Esta semana ha tenido lugar la cuarta jornada de huelga de los trabajadores de las residencias privadas de la tercera edad, centros de día y servicios de ayuda a domicilio, que llevan todo el mes movilizándose para exigir condiciones salariales y laborales dignas.
Convocadas por la Confederación Intersindical Gallega (CIG) se han desarrollado protestas frente a las instalaciones de distintos centros de la región, en las que se ha contado en muchos casos con el apoyo de los propios residentes.
Aunque la huelga ha tenido en términos generales importante respaldo, aseguran desde la CIG, critican que los servicios mínimos decretados "son abusivos", sobre todo, en el servicio de ayuda en el hogar.
Los trabajadores de este sector lamentan la falta de repuesta por parte de la patronal y lamentan que las mesas de negociación estén paralizadas. Asimismo, acusan a la Xunta de Galicia que lidera el Partido Popular de Alfonso Rueda, de "mirar para otro lado, ignorar sus responsabilidades y desentenderse de las condiciones en las que se prestan unos servicios esenciales coo son el del cuidado de mayores y personas dependientes.
Ratios insuficientes
En el caso de las residencias y centros de día privados, el principal problema tiene que ver con las ratios de personal, tan bajas que en días de huelga el número de trabajadores supera el de los días normales. Esto se traduce en una "sobrearga de trabajo brutal", cuenta Rosa Vila, gerocultora del centro de día de Cogami en Vigo, que apunta a su vez, lleva a que las empresas no logren encontrar personal. "Una trabajadora puede atender hasta a 15 personas o más", enfatiza, recordando que ella misma ha llegado a acostar a 25 en una noche.
Vila asegura que también que buena parte del personal cobra incluso por debajo del salario mínimo interprofesional, pero se completa la nómina con pluses de antigüedad o por domingos y festivos trabajados.
Por otro lado, es frecuenta que tengan que asumir tareas que no les corresponden y para las que en en algunos casos no están preparadas. "Las cuidadoras tenemos que dar medicaciones porque no hay enfermeras y atender a pacientes con patologías psiquíatricas para las que no estamos formadas", destaca. En este contexto asegura también que los centros de día están acogiendo a personas dependientes de grado 3 "cuando no están preparado para ello" y , por tano" no se les está dando una atención de calidad".
"Cada vez peor"
En lo que respecta al serivicio de ayuda a domicilio, los trabajadores recuerdan que el convenio del sector lleva caducado 12 años y exigen una nueva negociación. “Cremos que ya es hora de que se sienten, pero con seriedad y con voluntad de llegar a acuerdos", subraya Rosa Couto, trabajadora y delegada de la CIG en el SAF de Vigo. En este sentido, indica que es fundamental "poder tener unos horarios compatibles con la vida personal, hacer una valoración de riesgos en los centros de trabajo y establecer un protocolo actualizado que garantice la seguridad de las personas trabajadoras".. “Prestamos servicio en domicilios en los que se producen amenazas, acosos y agresiones", enfatiza.
En la misma línea, subraya la falta de ayudas técnicas que ayuden a mover a personas con más de cien kilos, lo que acaba provocando en el personal lesioneçs que las mututas ignoran y atribuyen a "cosas de la edad". A su juicio, en los 32 años que lleva en el servicio no se ha conseguido ninguna mejora de las condiciones de trabajo, sino todo lo conrario. "Estamos cada vez peor”, lo que hace vital seguir movilizándose "hasta que la patronal se siente a negociar".