Un hilo de una usuaria de Twitter publicado ayer ha tenido unas consecuencias de difusión de una noticia de grandes dimensiones. La santanderina Mery Ruiz alertó ayer en la red social del pajarito de que familias del municipio cántabro de Comillas estaban recibiendo desde hace varias semanas una carta de un sacerdote de esa localidad en las que les da un ultimátum a quienes enterraron en el viejo cementerio local a un familiar. Lisa y llanamente les exige que o pagan 2.300 euros o sus familiares enterrados en este cementerio propiedad de la parroquia o irán directos a la huesera. Más de dos mil euros es la frontera entre permanecer enterrado en el sepulcro del camposanto o ir a una especie de fosa común.

De esta forma tan clara y dura ha denunciado esta usuaria en Twitter, o pagas o los restos se depositarán "en la huesera".


2.300 euros y cuota mensual

Pero no queda ahí esta especie de “impuesto revolucionario pos mortem. Y es que a esa suma tan alta habrá que sumar, según pide el sacerdote en su carta, una cuota mensual de 14 euros en concepto de “donación”. Según la denunciante de Twitter todas estas transacciones, desde el pago inicial de 2.300 euros hasta esta minuta mensual, deberá abonarse sin que haya justificación oficial ni declaración de por medio, todo sin "recibos ni facturas de por medio"

De llevarse a cabo este requisito económico los restos de muchos vecinos enterrados allí y por lo que tuvieron que pagar en su momento, no podrán descansar en los panteones familiares o sepulcros individuales y estar localizados por sus familias pues irán a un enterramiento común.

Y en 30 años, otro pago

Además esta usuaria de Twitter advierte que aunque se realicen estos pagos a la Iglesia como requiere el cura, esto no garantizaría que el descanso sea “eterno” pues es posible que en 30 años las familias vuelvan a encontrarse con el mismo problema ya que es el plazo que en la carta se indica de duración del “impuesto”. 

 

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