Hay quienes relacionan el buen hacer con el éxito, aplicando la máxima de la meritocracia a cualquier aspecto de la vida, también profesional y, concretamente, empresarial. Este es el ejemple de Bricomoreno, una microempresa familiar de carpintería que, con tal solo siete empleados, contempla unas cifras de negocio espectaculares.
Tal y como ha podido conocer ElPlural.com, la firma ha cosechado una cifra de negocio de 526.927 euros en el último curso del que hay registros (2024), según se desprende de la consultora Axesor.
Más allá de una cifra que choca con el volumen de trabajo que a priori se puede relacionar teniendo en cuenta el número de trabajadores y los servicios que presta la empresa, llama la atención la cantidad de contratos menores que Bricomoreno ha firmado con la Comunidad de Madrid a menos desde 2016. Y sorprende todavía más porque su responsable, Sergio Moreno, es concejal del Partido Popular en San Martín de la Vega (Madrid).
Él y su hermano dirigen una empresa que llevan años operando mediante un sistema de contratación que, usado de manera exagerada, supone una situación irregular. La Cadena Ser ya informó de este asunto en 2018, pero la metodología ha seguido siendo la misma: Bricomoreno ha continuado recibiendo un chorreo de dinero del Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso, si bien desde entonces se ha aplanado el volumen de actividad. “Lo denunciamos en su día y molestó mucho, porque se pensaba que era un ataque hacia su persona (…) Lleva a “mal pensar”, confirman a este periódico fuentes socialistas.
Contratos de seis euros
En el momento de publicación de estas líneas, se habrían cerrado más de mil contratos menores entre la Autonomía y la empresa, cuyo objeto social se centra en la “fabricación, compra, venta, importación y exportación de mobiliario de madera”.
Algunos de los acuerdos más controvertidos se cerraron para operar en el Gregorio Marañón, uno de los hospitales insignia de la capital. Los montantes eran tan variopintos que incluían desde 7.000 euros para la adecuación de un mueble, hasta los 6 euros para reparar el mobiliario del centro sanitario.
No pasa desapercibido que troceando la factura la entidad contratante, en aquella ocasión el espacio hospitalario, evita tener que convocar un concurso público, ya que la ley obliga a hacerlo si el presupuesto de la oferta supera los 15.000 euros.
Desde ese momento, el modus operandi se habría mantenido. Tal y como refleja Óscar H. (@CiudadanO_O en X), ciudadano muy activo en redes sociales, a raíz de la información disponible en el Portal de la Transparencia y otros, que cita en 1,6 millones de euros y 1.473 contratos menores parte de la facturación de la firma en los últimos años. “Parece que es bastante dependiente de la Administración madrileña”, evidencia.
“No sé si ha existido alguna irregularidad en la contratación con esta empresa. No sé si el éxito de la misma con la Administración de Madrid tiene que ver con la condición de cargo electo del PP de uno de sus dueños. Sí sé que es necesario fiscalizar. Más y mejor”, concreta.
“El boca a boca”
El dueño de la empresa, en conversación con este medio de comunicación, defiende que los datos no tienen nada que ver con su puesto en política: “A nosotros nos dan el trabajo y lo hacemos (…) Hacemos un buen trabajo, somos un poco especiales en él, hacemos cosas un poco más específicas”.
En esta línea, indica que él es un “simple concejal” que “no gobierna” -la localidad ahora la capitanean los socialistas- y que “no tiene ninguna relación con nadie” en este sentido: “Me dedico a hacer las cosas en mi municipio, nada más y nada menos”. Asimismo, destaca que la compañía opera antes de su entrada en política y él “desde 2012 en temas de administración”. “Yo tengo muchísimos clientes, llevamos toda la vida en esto”, incide.
Sobre la forma de trabajar, Moreno no concreta muy bien si su empresa se presenta o no a concurso público y cuáles de los acuerdos que se han llevado a buen cauce ha sido tras la competencia con otras empresas: “Algunos trabajos sí han ido a concurso, otros no sé exactamente cómo se hacen. A nosotros nos piden un precio y cuando nos dan el trabajo nos mandan el contrato para firmarlo y ya está”.
“No te puedo decir exactamente qué cantidades sin mirarlo (…) Incluso hay cosas que hemos dicho que no podíamos hacerlas porque no hemos entrado en plazo o… Pero casi todo se hace a demanda, nos lo piden y poco más”, cierra.
Otra trabajadora de la empresa, que ha respondido a ElPlural.com antes de que nos atienda el dirigente de la misma, ha defendido que el flujo de dinero y contratación se corresponde con “el trabajo que hacemos”. “(Es gracias) al boca a boca. Lo hacemos todo de forma artesanal; todo nuestro trabajo perdura”, llega a decir.
“¿Todas las empresas que prosperan tienen que ver con las actividades que haga cada persona en su vida personal?”, pregunta esta trabajadora, obviando que no la vida política no es estrictamente privada. “Es una microempresa, la contratación menor no es tanta y obedece a trabajos esporádicos y temporales”, sopesa, emplazando que solo son una firma que “quieren sobrevivir”.
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