El Gobierno de Isabel Díaz Ayuso ha obligado a profesoras en permiso de maternidad a acudir a cursos de formación de manera presencial bajo la amenaza de que, si no iban, suspenderían las prácticas necesarias para empezar a ejercer la profesión. De esta manera, muchas madres han tenido que asistir a clase con sus hijos recién nacidos porque la Consejería de Educación no permitía que asistieran a la lección en línea o saltársela pese a que alegaran una causa de fuerza mayor; lo que ha provocado que, por ejemplo, algunas de las afectadas hayan tenido que parar durante la clase para dar de amamantar a sus hijos.

El escenario lo ha reflejado Comisiones Obreras (CCOO) a raíz de las denuncias que han llegado al sindicato por parte de las alumnas contra la líder regional, cuyo departamento de Educación ha ido recibiendo por escrito peticiones para retrasar las prácticas o no acudir a las mismas por causas justificadas, recibiendo siempre la negativa del equipo popular, eso cuando éste respondía a sus motivos.

Conectarse desde el hospital

ElPlural.com se ha puesto en contacto con el sindicato para que cuente un poco más sobre el caso en la sesión final del curso. En el momento de redacción de estas líneas, las protagonistas primeras -es decir, las profesoras- estaban precisamente en clase afrontando la última jornada, en la que ha tenido lugar la presentación del proyecto final.

Las afectadas lamentan que han escrito en reiteradas ocasiones a la Consejería pidiendo una solución, pero sin éxito. En estas jornadas, apuntan, algunas han tenido que optar por llevar el biberón y que, ni siquiera habiendo dado a luz hace poco pudieron saltarse la clase y buscar una alternativa, hasta el punto de que algunas se tuvieron que conectar desde el mismo hospital. Todo ello, pese a las promesas que, aseguran, les habían hecho desde Educación y que iban en todo momento en favor de la conciliación. Ahora la Consejería reconocen algún caso de alumnas que han ido a clase con su hijo.

Duración excesiva

La polémica responde al curso de Capacitación Integral Docente (CID), que Ayuso anunció en junio de hace dos años como MIR educativo. Antes del curso aquí expuesto, el primero en el que se ha llevado a cabo el nuevo programa, los profesores recién incorporados pasaban un periodo de prácticas de seis meses en el lugar de trabajo en el que hubieran sido asignados. Esto es, dos meses más que el tiempo estimado en las demás comunidades, lo que ha llevado igualmente a críticas derivadas de la duración.

“Se está produciendo la situación que ocurriría. Este curso tan largo durante las prácticas más largas de España no se justifica”, lamenta Isabel Galvín, portavoz de CCOO cuando califica el curso y el programa como un “experimento político” para “confrontar y diferenciarse del resto de comunidades donde los profesores que aprueban las oposiciones hacen prácticas de cuatro meses y no hacen este tipo de cursos”. “Es un agravio comparativo y un maltrato al profesorado de Madrid al que parece quererle adoctrinar con la ideología de la Consejería más que aportar información útil y rigurosa”, apostilla.

En concreto, la duración de las prácticas se complementan con 120 horas de clase  -número que baja hasta 80 para los profesionales que llevan de interinos más de tres años- y el formato era híbrido en la teoría, aunque en la práctica se ha visto que en las clases presenciales la Consejería no ha hecho ningún esfuerzo por adaptarse a las necesidades de las alumnas; siendo uno de los requisitos imprescindibles asistir al aula en la parte práctica.

La justificación que dio en marzo el equipo de Ayuso para invertir 1,5 millones de euros en el proyecto y llevarlo a cabo fue que “reforzaría e incrementaría la calidad de las aulas madrileñas gracias a la mayor preparación de la plantilla del profesorado de los cerca de 1.500 colegios públicos e institutos”.

Curso muy polémico

En realidad, asegura Galvín, la idea de Educación ha generado “mucho malestar y situaciones de estrés”, y es que “lo que llamaban MIR son unas prácticas en las que se genera una nueva categoría o grupo de profesorado en ejercicio con menos derechos laborales y profesionales, que queda fuera de los acuerdos alcanzados en Mesa Sectorial o de la normativa básica de aplicación para todo el profesorado o para todos los trabajadores y trabajadoras como la Ley de Igualdad”.

Asimismo, el caos se apoderó desde el principio del curso cuando, señala CCOO, no cabía el profesorado participante y la información sobre la presentación de los módulos no coincidía con la publicada en la web. Algo similar ocurría respecto a la entrega de actividades que, a veces, se anunciaban en el último momento.

Para más inri, desde Comisiones subrayan que quienes acuden a estos cursos escuchan lemas como “abandonar la cultura de la crítica” o que “no seáis activistas”, algo que se solo se entiende, dicen, si la finalidad que persiguen las clases es distinta al de la enseñanza.