Los presupuestos de la Generalitat para 2012 son menos incisivos en los recortes, porque sin duda el gran tijeretazo ya está hecho, pero se ufanan en aumentar tasas en todos los ámbitos. Eso sí, todavía está pendiente la negociación con las organizaciones sindicales de funcionarios que no auguran ningún acuerdo. De hecho, el día 29 los trabajadores públicos acentuarán y radicalizarán sus protestas. Sobre la mesa el Gobierno plantea más recortes salariales, reducciones de jornada y los interinos cuentan como en la mili, los días que les quedan en su puesto de trabajo.

La primera gran subida será en el transporte. El Gobierno de Mas y el Ayuntamiento de Trias han incrementado los precios del transporte público en una media del 8%, aunque las tarjetas más usadas todavía han aumentado por encima de esta cifra. Durante años, Mas y Trias habían protestado y criticado a los gobiernos socialistas por los aumentos del transporte. Fueron buenos alumnos, porque en su primera decisión han pasado el examen con nota. El aluvión de críticas de partidos, ciudadanos y entidades vecinales no se ha hecho esperar. Como guinda final, otra decisión: el metro dejará de funcionar la noche de los festivos a partir del 7 de enero.

Tampoco se han quedado atrás en materia sanitaria. A partir de ahora los catalanes pagarán un euro por receta. Será una norma de carácter universal. O sea, los que necesiten una medicación pagarán más hasta un máximo de 61 euros al año. No habrá distinciones de rentas. Todos pasarán por caja sea cual sea su nivel de ingresos. El copago sanitario en la receta médica es ya una realidad. El gobierno piensa así recaudar 102 millones de euros. La supresión del impuesto de sucesiones hizo que la Generalitat dejara de ingresar más del doble y la aplicación del impuesto sólo afectaba a un 6% de la población.

También CiU puso el grito en el cielo cuando, en su día, el gobierno socialista estudió la posibilidad de imponer una tasa turística siguiendo el modelo de Baleares. La tasa fue atacada por tierra, mar y aire por Mas y Trias. Hoy, la tasa turística está contemplada en los presupuestos del Gobierno de CiU. El sector se siente traicionado por su aliado tradicional. Acusan a Mas de colarla por la puerta de atrás. Decepción es el calificativo más oído.

Con este panorama, no será de extrañar que el invierno en Cataluña sea un invierno caliente. Si en el Parlament, Mas goza de una cierta estabilidad porque el PP será su soporte –aunque cada vez sean más las voces populares que exigen un precio por este apoyo- o en su defecto la mansa ERC, en la calle la indignación está subiendo decibelios a la velocidad de los neutrinos.

Toni Bolaño es periodista y analista político