Una comparativa de los contratos del agua ha despertado recelo en el municipio de Águilas por su modelo menos ventajoso respecto al de San Javier. Mientras este último generaba un canon inicial de 8 millones de euros para las arcas municipales, el de Águilas no prevé canon de entrada y las inversiones futuras se imputarán muy probablemente a los ciudadanos incrementando las tarifas, ya que dejará de aportar entre 35-58 millones al Ayuntamiento, según los expertos.

Técnicos que han evaluado ambas licitaciones por ser semejantes en cuanto a población de ambos municipios (35.800 en San Javier y 37.400 en Águilas), advierten de que el segundo genera incentivos perversos respecto al sistema de puntuación para las empresas licitadoras. 

Este análisis pone el foco en que, mientras que el contrato de abastecimiento de agua en San Javier aglutinaba una mayor competencia, con ingresos inmediatos y alivio tarifario, el concurso de Águilas fomenta menor canon, más dependencia de la tarifa y un sistema de puntuación señalado como poco transparente. 

El contrato de San Javier, con un plazo de 20 años y un valor estimado de más de 224 millones sin impuestos, permitió que los licitadores presentaran ofertas que combinaban canon inicial, importe de obras y canon variable. El resultado fue una horquilla de propuestas con aportaciones totales que llegaron hasta los 100 millones de euros del valor del contrato, es decir, el 45%.

Sin embargo, la licitación de Águilas, con un plazo mayor de 25 años y un valor estimado de 233 millones, fija un importe de obras de apenas 15 millones en los primeros 5 años, dejando al descubierto los veinte siguientes. Además, las fórmulas de calificación empleadas desincentivan hacer grandes ofertas, asignando puntuaciones próximas a la máxima a ofertas de canon superiores al 10%. El canon total que el ayuntamiento podría obtener con la calificación propuesta se sitúa en apenas el 16,8%, es decir, muy por debajo del rango medio de San Javier (33,5%).

Esto tiene consecuencia directa sobre las arcas públicas, razonan fuentes cercanas al Ayuntamiento de Águilas, que prevén una pérdida de entre 15 y 25 puntos del canon, lo equivalente a entre 35 y 58 millones de euros menos para el municipio aguileño.

En la práctica, el modelo de Águilas se traduce en que cualquier inversión futura repercutirá en el recibo del agua, o sea, el ciudadano terminará asumiendo casi con total seguridad a través de su tarifa los costes que en San Javier fueron absorbidos parcialmente gracias al canon inicial y las aportaciones de las licitadoras.

La valoración subjetiva de la licitación, la que más cuenta

Las fórmulas matemáticas premian las ofertas mediocres optimizadas frente a las realmente competitivas; los topes artificiales, por ejemplo, 32 horas de formación o 120 meses de experiencia del jefe del servicio, limitan la concurrencia; el 44% de la puntuación depende de criterios subjetivos, con categorías como “correcto” o “muy bien”, sin parámetros objetivos claros, abriendo la puerta a decisiones discrecionales.

Denuncian, además, que el peso de aspectos ajenos al servicio, como el plan de acción social o la conciliación laboral, se ha puesto al nivel de criterios críticos como la calidad del agua o el plan de emergencias. 

Por todo ello, el contrato de Águilas ha sido paralizado por el Tribunal Administrativo Central de Recursos Contractuales (TACRC) con un decreto por 

suspensión cautelar, tras los recursos interpuestos por AQLARA Ciclo Integral del Agua, Hidrogea, Socamex, así como por el Colegio de Ingenieros de Caminos Canales y Puertos de la Demarcación de Murcia.

La suspensión del TACRC, dictada conforme a los artículos 49 y 56 de la Ley de Contratos del Sector Público, llega en una fase temprana del proceso, antes incluso de que se abrieran las ofertas técnicas y está previsto que se resuelvan a finales de este mes deseptiembre.