No todo es oro lo que reluce, ni tampoco los premios son tan grandes como uno cree o le hacen creer. El miércoles, la presidenta de la Comunidad de Madrid, acudió a la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense para ser distinguida como académica de honor de la Academia Médico-Quirúrgica Española. Un hecho del que presumir y así lo hizo la baronesa conservadora tras recibirlo, máxime cuando una entidad vinculada con la Sanidad condecora a la líder de una región que encabeza la lista de autonomías que menos invierten en la materia. He ahí donde aflora una ligera sospecha sobre tal distinción, máxime cuando el premio tiene vínculos con Asisa, cuyo consejero, Luis Ortiz, se declaró como su fiel seguidor hace esacasas semanas. 

"Gracias a la Academia Médico-Quirúrgica de España por nombrarme académica de honor. Es un orgullo representar a la Comunidad de Madrid, la región de todos, cuyo sistema sanitario es uno de los mejores del mundo". Con estas palabras agradecía la presidenta regional la concesión del galardón a través de sus redes sociales. Una distinción que está estrechamente vinculada con el mundo de lo privado, pues la organización que lo concede tiene un fino hilo de colaboración con la aseguradora Asisa. 

Para empezar, su presidente, Luis Ortiz, que a su vez es consejero de la empresa privada en cuestión. Pero, por otro lado, queda la mácula de filiación ideológica de tal alto cargo. Y es que no hace ni un mes el dirigente de Asisa y máximo responsable de la Academia Médico-Quirúrgica, le declaró en público su admiración a la presidenta regional durante un desayuno informativo. No dudó en tomar la palabra para loar las políticas de la Comunidad de Madrid. "A mí esta mujer me encanta, no puedo ser objetivo", se arrancó en medio del acto el empresario. 

"Me encanta porque cuando habla yo la entiendo, cosa que no siempre en política ocurre. Y además, tiene algo especial, que llamamos carisma", aseguró entonces Ortiz, que acto seguido le manifestó su intención de rematar su intervención con "una canción horrible". Con ello se refería al "No cambie" de Tamara, ya que su estribillo "define todo lo que quería decir". "No cambies, no cambies, no cambies", canturreó el empresario, cerrando el capítulo a un episodio de cierto bochorno para sorpresa de todos los asistentes al desayuno informativo. Aun con todo, remató su momento de gloria pública con una definición algo más completa: "La veo como una mujer normal, que vive con su pareja en su casa, se paga sus viajes, sus vacaciones, sus comidas... Que yo sepa no tiene amigos ni familiares enchufados en puestos especiales...". 

De premio, un escrache

La procedencia del galardón no fue el único aspecto que enturbió lo que parecía un buen día para la presidenta, pues un grupo de estudiantes protestó el martes por la tarde durante el acto. Al finalizar la ceremonia, mientras la presidenta se hacía fotos con los asistentes, los manifestantes desplegaron una pancarta y corearon consignas en apoyo a la manifestación del 23 de febrero en defensa de la educación pública. Una marcha que se opone a la nueva ley de universidades del PP madrileño, que busca sancionar aquellos escraches que interrumpan las clases. Al margen de la escasa inversión en universidades públicas de su Ejecutivo, pese a insistir en el "orgullo" que le produce haber sido parte de la Complutense. 

Y es que, en los últimos meses, los seis rectores de las universidades públicas madrileñas han criticado la insuficiencia de la financiación educativa, lo que presionó al Gobierno regional a aumentar los fondos en 47,3 millones de euros para 2025. Esta protesta se suma a un contexto de tensión por las políticas educativas del Ejecutivo regional.

Durante la intervención de los manifestantes, uno de los estudiantes tomó la palabra para criticar directamente a la presidenta y sus políticas: “Señora Ayuso, queremos decirle claramente lo que está haciendo usted y su Gobierno con la educación pública y la universidad pública”. El estudiante también denunció que “Madrid es la comunidad autónoma que menos invierte en educación y universidad públicas” y anunció la movilización del 23 de febrero, en la que participará toda la comunidad educativa para protestar contra las políticas “privatizadoras” y la nueva ley de universidades.

La seguridad del evento escoltó al estudiante fuera del lugar tras los gritos de “¡Ayuso, escucha, la uni está en lucha!”. La norma mencionada por los manifestantes, explicada por el consejero Emilio Viciana el verano pasado, propone sancionar los escraches a políticos y las movilizaciones que interrumpan clases, aunque aún no ha sido aprobada.

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