Mónica García (Madrid, 1974) se ha convertido en la cabeza de cartel de Más Madrid a nivel autonómico. Su lenguaje es claro y espera que el proyecto que nace de su mano y de la de Rita Maestre, quien coge las riendas de la formación a nivel municipal, también lo sea. Curtida en el hospital 12 de Octubre de Madrid como anestesista, García lleva años reivindicando a tiempo parcial en lo político y completo en lo personal la necesariedad de acabar con la política de las privatizaciones y apostar firmemente por la defensa de los derechos laborales de los sanitarios de la pública. 

Mensaje que por motivos que nadie esperaba ni deseaba cobra más importancia que nunca. Con los MIR echados a la calle reivindicando sus derechos, la Atención Primaria pidiendo una mayor financiación y Ayuso construyendo hospitales mientras desatiende las necesidades básicas de la ciudadanía en este momento, García explica que "no hemos aprendido nada". Por ello, la madrileña da un paso al frente respetando el legado de sus predecesores pero con ganas de seguir cambiando las cosas desde dentro. 

- Felicidades por el paso adelante. 

- "¿Felicidades o vaya en la que te has metido?", bromea la líder de Más Madrid a nivel autonómico antes de contestar a las preguntas de ElPlural.com.

PREGUNTA: El proceso participativo de Más Madrid ha finalizado tras más de un año de preparación. Atrás quedan personalidades del peso de Manuela Carmena e Íñigo Errejón. ¿Qué diferencia al proyecto? ¿Cómo convertir a Más Madrid en una candidatura ganadora?

RESPUESTA: Partimos de dos liderazgos muy fuertes y trataremos de coger el relevo. Queremos reivindicar que la plataforma ha de convertirse en el espacio de la nueva política. Esa política amable, simpática, que no solamente se nutra de militantes que pertenezcan fielmente al partido. Se trata de recuperar a toda esa gente que quiere estar en política pero que no quiere militar de una forma férrea. Lo intentaremos.

P: Durante la rueda de prensa de presentación explicó que era necesaria una estructura que diagnosticase bien la realidad social. La pregunta sale sola: ¿Cuál es el diagnóstico actual que realiza Mónica García?

R: Debe cambiar cómo se acercan los partidos a esa realidad social. A mí me gusta imaginar que la realidad es un sistema nervioso con ramificaciones que se pueden explorar para anticiparse a lo que pueda suceder. Yo que trabajo en un hospital y defendiendo a la sanidad creo que esa doble vertiente se puede extender a muchos actores y profesionales a los que les apetezca entrar y colaborar en política.

La realidad está matizada por muchos sesgos, pero sí hay algunas cuestiones contundentes en la Comunidad de Madrid. Se trata de una región rica y desigual, la segunda comunidad que más segrega en los centros educativos, que tiene una sanidad depauperada… una realidad sobre la que puede actuar un sujeto político.

P: La búsqueda de la implicación ciudadana en las cuestiones políticas. Precisamente durante la pandemia la sociedad parece haberse dado cuenta de la importancia de dotar de recursos al sector público. ¿Por qué se insiste en la privatización? ¿Cómo se puede subvertir el modelo?

R: Es un modelo muy instalado y que ha operado con absoluta impunidad. En las últimas elecciones tuvo un castigo electoral, pero a su rescate siempre ha ido otro partido político. En Madrid hay una práctica del ladrillazo, del pelotazo, de la impunidad… nunca pasa nada. Realmente, en el día a día, si no estás muy metido en política no eres capaz de discernir si los rastreadores están privatizados o no; si la sanidad está privatizada o no.

P: ¿Está fallando la oposición a la hora de hacer llegar a la ciudadanía de forma clara y sencilla lo que representa el modelo instalado y hegemónico en Madrid?

R: Hay un interés explícito en que la política sea fea. En la Asamblea de Madrid se debaten muchas cosas, pero solo trasciende la bronca o las salidas de tono de Ayuso. Hay un interés de una parte del espectro político por que la política no interese. Debemos recuperar esa conexión con la política desde la izquierda, ese desprestigio que tiene la política. La política es transformadora y así debe verse.

La política puede hacerse desde el parlamento o desde cualquier otro lugar. Se trata de la participación de la sociedad en su día a día. Ahora la política sanitaria ha cobrado interés por la pandemia, pero no existiría si no fuera así.

P: Caminemos hacia esa política ciudadana. Los MIR reivindican sus derechos frente a la consejería de Sanidad. ¿Qué puede decir del movimiento?

R: Parece que piden una cuestión concreta, pero reclaman reformas estructurales. Si los servicios de urgencias son llevados por personas en formación significa que no hay especialistas. Su reivindicación es tan amplia que lo que debería hacer la consejería es replantearse toda la estructura organizativa del SERMAS. Si no cuidas a los que están en formación, no eres capaz de cuidar el servicio de salud.

No es una reivindicación corporativa, su trascendencia va mucho más allá. No son pobres chavales que pidan cuestiones concretas, sino que están sacudiendo el modelo implantado.

P: Una reforma estructural que tiene muchas ramificaciones. La Atención Primaria en Madrid…

R: Siempre tengo la sensación de que no se puede inaugurar la Atención Primaria. No es atractiva para el político de turno, no se corta ninguna cinta. Salvan vidas en silencio y no tienen recorrido electoral. Se trata de hacer política en base a la realidad y la Atención Primaria ha sido la gran olvidada en toda España y especialmente en la Comunidad de Madrid, donde estamos maltratando a los profesionales.

P: El primer peldaño del sistema sanitario golpeado. Igual que el primer peldaño para evitar una nueva oleada del virus. ¿Por qué Madrid no cuenta con los rastreadores suficientes? ¿Se malversan las cifras?

R: No acabo de comprender el problema de los rastreadores. Te estás jugando la intensidad del rebrote. Te estás jugando que la gente acabe en la UCI o no. Además, es barato. Hemos hecho el cálculo y con 2,5 millones de euros al mes tienes los rastreadores suficientes para que por lo menos nadie te diga que no has hecho tu trabajo.

Han jugado la carta de echar la culpa al Gobierno, pero no soy capaz de comprender si se trata de incompetencia o de mala fe que te juegues que la gente se contagie de forma imparable. La intensidad de los contagios depende de los rastreadores. Cuando tienes ingresos en el hospital, esta enfermedad ya se te ha ido de las manos.

P: Como contrapunto, sí que hubo una inversión millonaria para el hospital de Ifema. Desde Más Madrid denunciáis que en el hospital de campaña se invirtieron 80 millones de euros opacos.

R: Son 80 millones inexplicables. Hemos analizado todos los consejos de Gobierno para recoger los gastos destinados a Ifema. 80 millones para un hospital que solo ha estado abierto 41 días. Ha sido un hospital bastante residual. Si se hace la traslación a un hospital con funcionamiento en todas las áreas, te has gastado cuatro veces más de lo que se gasta el 12 de Octubre o La Paz.

No es inocente. No solo has hecho una plataforma propagandística para desviar la atención de los hospitales públicos, sino que además tienes una red de chanchullos con viejos amigos como el Grupo GEE de la electromedicina.

P: ¿Huele mal el nuevo hospital que costará 50 millones de euros a los madrileños en Valdebebas? Sigue sin publicar ni el plan de contingencia, ni el informe técnico ni se han dado a conocer las empresas adjudicatarias. La AME ya ha denunciado ante Intervención que no hay "marco legal" que ampare su construcción.

R: Es muy difícil darle la razón a un fantasma. No tiene contratos, no se sabe cuánto nos va a costar, no hay informes que nos digan para qué lo hacemos. Están apelando a la fe cuando no hay ni un solo experto que diga que necesitamos un hospital de pandemias. No hemos entendido nada de lo que ha pasado en la Comunidad de Madrid. O peor, han entendido la pandemia para hacer lo que llevan haciendo 25 años utilizando una emergencia. Es de una catadura moral que alcanza lo indecente.

Cuando nos pusimos a ver las empresas involucradas apreciamos que eran todas amigas de sumarios. O al menos sospechosas habituales que han aprovechado una epidemia. Utilizar la sanidad pública para hacer negocio ya es mezquino, pero hacerlo con una pandemia sobrepasa todos los niveles.

P: Para finalizar, antes le he pedido un diagnóstico político y ahora le pido uno personal como política, anestesista del hospital 12 de Octubre y madre. ¿Cuándo se dio cuenta de que el coronavirus supondría un antes y un después?

R: Hay dos momentos. La primera semana de marzo se respiraba una calma tensa. No había datos, pero ya había una sensación de que ya íbamos tarde. Las características de esta pandemia son muy traicioneras y cuando empiezan a ingresar los pacientes ya se te ha ido de las manos.

El segundo de ellos fue cuando nos quedamos sin camas de UCI. Nuestro sistema sanitario colapsó a una velocidad de vértigo. En nuestro hospital teníamos siete escenarios y pasamos desde el tercero hasta el último en un fin de semana. Nos hemos dejado a mucha gente fuera. Esa es la parte más dramática, y todo mientras Ayuso no reconocía el colapso del sistema sanitario. Se cayó a pedazos el argumento de que teníamos la mejor sanidad del mundo.