Dos semanas después de que todo el territorio nacional alcanzara la denominada nueva normalidad, el tránsito de ciudadanos a segundas residencias y la laxitud progresiva de las restricciones que imperaban en el estado de alarma empiezan a ocasionar rebrotes a lo largo y ancho de la península. España ya contabiliza cerca de 60 nuevos focos de contagio que están siendo examinados con cautela imponiendo todas las medidas de seguridad necesarias para contener su expansión.

Si alguna zona incomoda sobremanera al Ministerio de Sanidad es la provincia de Lleida. El pasado sábado la Generalitat de Catalunya ordenó el confinamiento de la comarca del Segrià tras detectar una posible onda de contagios derivados de un brote que fue puesto sobre la mesa este lunes por Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias y cara visible del Gobierno a la hora de dar la última hora de la situación del país frente a la pandemia.

La vuelta al confinamiento de la comarca, aislada salvo por cuestiones laborales, supuso el primer paso atrás a nivel nacional desde que se prescindiera del estado de alarma. Poco después, la Xunta de Galicia informaba de que también cerraba la zona de A Mariña (Lugo), aunque solo hasta el viernes. De hecho, este último brote empieza a estabilizarse y el gobierno regional ya ha puesto sobre la mesa un escenario más laxo en el que el confinamiento sería más selectivo y únicamente afectaría a zonas muy concretas.

Simón, en la primera de sus ruedas de prensa semanales, avisó a Quim Torra de que era necesario un mayor control de los contagios. El director del CCAES explicó que “un contagiando no puede ir por ahí pululando como si nada”, dando así un tirón de orejas que no ha sentado nada bien al Govern de la Generalitat: "Hubiera sido deseable que no hubieran llegado a ese límite", prosiguió Simón, anunciando que si desde las comunidades autónomas no se actúa con la determinación deseada la administración central se vería obligada a tomar "medidas supracomunitarias".

El propio Departament de Salut ha realizado este martes un vídeo explicativo para todos aquellos ciudadanos que vivan o tuvieran pensado visitar la zona confinada. Entre las medidas adoptadas por la Generalitat destaca que queda terminalmente prohibido entrar y salir del Segrià salvo por motivos estrictamente laborales, se prohíbe la ocupación de los espacios tanto públicos como privados a grupos superiores de 10 personas, se recomienda a las personas vulnerables permanecer en sus domicilios y se cancela cualquier opción de visitar a familiares en residencias.

Sobre las declaraciones de Fernando Simón desde el Palacio de La Moncloa, ha sido la portavoz del Govern, Meritxell Budó, quien ha contestado demandando “menos frivolidad y más responsabilidad”: "Lo hemos hecho cuando ha sido el momento oportuno. Hemos tomado la decisión cuando debía tomarse. Sorprende que el Gobierno nos diga que vamos tarde en la toma de la decisión. Sería cómico si no es porque la situación es muy grave", ha indicado la dirigente, respaldando así las decisiones y los plazos adoptados por el Departament de Salut.

Budó ha proseguido anunciando que “por el momento” no está sobre la mesa pedir un confinamiento en los domicilios, aunque no se descarta si los contagios siguen ascendiendo: "En cualquier momento estamos expuestos a brotes y rebrotes. Debemos estar preparados para garantizar la respuesta como país".

Posteriormente ha sido el president de la Generalitat, Quim Torra, quien ha lanzado más leña al fuego responsabilizando al Gobierno central de la crisis en las residencias: "La infrafinanciación del estado Español en general y también en el ámbito de dependencia ha sido un condicionamiento de estos resultados: años y años de vulnerar la ley de dependencia no asumiendo la responsabilidad que les obliga la ley".