“Es imprescindible volver a pedir el voto a la ciudadanía para ratificar el resultado cosechado en 2017. Esta legislatura ha llegado a su fin”. Con estas palabras, el president de la Generalitat, Quim Torra, ha convocado nuevas elecciones en Cataluña después de que la justicia confirmara su inhabilitación como diputado en el Parlament y el president de la Cámara, Roger Torrent, la ratificara.

48 horas más tarde, y después de que los presos soberanistas visitaran el Parlament y pidieran diálogo dejando sobre el papel su voluntad de abandonar la vía unilateral, Torra ha confirmado su decisión: "Este bombo se ha ido al traste por decisiones no consensuadas y desinformadas", ha señalado el dirigente catalán, admitiendo así discrepancias con Esquerra Republicana.

El rifirrafe entre los dos grupos nacionalistas mayoritarios en la Generalitat ha marcado los tiempos de actuación esta última semana. El Tribunal Supremo dictó sentencia y Roger Torrent, para sorpresa de Junts per Catalunya, apostilló al president: “La presidencia del Parlament dejó a la intemperie a la presidencia de la Generalitat. No se respetó el consenso del independentismo”, ha espetado Torra.

Ahora serán las urnas las que diriman quién sale vencedor dentro del bloque soberanista. La amenaza de que el consenso se ha roto es palpable, el hartazgo dentro de buena parte del independentismo también. Mientras tanto, los autodenominados constitucionalistas empiezan a explorar una candidatura conjunta (PP y Ciudadanos) con la que ganar al nacionalismo y frenar el ascenso de Vox.

Por el momento, el president no señala la fecha de los próximos comicios. Antes pide aprobar los presupuestos regionales: "Hay que poner el país y sus necesidades por encima de cualquier interés partidista y personal. Los Presupuestos son un proyecto de país y esta tarde se aprobarán".