Desde los Supersónicos a Regreso al futuro, desde Star Wars a Blade Runner, la ciencia ficción predijo mil y una realidades que estamos viviendo hoy. Pero hay algo en lo que ninguna ha predicho y a la que parecemos abocados, todo indica que los peatones serán los verdaderos dueños de las ciudades. Una tendencia que se antoja imparable.

Las reformas urbanas tanto en las grandes como en las pequeñas ciudades del mundo apuntan siempre a desalentar el uso del coche particular y alentar el transporte público, las bicicletas o, simplemente, el caminar. El objetivo es claro y notorio, y es la reducción de la contaminación ambiental y ahorro de energía. Este cambio de paradigma trae consigo un efecto colateral beneficioso, si nos ceñimos al estudio realizado por ISGlobal, un centro impulsado por la Fundación “la Caixa”, que demuestra que entre las personas que padecen enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), las que viven cerca de calles peatonales más largas caminan más. Es decir, desarrollan mayor actividad física, algo fundamental para ellas, de forma natural, casi obligadas por el entorno.

El estudio fue realizado en cinco municipios costeros catalanes

La densidad de población también influye sobre esa actividad, concluye también el informe, publicado por la revista Enviromental Research. A mayor densidad, menor cantidad de pasos dados, mayor sedentarismo y peor capacidad de ejercicio). También, por supuesto, tiene su importancia el relieve local, ya que, obviamente, si hablamos de mayor cantidad de pasos, a mayor presencia de pendientes, mayor capacidad de ejercicio. El estudio hace hincapié en la necesidad de tener en cuenta las enfermedades crónicas, que en la Europa urbana representan alrededor de un 35% de la población, a la hora de desarrollar políticas de planificación urbana y de transporte.

¿Qué es la EPOC? Es una enfermedad pulmonar inflamatoria crónica que causa la obstrucción del flujo de aire de los pulmones. Sus síntomas son la dificultad para respirar, la tos, la producción de moco y sibilancias (ese sonido silbante y chillón durante la respiración, que ocurre cuando el aire se desplaza a través de los conductos respiratorios estrechos en los pulmones). Todo ello lleva a una limitación en la capacidad para realizar actividades cotidianas, y de ahí que una de las principales recomendaciones para quienes padecen la enfermedad sea la de la actividad física.

El estudio se realizó en cinco municipios costeros catalanes (Badalona, Barcelona, Mataró, Viladecans y Gavà) y no se queda en la mera exposición de la realidad: “Nuestras conclusiones tienen implicaciones para la investigación, la gestión clínica y la política sanitaria urbana”, dice  Judith Garcia-Aymerich, última autora del estudio y jefa del programa de Enfermedades No Transmisibles y Medio Ambiente de ISGlobal. La idea es que sirva de disparador para poder desarrollar estrategias que promuevan eficazmente la actividad física en los pacientes con EPOC.