La ciudad deportiva que el Real Club Celta de Vigo, a la vista de cómo se están desarrollando los acontecimientos, va camino de convertirse en un verdadero quebradero de cabeza, si no lo es ya, para el Gobierno de la Xunta de Galicia y el Partido Popular, que es el que tiene el bastón de mando del concello de Mos (Pontevedra) donde se ubican estas instalaciones.

Sobre las mismas pulula la sospecha de las irregularidades denunciadas por diferentes entidades ecologistas y vecinales. En el punto de mira, las licencias concedidas y un supuesto incumplimiento por parte del club de fútbol vigués con respecto al proyecto inicialmente aprobado. Dicen los denunciantes que Carlos Mouriño, presidente del R.C. Celta y muy próximo al PP, ha sobrepasado con creces lo que estaba inicialmente previsto, lo que puede conllevar un perjuicio grave desde diferentes puntos de vista para el entorno natural.

Mientras el asunto está a la espera de su resolución judicial, en las últimas horas se ha sabido que esta Ciudad Deportiva ha sido seleccionada como finalista de la XV Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo.

La noticia es considerada por los vecinos de Mos, la Asociación de Vecinos de A Portela y la plataforma A Auga é Vida de “difícil comprensión”, de ahí que hayan anunciado su adhesión a las peticiones que piden que se dé marcha atrás a esta decisión dirigidas a la organización del certamen que, curiosamente, está convocado por el Ministerio de Transportes a través de la Dirección General de Agenda Urbana y Arquitectura.

Cabe recordar que el proyecto y su posterior ejecución provocaron “una fuerte contestación social”, según señalan desde A Auga é Vida, entendiendo, además, que el intento de “recalificar y urbanizar una zona de protección forestal atenta contra la manera de vivir y de sentir” de esta comunidad.

A juicio de los vecinos, de no rectificar la candidatura de la Ciudad Deportiva del Celta a los premios, los organizadores “corren el riesgo de perder totalmente el prestigio y la visión de futuro para una arquitectura sostenible”. A esto, dicen, conlleva no rectificar la decisión y mantener entre los finalistas unas obras “cuya legalidad y viabilidad ha sido cuestionada desde distintos ámbitos”.

Concentración vecinal.

Se refieren, en concreto, a que este proyecto ha sido llevado ante la justicia por posibles delitos contra la ordenación del territorio y prevaricación administrativa, además de estar en contraposición “con el aprovechamiento sostenible de los recursos hídricos y forestales”.

También Ecoloxistas

A estas advertencias a los responsables de la XV Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo, también se han sumado desde Ecoloxistas en Acción.

Esta organización recuerda que estas instalaciones deportivas fueron denunciadas “por estar proyectadas sobre suelo rústico de especial protección forestal”, además de existir una “evidente” separación entre lo construido y “la licencia municipal otorgada”.

Estos motivos han provocado que, en la actualidad, la Ciudad Deportiva del Celta tiene sobre sí varias denuncias, a lo que se se suma el hecho de que el propio Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico emitió hace no mucho tiempo un informe preceptivo desfavorable al Plan Especial de Infraestructuras y Dotaciones Deportivas por el que el concello de Mos pretendía legalizar "vía express" estas obras una vez construidas.

La nueva Ciudad Deportiva del Celta ‘A Fouteza’ fue inaugurada por Alberto Núñez Feijóo en noviembre del año pasado. Si esa puesta de largo es o no definitiva lo decidirán los tribunales. Lo que parece evidente es que el terreno de cerca de un millón de metros cuadrados que ocupa el espacio deportivo y una gran superficie comercial, a tenor de las denuncias y de acuerdo con el Plan General en vigor, está considerado rústico de protección forestal. Por ello, insisten desde Ecoloxistas, los informes emitidos hasta ahora “no avalan una operación urbanística que va a tender severas implicaciones para la flora, la fauna, los manantiales, los cursos de agua e, incluso, para el tránsito de vehículos en los accesos a la ciudad de Vigo, ya de por sí saturados”.