Valladolid se ha convertido este viernes en el epicentro de la política nacional. Especial interés suscitaba el mitin de cierre de campaña del PP, que, al igual que el resto de los grandes partidos, ha decidido escoltar a su candidato a la presidencia, Alfonso Fernández Mañueco, con el líder nacional de la estructura, Pablo Casado. Sin embargo, bien por poderío orgánico o por falta de popularidad de quien debería respaldar en vez de ser respaldado, Génova ha decidido difuminar el discurso de cierre electoral de su presidente nacional con la presencia de los dos barones territoriales con más popularidad que tiene entre sus filas: el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, y la aclamada presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, receptora del aplauso mayoritario de un pabellón que tenía clara quién era su favorita.

Con media hora de retraso, en la que se ha apreciado un ambiente festivo más propio de una verbena popular que de un mitin en el que los resultados pueden depender de un puñado de votos, aparecían los cuatro protagonistas de la cita tendiendo la mano a todos los afiliados presentes mientras la presentadora del espectáculo (“bienvenidos a la fiesta del PP”) recitaba cual speaker deportiva el nombre de los recién llegados. El resto, como siempre, queda para el análisis no verbal y el debate de quién ha cosechado más apoyos. Con todos ustedes, Isabel Díaz Ayuso.

No ha sido ella la primera presidenta regional que ha tenido la palabra. En vídeo, algo a lo que nos hemos acostumbrado desde la llegada de la pandemia, aparecía Fernando López Miras, presidente de la Región de Murcia, quien arremetía contra la ministra Teresa Ribera por fijarle una reunión para hablar del Mar Menor el día del cierre electoral. Tras esta curiosa anécdota sobre sus prioridades, López Miras se limitaba a señalar la trayectoria del PP en la región, al tiempo que convertía la elección del domingo en una cuestión de Estado: “Estas elecciones son una magnífica oportunidad para apartar a la gente sin palabra. Cualquier voto que no sea para el PP, será para Sánchez”.

Menos reflexivo se ha mostrado su homólogo en Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, quien dependiendo del resultado del 13-F podría decidirse a adelantar las elecciones, tal y como reclama Génova: “Vamos a ganar. El domingo te llamaré para felicitarte [a Mañueco], tanto a ti como a todos los afiliados del PP”.

Ayuso y Feijóo, “socialismo o libertad” frente a “experiencia o lío”

Pese a que todo el mundo la esperaba, e incluso la recibía a gritos de “presidenta, presidenta” que iban dirigidos a la yugular de un Pablo Casado que suspiraba viendo que el monstruo lo tiene en casa, el discurso de Isabel Díaz Ayuso ha ido desanimando a los presentes poco a poco. “Me han dicho que hablase 15 minutos, pero yo lo resumiré en 15 puntos que he escrito con todo el cariño”, reconocía.

Entre los puntos a los que ha dedicado su lectura, la presidenta de la Comunidad de Madrid ha recordado algunas de las promesas clave de su campaña, tales como la libertad de elección en la educación o los impuestos bajos. “Somos el partido que con alegría y mucho trabajo une al centroderecha, la casa común de liberales y cristianos. Somos el partido del pueblo, de las ciudades y los barrios, de la discapacidad, de la familia, del autónomo y del empleado que pelea por su trabajo y la empresa. Somos el partido que admira el éxito como meta a alcanzar. La mayoría se alcanza cuando se tiene razón y se lucha por ella”, ha añadido.

“Sánchez miente y las urnas están para decir que no nos gustan los mentirosos. Nos negamos a que terroristas y nacionalistas secuestren España por la puerta de atrás”, ha proseguido, fiel a su estilo de convertir cada campaña en una lucha cuerpo a cuerpo con el Gobierno nacional. “En resumen, pido el voto para Alfonso por cinco razones: Castilla y León, la Constitución, España, las instituciones y una pregunta que debemos hacernos siempre: ¿cómo queréis vivir? Este domingo la respuesta es doble: socialismo o libertad”, ha sentenciado.

Finalizada la intervención de Ayuso ha sido el turno de Feijóo, quien no ha tardado en dejar patente que su mensaje se basaría en los problemas de la región, en la experiencia de Alfonso Fernández Mañueco, en la trayectoria del PP y en las bondades de que nada cambie: “Este es el partido de Castilla y León. Desde Madrid a Galicia, hoy estamos todos aquí porque tenemos un proyecto para todas las comunidades autónomas y para todos los españoles. En 2009 nadie le daba la mayoría absoluta al PP en Galicia, y hoy estoy aquí para recordaros que sí que es posible. He venido aquí para decir sin rodeos que, después de correr 1.000 kilómetros, vengo a pedir el voto para un candidato, para un equipo y para un proyecto”.

Además, ha tenido tiempo para arremeter contra el PSOE (“los que no quieren que gobierne el PP”), contra Ciudadanos (“los que hace dos días gobernaban con el PP y ahora lo critican”), contra Vox (“quienes quieren que gobierne el PP pero piden no votar al PP”) y contra el sinfín de plataformas minoritarias con opciones de obtener representación el domingo: “Si el principal argumento es criticarnos, la cosa pinta bien. Yo creo que sí”.

Casado, entre Castilla y León y el recuerdo de ETA

Finalmente ha sido el presidente del PP y líder de la oposición, Pablo Casado, quien ha tomado la palabra: “Ya está bien de fake news, Mañueco no va a perder, el que lo va a hacer es Pedro Sánchez”, ha indicado, prosiguiendo con un defensa a ultranza del legado histórico de Castilla y León. ”Mal que le pese a Zapatero que cobra dinero de Venezuela, aquí está la cuna del español. Mal que le pese a Meritxell Batet, Castilla y León es la cuna del parlamentarismo. Y mal que le pese al Gobierno y su partidista reparto de los fondos europeos, esta es la cuna del municipalismo”, ha sostenido.

Poco después, ha recordado algunos de los problemas estructurales que persiguen a los castellanos y leoneses, al tiempo que criticaba que la administración central se centre en cuestiones macroeconómicas y no en las cuestiones del día a día de los ciudadanos que saldrán a votar el domingo: “¿Por qué dice Mañueco que el Gobierno maltrata a Castilla y León? Porque no puede aguantar a quienes se ríen de las ovejas, las vacas y los lobos. Ya está bien de que vengan los urbanitas progresistas a reírse de la gente. ¡Qué les dejen en paz! Si no apuestas por la caza, por la agricultura, por la tauromaquia, por el agua, ¿qué hablan de despoblación? Esto es lo que ataca Sánchez. No hay una alternativa a Pedro Sánchez que no sea el PP”.

Sin embargo, y como momento final de una intervención que hasta el momento había profundizado en cuestiones locales, Casado ha vuelto a recurrir a la bala de ETA, personalizada en un diputado de Burgos víctima de uno de sus asesinatos: “El Gobierno está pactando con los asesinos de la libertad. Kubati asesinó a 13 inocentes, pero esta alimaña que ahora se mensajea con los altos cargos del Ministerio del Interior para que Sánchez siga en La Moncloa nos tocó muy de cerca. Este sinvergüenza asesinó a Ignacio, un joven guardia civil que se encontró con una bomba trampa. A Ignacio ETA le había matado a su padre, y su hermano es diputado por Burgos. Le pido que venga aquí. Esto es el PP, y no Bildu, ni Otegi ni Kubati”, ha sentenciado.

Para terminar, el gran protagonista, el que viene de advertir que es él quien se la juega y no Pablo Casado, ha expresado “que por encima del PP está Castilla y León”. Una frase que refleja muy bien el cambio en el tono que ha experimentado Alfonso Fernández Mañueco a lo largo de la campaña. Si bien arrancó con la misma estrategia que plasmaba Génova, imitando a Ayuso y centrándose en atacar a Sánchez, los problemas en las encuestas le obligaron a centrarse en cuestiones locales: “Viva el PP, viva Castilla y León y viva España”, ha sentenciado, dando paso a los acordes del himno popular y del nacional, que, finalizados, devolvían el escenario al punto de partida: pop a todo volumen, banderas ondeando y bailes para celebrar quién sabe si la victoria en las urnas o el final de una campaña que se ha ido atragantando por días.