En los años 80, cuando apenas existía conciencia ambiental en España, Cabañeros estuvo a punto de convertirse en un gran campo de tiro. En 1982, el Ministerio de Defensa adquirió la finca con la intención de trasladar allí las prácticas de bombardeo que se realizaban en Las Bárdenas Reales, en Navarra. La operación se presentó oficialmente en 1983: un polígono militar para el Ejército, con posibilidad de uso por fuerzas de la OTAN, en pleno corazón de los Montes de Toledo.
La respuesta ciudadana fue inmediata. Vecinos de la comarca, asociaciones y ayuntamientos iniciaron una movilización inédita contra un proyecto que habría transformado para siempre uno de los territorios mejor conservados del bosque mediterráneo.
En marzo de 1983 nació el Comité de Defensa de Cabañeros y después la Asociación para la Defensa de Cabañeros. Las protestas se multiplicaron, con miles de personas manifestándose en Ciudad Real y acciones simbólicas dentro de la propia finca. Por primera vez, la defensa del medio ambiente se convirtió en bandera social en esta zona de la España rural.
El movimiento encontró un aliado fundamental en el Gobierno de Castilla-La Mancha. El entonces presidente autonómico, José Bono, asumió un papel decisivo en la oposición al polígono militar. Desde finales de los 80 impulsó la vía jurídica para convertir Cabañeros en espacio natural protegido, fórmula que hacía inviable su uso castrense. En 1987 comenzaron los trámites y en julio de 1988 la Junta declaró el territorio Parque Natural, otorgándole protección autonómica. Era el primer paso para blindarlo frente al proyecto de Defensa.
Paralelamente, investigadores y ecologistas insistían en el valor ecológico que se estaba poniendo en riesgo. Cabañeros albergaba por entonces la segunda mayor colonia de buitre negro de España y uno de los paisajes mediterráneos más intactos del país.
El consenso social, político y científico terminó por arrinconar la propuesta militar. En 1995, las Cortes Generales aprobaron por unanimidad la Ley 33/1995, que declaraba el Parque Nacional de Cabañeros. Aquella unanimidad fue la culminación de más de una década de lucha cívica e institucional.
Un refugio del bosque mediterráneo
Treinta años después, Cabañeros se ha consolidado como uno de los mejores exponentes del bosque y matorral mediterráneo en Europa. Formado por casi 41.000 hectáreas entre Toledo y Ciudad Real, combina sierras, dehesas y las famosas rañas, llanuras que recuerdan a una sabana ibérica. De hecho, muchos lo conocen como el “Serengueti español”.
En estas rañas habita una de las mayores poblaciones de ciervo ibérico, acompañada de jabalí, corzo y una comunidad faunística que suma más de 45 especies de mamíferos. En la última década, incluso el lince ibérico, especie en peligro, ha vuelto a aparecer en el entorno gracias a los programas de reintroducción en los Montes de Toledo.
La avifauna es uno de los tesoros del parque. Cerca de 200 especies de aves sobrevuelan Cabañeros, con presencia de buitre negro, águila imperial ibérica, águila real y cigüeña negra. Su importancia ornitológica justificó su integración en la Red Natura 2000 como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA).
En cuanto a flora, se han catalogado más de 1.000 especies de plantas vasculares, desde encinares y alcornocales hasta jarales y brezales. La riqueza botánica y la estructura del paisaje lo convierten en un auténtico santuario del monte mediterráneo, un ecosistema cada vez más amenazado por el cambio climático.
30 años de conservación y un aniversario simbólico
Con motivo del 30º aniversario, administraciones estatal y autonómica han organizado en noviembre un amplio programa de actividades: charlas científicas, rutas guiadas, talleres de educación ambiental y visitas temáticas para recordar la lucha que impidió su uso militar y para divulgar el trabajo de conservación realizado desde 1995.
El acto central se celebró el 20 de noviembre de 2025 en el Centro de Visitantes de Horcajo de los Montes, con presencia de representantes del Ministerio para la Transición Ecológica, del Organismo Autónomo Parques Nacionales y de la Junta de Castilla-La Mancha.
La consejera de Desarrollo Sostenible, Mercedes Gómez, destacó el papel histórico de la movilización social y la voluntad política que evitaron el campo de tiro, subrayando que Cabañeros es hoy “uno de los tesoros naturales más emblemáticos del país”.
En los últimos años se han impulsado inversiones para mejorar las infraestructuras de uso público, restaurar ecosistemas y adquirir fincas privadas, lo que ha permitido que más del 61% de la superficie del parque sea ya de titularidad pública. Este modelo de cogestión entre Estado y comunidad autónoma se ha consolidado como ejemplo de colaboración institucional.
El aniversario también ha servido para homenajear a quienes fueron clave en su defensa. En abril de 2025, el Ayuntamiento de Alcoba de los Montes inauguró el Paseo de la lucha por Cabañeros, un reconocimiento a vecinos, alcaldes y ecologistas que se opusieron al proyecto militar en los años 80.
Cabañeros afronta ahora retos como la adaptación al cambio climático y la necesidad de seguir compatibilizando conservación, desarrollo rural y turismo sostenible. Tres décadas después de su declaración, el parque que un día estuvo a punto de convertirse en campo de tiro es hoy un símbolo de resistencia social y un referente de biodiversidad mediterránea.