Lo volveremos a hacer” (Ho tornarem a fer) es la nueva frase de moda del marketing soberanista. Jordi Cuixart, presidente de Òmnium, la pronunció solemnemente en su última intervención ante el tribunal presidido por Manuel Marchena en su alegato a favor de la desobediencia pacífica. La entidad ha lanzado una campaña publicitaria con esta frase que ya lucen los autobuses de Barcelona, el presidente de la Generalitat la ha hecho suya y de aquí para abajo todos los dirigentes independentistas parecen dispuestas a volver algo que exactamente nadie sabe de qué se trata, dadas las múltiples versiones contradictorias de lo que hicieron.

Este “lo volveremos a hacer” es un remiendo de la clásica frase de Lluís Companys: volveremos a luchar, volveremos a sufrir, volveremos a vencer. En estos momentos, dicha composición poética del presidente de la Generalitat fusilado por el franquismo (quien antes también había gritado en uno de sus mítines más famosos “Visca Espanya”, en solidaridad con la defensa republicana de Madrid, aunque este grito no suele ser reivindicado por casi nadie) se combina en el subconsciente popular con uno de los versos más famosos de Raimon, tu ya me entiendes (tu ja m’entens) y el discurso ya funciona: Volveremos hacer aquello que tú ya sabes y que no hace falta decir.

La clave es “aquello” porque permite a todos los sectores reafirmarse en lo que hicieron, fuese lo fuere. Los abogados lo plantearon ante el Supremo como una creación artificiosa del discurso político; los legitimistas creen haber proclamado la república; y los republicanos insinúan ahora que fue un primer intento de presión al Estado para acabar haciendo inevitable un referéndum de verdad, a la larga. La combinación Companys-Raimon es el estilo Òmnium de movilizar a la gente frente al estilo ANC, cuyas hojas de ruta son de mayor radicalidad, alentando a la Generalitat a proclamar la república en cuanto puedan.

Los abogados defensores debieron sentir escalofríos profesionales cuando oyeron proclamar a sus clientes su firme voluntad de insistir en la desobediencia para alcanzar sus objetivos. La Fiscalía, por el contrario, se frotaría las manos y no tardó en apelar al peligro de reincidencia para negarse a atender la petición de libertad condicional para los ya juzgados. El gobierno de Quim Torra hizo suyo eslogan lanzado por Cuixart inmediatamente porque hace tiempo que no dan con una formulación emocionalmente aceptable para sus bases de lo que pretenden hacer.

La campaña publicitaria de Òmnium propiamente dicha se limita a recordar la frase de Cuixart, asociándola a manifestarse o a votar, sin concretar en referéndums o actos parlamentarios, separando el “volver a hacerlo”, abierto a todo tipo de interpretación, del “repetir” lo hecho, sobre el que existe una profunda discrepancia interpretativa entre los propios soberanistas. En las declaraciones periodísticas complementarias del propio Cuixart o de los dirigentes de la entidad se deja entender que se trata del 1-O, convertido en Cataluña en festividad de la desobediencia. 

Òmnium es una entidad creada en pleno franquismo para defender la lengua catalana por lo que ahora denominaríamos élites o casta de la sociedad catalana de la época: los Cendrós (el caballero Floïd) o los Carulla (Gallina Blanca). La ANC es una organización fundada con el recuerdo de la Assemblea de Catalunya bien presente, lo que implica evitar la intromisión de los partidos (fuente inevitable de división, según su doctrina) y dirigir el tránsito veloz hacia la independencia gracias a un movimiento unitario de la sociedad civil.