Carles Puigdemont pretendió convocar una cumbre de partidos y entidades independentistas en su casa de Waterloo para recuperar la apariencia de unidad y preparar el terreno para la puesta de largo de su Crida Nacional, pero ante las reticencias de ERC y la CUP a participar en un evento claramente promocional de su plataforma, que ya no es un partido si no la mismísima representación del país, según explican sus seguidores en las reuniones de captación de militantes, acabó por celebrar una de sus habituales sesiones de trabajo con el presidente Quim Torra a la que se sumaron diversos enviados del movimiento independentista para presentar el Consell de la República.

No se avanzó demasiado en la materialización de este proyecto, dado que ERC y la CUP, por motivos diferentes, no le dejan pasar una al ex presidente de la Generalitat, con quien mantienen diferencias públicas insalvables. El PDeCAT, el partido más afectado por la aparición de la plataforma de Puigdemont, estuvo representado en la reunión por la diputada Miriam Noguera, vicepresidenta del partido y militante del legitimismo, partidaria de la asimilación de la vieja Convergencia en el nuevo partido, que siguiendo la tradición catalana del “más que un club”, también será más que un partido.

La CUP se ha cansado de tanto simbolismo y ha decidido romper formalmente con el gobierno de Torra y ERC, al contrario, no parece dispuesta a aceptar otra cosa que una actividad simbólica en el campo de la internacionalización de la causa independentista, rechazando cualquier posibilidad de interferencia del consejo republicano con sede en Bruselas en el funcionamiento del consejo ejecutivo de la Generalitat. Por eso, en cuanto la dirección de ERC conoció el documento base de esta entidad, mandó al presidente del grupo parlamentario del Parlament, Sergi Sabrià, a frenar cualquier intento de convertir el Consell de la República en un organismo de capacidad ejecutiva o de fiscalización del legítimo gobierno de Cataluña.

Esta es la tercera vez que ERC se planta ante una iniciativa significativa de Puigdemont. Primero, fue su rechazo a la investidura del expresidente, ante las advertencias del Tribunal Constitucional; luego, la negativa a aceptar de la delegación del voto de los diputados suspendidos por el juez Llarena propuesta por JxCat como sucedáneo de la delegación de funciones aceptada por los procesados de ERC, perdiendo así los grupos independentistas la mayoría en la cámara y ahora, el frenazo a la vieja idea de Puigdemont de convertir el Consell de la República en una especie de gobierno en el exilio.

La única noticia de la reunión es que el diputado republicano Antoni Comín dirigirá el consejo y que la constitución del mismo se celebrará a finales de mes en el Palau de la Generalitat. Comín mantiene su escaño en el Parlament, pendiente de un recurso a su procesamiento, y está claramente alejado de las posiciones oficiales de ERC, de ahí el viaje de urgencia de Sabrià para asegurar la modificación del documento original que no consiguió la luz verde del partido de Oriol Junqueras. El Consell de la República siempre ha sido presentado por Torra como el tercer brazo del movimiento, especializado en la internacionalización, junto con el gobierno, dedicado a la batalla institucional y las entidades cívicas, concentradas en la movilización.

El siguiente acto del programa de efemérides de las conmemoraciones patrióticas de este octubre es la presentación del Fòrum Cívic Social i Constituent. A esta entidad se le encomendará la promoción de un debate popular sobre cómo debería ser la república catalana y será dirigida por Lluís Llach. Además del ex diputado de JxS, parece que podría contar con la colaboración de la ex consellera socialista, Marina Geli, el ex diputado de Podemos, Albano Dante y la periodista y abogada Bea Talegón, entre otros nombres que permitan sustentar la tesis de la ampliación de la base social del independentismo.

La CUP tampoco va a participar en esta entidad por considerar que forma parte del folclore y no ayuda a la implementación del mandato del 1-O, ni a la defensa de la vía unilateral. Su portavoz Carles Riera ha explicado en els Matins de TV3 que tampoco apoyarán los presupuestos del gobierno Torra, sin expresar ninguna preocupación por el hecho de que su actitud pueda provocar la convocatoria de elecciones en Cataluña.