al que representas es muy importante. Si pides una entrevista con Bill Gates una cosa es ser el New York Times y otra cosa es ser el diario local de Jaén, por dar un ejemplo y no lo digo de manera irrespetuosa. Ese factor no depende tanto del periodista sino del medio que representa. La BBC va a tener mucha mejor posición para poder entrevistar a la Reina que tú, con todo el respeto del mundo (risas). Eso es clave. Después es bueno haber acumulado una cierta credibilidad como periodista. También ayuda lo que antes hayas escrito sobre la persona que entrevistas. Yo acabé teniendo una muy buena relación con Mandela y fue principalmente porque hice ciertas investigaciones que le parecieron importantes para él y su país, así yo me coloqué ahí como en primera fila. Y otra claves es ser perseverante: si te dicen que “no” volver a pedir después. Y también es muy importante como esté de ánimos el entrevistado en el día que le pides la entrevista. Si está teniendo un mal o un buen día. Y también es relevante la gente que le rodea pues estos harán su cálculo sobre si hay un valor político en hacer esta entrevista o no. Hay un cúmulo de factores pero te diría que lamentablemente el más importante es el medio al que representan.

PR: Y concluimos con un pequeño test de nombres y definiciones cortas:

Mariano Rajoy: “Es casi un tópico, Indeciso”
EH Bildu: “No estoy siguiendo lo que está haciendo Bildu ahora, pero es una gran noticia que el movimiento que representa haya pasado de intentar convencer y buscar votos con las balas a intentar convencer con las palabras y buscar los votos con las armas”.
José María Aznar: “Muy gallito y muy inseguro a la vez”.

Vox: “La expresión de una corriente de pensamiento en España con la que yo no estoy de acuerdo pero que ahí están”
Florentino Pérez: “Divertido, me hace reír, me cae bien”.
Nelson Mandela: “La palabra que utilizó Desmond Tutu para definirlo: magnanimidad”.
Pedro Sánchez: Guapo.
Pablo Casado: “Me sorprende que Pablo Casado sea una persona que tenga el potencial para llegar un día a ser presidente del Gobierno pero es perfectamente factible. Después de Donald Trump no me sorprende nada en la política. Pablo Casado comparado con Trump es Winston Churchill, De Gaulle y Nelson Mandela juntos.


PR: Antes de despedirnos, ¿quién ganará la Liga de Fútbol en España y cómo ve el fútbol en la era Covid?

R: Ojalá que la gane la Real Sociedad, me cae bien, me gusta San Sebastián y sería fantástico ¿Qué le pasa al Barça? Pues que está en una época de transición, la messidependencia ha sido colosal desde hace una década y media y creo, creo, que Messi está empezando a menguar en sus capacidades físicas pero lo más importante es que no está entregado mentalmente a la causa como antes, está disgustado. Entonces en un equipo que tienes tres o cuatro figuras de las grandes que formaron el gran Barça, para mí el mejor de todos los tiempos, que están en decadencia física y un grupo de jóvenes que no están a la altura de esos jugadores de antes, pues al final no tienes la sensación de un equipo en el que reman todos en la misma dirección y Messi, sin duda, no está remando con la misma energía y ganas de antes. Dicho todo esto, yo que he sido un futbolero toda mi vida y que ha sido el hilo conductor de mi vida y que aunque he vivido en tantos países, trabajado en tantos lugares pero el fútbol ha sido mi constante vital, estoy empezando a perder interés en el fútbol. Lo del virus y estadios vacíos hace que esta temporada no me la tome en serio. Lo mismo con los equipos que ganaron la Champions, el Bayern. Lo siento, pero esa Champions tiene el cincuenta por ciento de su valor para mí que la anterior. Mientras siga esta situación de estadios vacíos, esa “grisura”, esa sensación de estar bailando sin música que te provoca este fútbol, la verdad es que no me crea el mismo interés ni las mismas pasiones. Hay ciertos equipos que me gustan más que otros, sí, me gustaría que el Barça ganase pero no me quedé ni remotamente hundido cuando el Barça perdió el otro día contra el Atlético de Madrid, En otra época hubiera sido ¡uyyyyyy! un desastre pero ahora encojo los hombros y a dormir. Hasta que esto se acabe aunque la prensa, los medios y los periodistas deportivos hacen lo que pueden para intentar disimular que todo sigue igual ¡pues lo siento, no me convencéis!