En tiempos en que tenemos acceso a cualquier tipo de información sobre la ubicación de cualquier servicio, Google Maps o similares mediante, faltaba aún el mapa definitivo. Farmacias, aparcamientos, gasolineras, restaurantes, centros de salud, hoteles, áreas de descanso, pero… ¿y los mosquitos? Nadie puede negar que sería de gran utilidad, sobre todo en esta época del año, el conocer información relativa a los mosquitos presentes en un determinado territorio ni a los lugares donde se registran picaduras. Ya no hay que esperar más, gracias al mapa interactivo de la plataforma de ciencia ciudadana Mosquito Alert, elaborado en el marco del proyecto Big Mosquito Bytes, que cuenta con el apoyo de la Fundación “la Caixa”.

La app Mosquito Alert incluye más de 69.500 informes de mosquitos y 30.000 de picaduras

Se trata de un mapa único en España y en Europa, que incluye información prácticamente en tiempo real. Gracias a él podemos consultar la presencia y la actividad de diferentes tipos de mosquito, todos ellos de interés desde el punto de vista epidemiológico, incluido el temido mosquito tigre. La app Mosquito Alert proporciona casi 70 mil informes de mosquitos validados por una comunidad nacional e internacional de expertos en entomología. El objetivo es el de investigar cómo combinar la ciencia ciudadana con otras fuentes de datos, para así predecir en tiempo real nuestra exposición a mosquitos. No solo estamos hablando de las molestas picaduras que todos sufrimos verano a verano, también, y mucho más importante, es la capacidad de muchos mosquitos de transmitir enfermedades infecciosas, algo que puede derivar en un problema de salud pública. De esta manera, se anticipa en qué lugares y en qué momentos podría darse un brote epidémico de dengue o cualquier otra enfermedad que pueda transmitir el insecto. Aunque parezcan enfermedades lejanas, la incidencia del dengue y el chikunguña ha subido drásticamente en las últimas décadas. Basta con mencionar que en 2022 se reportaron más de cuatro millones de casos de dengue en el mundo. Dado que no se cuenta con una vacuna eficaz contra esta y otras enfermedades infecciosas producidas por los mosquitos, la prevención es, quizá, la mejor herramienta para combatirlas.

Nuevo mapa interactivo de la plataforma de ciencia ciudadana Mosquito Alert

El mapa permite, además de visualizar esas diferentes especies de mosquitos, consultar dónde se han documentado las picaduras, algo para lo que la participación ciudadana no solo es necesaria, sino imprescindible. También se muestra una estimación mensual de patrones de actividad, específicamente picaduras, en este caso, y de probabilidad de encontrar cada una de las especies de estudio, entre las que se cuentan el mosquito tigre, el mosquito de la fiebre amarilla, el mosquito del Japón, el mosquito de Corea o el mosquito común.

Frederic Bartumeus, codirector de Mosquito Alert e investigador del Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CEAB-CSIC), institución que lidera el proyecto Big Mosquito Bytes, afirma que las fotografías realizadas por los ciudadanos “ayudan a vigilar la expansión del mosquito tigre, al tiempo que permite detectar la posible introducción de nuevas especies, como sucedió con el mosquito del Japón en Asturias en 2018”. Prosigue el investigador: “Queremos retornar a la ciudadanía la información que comparten con nosotros de manera individual; queremos que la gente y también las entidades de gestión puedan saber qué mosquitos hay en su pueblo o ciudad y cuándo están activos. También ofrecemos herramientas para que cualquier persona pueda aprender a identificar las diferentes especies y tomar medidas, ya sea protegiéndose para evitar sus picaduras o eliminando de sus patios y balcones aquellos lugares donde podrían criar los mosquitos. Los ciudadanos podemos jugar un papel clave en la prevención y el control de los mosquitos que pueden transmitir enfermedades”.

A su vez, John Palmer, codirector de Mosquito Alert, explica que se trata de “un sistema innovador que recoge y recalcula los datos obtenidos por la ciudadanía en tiempo real y los combina con datos climáticos y de uso del suelo, entre otras variables. La información obtenida por estos modelos permite evaluar mejor el riesgo de brotes de enfermedades transmitidas por mosquitos, posibilitando así una mejor gestión del riesgo”.

No se trata, entonces, únicamente de librarnos de las molestas picaduras, sino también de concienciar, informar y empoderar a las personas ante los mosquitos que pueden transmitir enfermedades. Al ser públicos los datos, estos pueden facilitar la toma de decisiones y las políticas públicas.