La sanidad andaluza atraviesa un momento crítico. Las reducciones de personal son masivas, y la falta de inversión del Gobierno de PP y Ciudadanos evidencia la apuesta por la privada de los conservadores. Sustentados en el apoyo de la extrema derecha española, desde que Juanma Moreno Bonilla se hiciera con el cargo de presidente de la Junta son muchas las voces que se han levantado contra su nula gestión de este servicio esencial.

Málaga es la zona 0. Sus hospitales acumulan escándalos diarios, denunciados de forma sistemática por pacientes, sindicatos y trabajadores de los centros. La última prueba de esta delicada situación se ha dado en el Hospital Regional, donde Inmaculada, una paciente que ingresó la madrugada del día 6 no ha podido llamar a enfermeros y celadores a través del pito habilitado para ello en la habitación.

Como última medida, y a fin de que se hiciera escuchar por ella misma, la familia tuvo que solventar el problema dándole un silbato con el que avisar a los profesionales del centro en caso de urgencia.

Tal y como ha detallado La Opinión de Málaga, la paciente ha estado incomunicada durante todo el puente de diciembre. Desde el hospital alegan que han intentado solucionar los problemas con el pito desde el principio, pero, sin éxito, el lunes 9 optó por el silbato para hacerse escuchar: “Me he sentido indefensa. Si me pasaba algo no podía llamar”, expone Inmaculada al medio previamente mencionado.

Última prueba de una pésima gestión

Solo durante la semana pasada el Hospital Regional de esta región ha aplazado más de 500 pruebas importantes para la salud debido a la alarmante falta de personal que sufre dicho centro. Endoscopias, radiografías, resonancias, TACs o ecografías son algunos de los tests que no se han podido llevar a cabo. Una carencia que afecta especialmente a la profesión de celador, denuncia la Unión General de Trabajadores (UGT).

Asimismo, según UGT, el Hospital Regional debe a la plantilla (156-160 profesionales) 800 días de descanso. Un dato que viene a confirmar la acusación de que el caos reina en la sanidad pública andaluza.

A esta falta de personal se le suma el tiempo de más que están los pacientes ingresados, lo que deriva en una saturación del sistema. Un hecho que podría aumentar exponencialmente en las próximas semanas cuando comiencen las patologías propias con los primeros cuadros de gripe.