Las prioridades de las instituciones, los debates parlamentarios e incluso la agenda mediática hace meses que están marcadas por un único tema: la pandemia del coronavirus. Y no es de extrañar. Esta emergencia sanitaria sigue sin cesar y poniendo contra las cuerdas al sistema de salud público y a la economía del país. No obstante, la vida sigue y hay muchas realidades que combatir y que atender. Problemas, que antes del estallido de la pandemia, gozaban de una mayor visibilidad como por ejemplo, los casos de violencia machista y desapariciones de chicas jóvenes.

Si algo quedó constatado es que el confinamiento fue un infierno para las víctimas de esta lacra, las cuales tuvieron que estar encerradas con sus maltratadores. Pero, ¿y qué hay de los casos que ocurrieron en el 2019 y siguen sin resolverse? ¿cómo les ha podido afectar la pandemia a su investigación? ¿por qué ya no se habla de ellos?  “Obviamente, el no recuerdo informativo del caso, con la intensidad que antes tenía no es que decepcione a la familia, sobre todo a la madre, sino que la entristece al poder creer en algún momento que el caso pueda quedar olvidado”, explica Mariano Navarro, psicólogo y portavoz de Marisol Buron, madre de Marta Calvo, a ElPlural.com.

Esta joven de 26 años natural de Estivella (Valencia) desapareció la madrugada del 7 de noviembre en otra localidad valenciana, Manuel. Detrás de esta desaparición, había una historia cruel que un mes (el 6 de diciembre) después salió a la luz, cuando su presunto asesino, Jorge Ignacio P. J., se entregó voluntariamente a la Guardia Civil y confesó que tras mantener relaciones con la chica, la había matado “accidentalmente” y que, por miedo a ser descubierto la descuartizó y esparció sus restos entre contenedores.

Más de ocho meses después, la Guardia Civil sigue buscando el cuerpo de la joven sin éxito y su presunto asesino continua en prisión preventiva. En todo este período de tiempo, surgió un nuevo obstáculo con el que no contaban: el confinamiento por el coronavirus. Esto, afortunadamente, no interfirió en la investigación tal y como indica Navarro: “La búsqueda no ha cesado durante todo este tiempo. Los únicos motivos por los cuales ha podido paralizarse durante algunos días, han estado justificados por causas climatológicas”. Sin embargo, el psicólogo remarca que “el resultado infructuoso de la búsqueda” durante tanto tiempo está teniendo “un impacto psicológico” en la familia generándoles “un dolor crónico”.

El eje principal de la investigación

Hasta ahora, gran parte de la investigación de la Guardia Civil se ha centrado en la búsqueda de los restos de la víctima en el vertedero de Dos Aguas (Valencia), lugar donde podía estar según las explicaciones que dio el autor confeso el día que se entregó. Pero el tiempo de búsqueda en esa zona se va acabando, tal y como publicó hace un par de días el periódico el Levante-EMV, sin hallazgos significativos, algo que no sorprende a la familia. “La finalización de la búsqueda sin éxito del cuerpo de Marta en el vertedero, no confirma más que las sospechas que desde el principio la familia ha tenido. Se confirmará que el asesino ha estado mintiendo todo este tiempo para exculpar su responsabilidad como agente causal de su muerte y desaparición”, indica el portavoz de la madre de Marta Calvo.

El problema de no encontrar el cuerpo de la víctima

La no aparición del cuerpo de la víctima puede de alguna manera beneficiar al asesino confeso. Según explica la fiscal experta en violencia de género, Susana Gisbert, el cadáver “es un libro donde se dejan las señales del crimen cometido” y que, por tanto sin “ese libro” hay que encontrar otras pruebas que acrediten los delitos. Aún así, Gisbert sostiene que la no aparición del cuerpo “no impide para nada” la condena al presunto asesino. De hecho, recuerda que Código Penal ya en su día introdujo un artículo en el cual “hacía responder a quien hubiera hecho desaparecer a una persona si no diera cuenta de su paradero”. 

Este modus operandi no es nada nuevo en España. Ya ocurrió con el caso de Marta del Castillo que, diez años después de su desaparición sus autores -que sí fueron condenados- continúan negándose a decir donde yace el cuerpo de la joven. Por tanto, a nivel judicial es más difícil investigar un caso sin cuerpo, tal y como indica Gisbert, pero no es garantía de que el presunto asesino lo vaya a tener más fácil.

El problema de la no aparición del cuerpo va más allá. A nivel psicológico, supone un golpe muy duro para los familiares puesto que no pueden despedirse de la víctima. “Las familias que viven una experiencia tan traumática como esta, atraviesan diferentes estados en su proceso, negación, rabia, incredulidad, depresión...; entiendo que no pueden elaborar un duelo normal puesto que no hay cuerpo. Por esta razón el duelo no se puede realizar de forma convencional porque la ausencia del cuerpo lo impide y lleva a un duelo imposible”, lamenta el psicólogo Navarro.

De hecho, la propia madre de Marta Calvo hizo pública una carta el pasado 15 de junio pidiendo que se le aplique la prisión máxima a Jorge Ignacio P.J, “con o sin cuerpo”. “Marta desaparece un 7 de noviembre de 2019. Salió con total confianza a pasar unos días con una persona que había conocido, sin miedo, con libertad, y a continuar con su vida. Pero no. No fue así, ese individuo se tomó la libertad de decidir que Marta ya había vivido bastante. ¿Y ahora? Su derecho a no declarar es el que nos lleva a que a día de hoy Marta no esté con nosotros”, escribió Buron.

El perfil del presunto asesino

Los esfuerzos de la familia de Marta también se han centrado en estos últimos meses en conseguir que un único juzgado se encargue de investigar a su presunto asesino, J.P., puesto que también está acusado de siete agresiones sexuales y de tres homicidios a otras mujeres. Finalmente, la demanda de los abogados de la familia de Marta ha sido aceptada con lo que la investigación queda en manos de una fiscal especializada en violencia de género y un único juez, del juzgado de Instrucción número 20 de Valencia.

“Entendimos que agrupar todas las causas en una iba a favorecer el procedimiento puesto que todas ellas giran alrededor del mismo criminal. Y por otro lado, se trata de una decisión centrada en reducir la revictimización de las otras chicas afectadas, evitando la doble exposición como testigos a una situación altamente traumática para todas ellas”, afirma Navarro.

Sin rastro de Wafaa Sebbah

Diez días después del caso Marta Calvo, y a 9,4 km del pueblo donde estuvo por última vez, ocurrió otra tragedia. De nuevo, se produjo la desaparición de otra chica joven: Wafaa Sebbah. Era un 17 de noviembre y hacía poco que Sebbah se había ido a vivir al municipio de Carcaixent (Valencia),  con un conocido. Supuestamente ese día salió de su casa para ir a visitar a una amiga, pero ya nunca se supo nada más de Sebbah. Esa es la tesis que se hizo pública en aquel momento. Ahora, 240 días después este caso sigue siendo una completa incógnita. En un primer momento, las autoridades pensaban que este caso estaba relacionado con el de Calvo y que quizás su presunto asesino tenía algo que ver, pero pronto se descartó esta hipótesis. La última novedades que se han conocido es que alguien borró algunas fotos de las redes sociales de la joven.

Para conocer un poco más a fondo sobre este caso, El Plural se cita con la madre de Wafaa, Soraya en su casa ubicada en la localidad de La Pobla Llarga (Valencia). Ha pasado mucho tiempo desde que viera por última vez a su hija. Sigue sin saber absolutamente nada de lo que ocurrió y eso la mata por dentro. Tampoco le ayudan determinados artículos de la prensa en los cuales se miente y se especula sobre la vida de su hija. “Eso no está bien. Ni siquiera me llaman para corroborar la información. Esos artículos hacen daño a mi hija, a mí, y a mis otros dos hijos”, lamenta. Pese a todo, decide conceder esta entrevista. “La Guardia Civil me dice que están trabajando. Eso es lo único que sé. No quieren decirme más. Yo entiendo que lo del coronavirus era algo superior. He estado callada. Pero, ahora necesito que se muevan más para que encuentren a mi hija porque y si el coronavirus dura más de un año, qué? ”, pide Soraya

Lo único que tiene claro Soraya es que para nada fue una desaparición voluntaria, tal y como en un primer momento se especuló. “Mi hija no es así. Yo sabía des del primer momento al 100% que no era voluntaria. Aunque se hubiera ido a otro país, lo primero que habría hecho es avisarme. Ella quiere mucho a su familia”, lamenta.

Los 30 minutos de conversación con Soraya son suficientes para comprobar que la valentía y la fortaleza forman parte de ella. Cuenta todo lo que luchó en el pasado para conseguir papeles (nació en Algeria y después se trasladó a España), trabajo, cuidar a sus hijos (tiene otros dos hijos más): “Ahora todo eso no lo valoro porque no está aquí conmigo mi vida. Mi hija. Este golpe ha sido muy duro”, indica. En estos meses de miedos y preocupación, uno de sus mayores apoyos ha sido el pueblo donde vive. Explica que los Servicios Sociales se han volcado con ella y le han ayudado en todo momento: “Este pequeño pueblo es mi segunda familia” dice con una media sonrisa.

Asimismo, el día 17 de cada mes el ayuntamiento organiza un acto para recordar a la joven Wafaa esperando que esa sea la última concentración tal y como cuenta la alcaldesa del municipio, Neus Garrigues. La edil recuerda que, recibir la noticia de la desaparición de Wafaa fue “muy impactante”. “Al ser un pueblo pequeño, lo notas más. Nosotros lo que hicimos des del primer momento fue ponernos en contacto con Soraya para darle toda nuestra ayuda. Es lo mínimo que podemos hacer como administración. Ojalá Wafaa aparezca pronto”, espera Garrigues.