El Ayuntamiento murciano de Jumilla se ha estrenado como el primero de España en aprobar la prohibición, de forma generalizada y por adelantado, de las fiestas musulmanas en dependencias municipales y en la vía pública. El municipio de 27.300 habitantes presenta un único concejal de Vox, Juan Agustín Navarro, quien presentó una moción que, tras enmendarla, fue apoyada por el PP y adoptada en el Pleno del Consistorio con el objetivo de que “no se vuelva a celebrar el fin del Ramadán o el rezo del Cordero”. El sueño utópico de la intolerancia nacionalista empieza a mutar en un estado de vigilia que, los más extremistas, reciben con honra al ser, en el fondo, un anhelo supremacista.
Tras la aprobación, el concejal de Vox celebró públicamente la medida como una defensa de “nuestras tradiciones frente a la constante ofensiva ideológica de la izquierda por imponernos costumbres ajenas a nuestra identidad”. En declaraciones recogidas por el diario Siete Días Jumilla, Navarro recalcó que las dos principales fiestas islámicas, el Aid el Fitr (fin del Ramadán) y el Aid el Adha (fiesta del Cordero), son, a su juicio, “una práctica cultural ajena a España”.
En Jumilla viven cerca de 2.000 personas de tradición musulmana, en su mayoría de origen marroquí. Representan aproximadamente el 7,5% del total de habitantes. A pesar de ello, el Ayuntamiento ha aprobado por mayoría esta moción que veta de forma anticipada cualquier uso de espacios públicos o municipales para celebrar actos religiosos islámicos, sin que exista ninguna solicitud concreta en curso.
El gobierno local está presidido por la alcaldesa del PP, Severa González López, que se mantiene en el poder gracias a sus diez concejales y al apoyo del edil de Vox. En la oposición, el bloque de izquierdas (PSOE e IU) cuenta con nueve concejales socialistas y uno del grupo mixto.
Desde el PSOE local, la portavoz Juana Guardiola tachó de “indignante” lo sucedido y denunció que se trata de una moción “xenófoba y sectaria”. “El Ayuntamiento como institución debe de ser de todos, al margen de las creencias de cada persona”, subrayó. En la misma línea, el concejal socialista Juan Antonio González Gomáriz expresó su malestar en X —antes Twitter—, asegurando que “siento vergüenza ajena que esta moción saliera adelante”.
Siento vergüenza ajena, como concejal y como ciudadano, que está moción saliera adelante el pasado lunes. @ppopular y @vox_es unieron sus votos para prohibir que se pueda celebrar el rezo del fin del Ramadán en espacios públicos. #Racismo #Xenofobia pic.twitter.com/ZHWEwJfXeU
— Juan Antonio (@gonzalezgomariz) August 4, 2025
Tachando esta medida como el resultado de quienes considera racistas y xenófobos, el concejal del PSOE en Jumilla aclara que la unión del PP y Vox es posible si se trata de la supremacía y el nacionalismo.
Un caso sin precedentes en España
En otros municipios españoles, sobre todo en Cataluña, ha habido denegaciones puntuales para celebrar fiestas islámicas en espacios públicos como plazas, polideportivos o explanadas. Sin embargo, nunca se había aprobado una prohibición general por adelantado, como la de Jumilla, sin que mediara una solicitud concreta.
Cuando esos vetos se han producido, ha sido alegando motivos técnicos, de seguridad o de orden público, pero nunca religiosos, ya que hacerlo supondría una vulneración de la Constitución española.
El periodista murciano Paulino Ros, experto en temas de islam en la región, recuerda que la libertad de culto está protegida por la Constitución y por el acuerdo entre el Estado español y la Comisión Islámica de España de 1992.
Vox quiere recuperar la Santa Inquisición
La legislación española prohíbe expresamente que un Ayuntamiento deniegue actividades religiosas por motivos confesionales. La moción de Jumilla, con una argumentación que califica directamente las celebraciones islámicas como "ajenas a la identidad nacional", se aleja del marco legal establecido y apela a la estrategia utilizada por la ultraderecha de subir la temperatura en los enfrentamientos, tanto ideológicos como cultural.
Los sucesos de Torre Pacheco, en la misma Comunidad Autónoma que Jumilla, que se dieron hace aproximadamente un mes pueden ser considerados como la antesala de la puesta en escena de lo anhelos supremacistas que se mencionaban con anterioridad. Con unos grupos ultras crecidos y sin precedentes, tanto Vox como sus votantes sienten ostentar la libertad que les permita defender, paradójicamente, su propia libertad ante aquellos que creen amenazar la soberanía en la que se reafirman.
Grupos ultras de extrema derecha provocaron una situación de caos en Torre Pacheco, protagonizando agresiones e insultos no solo contra la población magrebí, sino también contra personas que nada tenían que ver. Basta recordar el caso de un menor de 16 años que fue brutalmente golpeado tras ser confundido con uno de los agresores del anciano que fue apalizado por los jóvenes marroquíes, mientras participaba en la primera manifestación de repulsa por aquel ataque. Afortunadamente, la cordura ha prevalecido y los discursos racistas han perdido fuerza con el paso de las semanas.
Las prohibiciones a la comunidad musulmana
Este episodio recuerda a otros vetos que, años atrás, impulsaron partidos conservadores. En 2010, varios Ayuntamientos, como el de Lleida, prohibieron el uso del burka y el niqab en edificios municipales, con apoyo del PP y de CiU. El Senado llegó a aprobar una moción en la misma línea pero, sin embargo, en 2013 el Tribunal Supremo anuló esa ordenanza y dejó claro que los ayuntamientos no pueden limitar por sí mismos el uso de símbolos religiosos en espacios públicos.
En el ámbito europeo, sí existen leyes más restrictivas en países como Francia, Bélgica o Austria, donde el uso de prendas que cubren el rostro está vetado en la vía pública. España, en cambio, garantiza un mayor margen de libertad religiosa.
Según el último informe del Observatorio Andalusí (Comisión Islámica de España), al finalizar 2024 vivían en España 2,54 millones de musulmanes, el 5,4% de la población. De ellos, 146.700 residen en la Región de Murcia, siendo una de las comunidades con mayor proporción de ciudadanos musulmanes. La mayoría vive, trabaja y estudia en sus municipios, donde forman parte activa del tejido social.
En Jumilla, faltan todavía seis meses para la próxima fiesta del Ramadán, lo que subraya el carácter simbólico y preventivo de una prohibición que no responde a ninguna urgencia real, sino a una voluntad de exclusión.