El expresident de la Generalitat Carles Puigdemont se trasladó a Bruselas con nocturnidad y al estilo hollywoodiense para “internacionalizar” el conflicto catalán y como estrategia de defensa ante la justicia española. El secretario de Estado de Asilo de Bélgica, Theo Francken, del partido independentista flamenco N-VA, abrió el melón invitando a Puigdemont a solicitar asilo político. Desde ese momento, se temió que Bélgica entrara en conflicto diplomático con España, algo que no ha sucedido. Lo que sí ha provocado la aventura europea del expresident ha sido una fractura notable en la propia Cámara de representantes belga. Buena muestra de ello es que el primer ministro, Charles Michel, se ha sometido a una batería de preguntas sobre Cataluña y Puigdemont en el seno del parlamento, concretamente en la Comisión de Interior.

Ha sido una jornada incómoda y tensa para el primer ministro belga, como también lo ha sido para el presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy. Mientras Michel respondía a preguntas de su parlamento, Rajoy hacía lo propio en el Congreso de los Diputados. La situación se aventura equivalente, pero no lo es. Mientras Michel sí que ha dado la cara respondiendo a unas 15 preguntas, el presidente del Gobierno tan solo ha respondido a tres.

La portavoz parlamentaria del PSOE, Margarita Robles; el portavoz parlamentario del PNV, Aitor Esteban, y la diputada de EH Bildu, Marian Beitialarrangoitia; han sido los diputados bendecidos con el honor de poder preguntar al presidente del Ejecutivo sobre la crisis territorial más grave de la historia de la democracia española. Rajoy les ha dedicado unas palabras y ha cedido la palabra a la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría.

A diferencia de Rajoy, Charles Michel ha respondido religiosamente a todas las cuestiones planteadas. Diferentes parlamentarios de todas las formaciones políticas (nacionalistas flamencos, socialistas, ecologistas y verdes, formaciones de extrema derecha…) han preguntado durante unos 40 minutos al primer ministro, tal y como relatan Beatriz Navarro y Pablo Rodríguez, corresponsales en Bruselas de La Vanguardia y El Mundo respectivamente.

En su exposición de los hechos, Michel ha reclamado que se deje trabajar a la justicia y que para él solo existe un interlocutor en España.

Puigdemont no ha conseguido sumar adeptos a su causa -de momento-, lo que sí que ha conseguido es llevar la cuestión catalana al parlamento belga, lo que debería sonrojar a Rajoy: el primer ministro belga ha respondido a más preguntas sobre la cuestión catalana que el presidente del Gobierno de España.