El joven humorista y streamer, Facu Díaz, ha sido entrevistado este jueves en Hora 25 de la Cadena SER y, entre otros muchos asuntos, ha comentado la salida de Pablo Iglesias de la política y su aterrizaje en los medios de comunicación. Un lugar que le resulta familiar, pues ya colabora con varios de ellos, hizo La Tuerka y, ahora, comandará un podcast llamado La Base.

En sete sentido, Díaz ha aseverado que cuando dio carpetazo a La Tuerka se “dejó una puerta abierta y todo el mundo tenía claro que lo suyo en la política institucional tenía fin. Cuando viene a los medios está en una situación distinta. A él le gusta esto (…)”.

A su juicio, la sobreexplotación actual del exlíder morado responde a que “creo que realmente tenía ganas de dar la turra y se sentía amordazado en una estructura en la que menos mal que estaba amordazado. Ha salido de toriles y estáis dando de comer a una bestia”, ha insistido, haciendo referencia a su colaboración con la cadena de radio los lunes junto a José Manuel García-Margallo y Carmen Calvo en El Ágora.

Twitch y la izquierda

Con respecto a la batalla cultural, considera que la contienda por ocupar ese espacio “solo la está dando la derecha porque se la han inventado ellos”. “Tengo el convencimiento de que esta supuesta batalla cultural es la manera en la que da la batalla la derecha. Según la derecha todo está dominado por el marxismo cultural con la mano de Soros por detrás. Ellos dicen dar una batalla supuestamente ganada por el progresismo. Se nos atribuye una pelea que no nos consta haber librado y ganado nunca. Creo que esta batalla es un invento para tener un rival supuestamente poderoso para presentarse como alternativa, es un invento", sentencia.

En otro orden de cosas, Facu Díaz ha explicado que “con Twitch se puede ganar dinero”. “Han leído muy bien que el entretenimiento se dirige cada vez más a nichos. No necesitas ser masivo para ganar dinero”.

Volviendo al asunto de la izquierda, aqueja que “posiblemente lo que más me jode de la izquierda ahora es que nos manejemos con cuatro frases con las que nos reafirmamos muchísimo, que nos manejemos en nuestros propios ecosistemas y no veamos lo que tenemos enfrente. Me da la sensación de que ahora mismo no conocemos al adversario político”.

Su reflexión concluye afirmando que la izquierda tiene “las cuatro herramientas de siempre y es impreciso”, lamentando que “no es lo que espero de la izquierda intelectual”.

Me gustaría que tratáramos un poco mejor a la gente, como adulta y que los grandes pensadores de la izquierda sean capaces de comunicarnos con algo que vaya más allá de cuatro consignas que no han funcionado. Lo que me está molestando es no tener herramientas para combatir a una derecha muy formada y preparada. Nos hemos instalado en la comodidad de tener la razón y de ser los grandes defensores de los derechos humanos, pero no saber como pelearlos”.